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Ecuador elige a un nuevo presidente ante un inminente colapso económico a la sombra de la pandemia

  • Más de 13 millones de ecuatorianos eligen este domingo al sustituto de Lenín Moreno, entre 15 candidatos y una candidata
  • Entre los favoritos: el correísta Andrés Arauz, el conservador Guillermo Lasso y el representante indígena Yaku Pérez

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Elecciones presidenciales en Ecuador marcadas por la pandemia y la recesión económica

Más de 13 millones de ecuatorianos están llamados este domingo a las urnas, 410.000 de los cuales residen en el exterior, para elegir entre 16 binomios a su presidente y vicepresidente, además de 137 miembros de la Asamblea Nacional y cinco representantes del Parlamento Andino.

El jueves se inició la primera jornada de votación adelantada para 8.300 privados de libertad, y el viernes prosiguió el sufragio bajo la modalidad de Voto en Casa para mayores de 50 años y personas con discapacidad física del 75 %. Este domingo ya han abierto los comicios en el país.

En Ecuador también pueden votar 22.429 extranjeros con residencia legal, y para los ecuatorianos que residen en el exterior se instalarán 936 mesas de votación en tres circunscripciones: América Latina, África y el Caribe; Europa, Asia y Oceanía; y Estados Unidos y Canadá, donde se elegirá a seis representantes.

Ecuador es la primera nación latinoamericana que acude a las urnas este 2021, en plena pandemia de coronavirus, y ante el desafío de garantizar la modalidad presencial, al ser el voto obligatorio para los residentes en el país entre 18 y los 65 años, y facultativo entre los 16 y los 18, y mayores de 65 años.

Ecuador elige nuevo presidente con la obligación de votar para todos los ciudadanos a pesar del coronavirus

Los candidatos y la corrupción

Este domingo, los ecuatorianos tienen que optar por uno de los dieciséis candidatos para suceder a Lenín Moreno que se presentan a la contienda, entre los que se encuentran el protegido de Rafael Correa, Andrés Arauz, el conservador Guillermo Lasso y el representante indígena Yaku Pérez.

En caso de que ninguno se haga con más del 40% de los votos con una ventaja de 10 puntos porcentuales, el 11 de abril los candidatos irán a una segunda vuelta.

Andrés Arauz, que parte como favorito y es además el candidato más joven de todos, ha garantizado que devolverá al país a la senda del correísmo y pondrá punto y final a las "políticas neoliberales" de Moreno. Crítico con el préstamo del FMI, busca revertir los recortes del anterior Gobierno y ha prometido dar ayudas a las madres ecuatorianas. Todo esto podría granjearle la victoria, siempre y cuando consiga que la condena de Correa por corrupción no recaiga sobre sus hombros.

Una imagen del candidato a la presidencia de Ecuador Andrés Arauz.

Por detrás de él en las encuestas se encuentra Guillermo Lasso, que busca por tercera vez lograr la Presidencia. Su idea es lograr el voto de las élites empresariales, los conservadores y los votantes de centro-derecha con la promesa, además, de crear 1 millón de empleos e impulsar un sistema sanitario universal en plena pandemia. Para Lasso el correísmo es cosa del pasado, un "fracaso que incluye corrupción en todos sus niveles". Durante la campaña ha tratado de atraer el voto de los detractores de Correa frente a un candidato que cuenta con menos popularidad que Moreno cuando se presentó a los comicios en 2017.

Una imagen del candidato a la presidencia de Ecuador Guillermo Lasso.

La candidatura de Yaku Pérez, por otra parte, representa el punto medio entre ambos: busca hacer frente al correísmo y a la derecha ecuatoriana. El indígena y activista medioambiental, que ganó notoriedad en 2019 en el marco de las protestas contra el Gobierno, tratará de hacerse con el nicho de votos que representan los electores de izquierda contrarios a Correa y su legado político.

El candidato a la presidencia de Ecuador Yaku Pérez montando en su bicicleta.

La difícil herencia económica del próximo presidente

El ganador de los comicios de este domingo heredará una economía en crisis debido a la pandemia del coronavirus y a una deuda nacional atada, entre otros, a un pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuyo futuro dependerá del próximo presidente.

Con un decrecimiento de la economía de entre un 7 y un 9 por ciento, y una inflación negativa (deflación) del 1,5 por ciento al cerrar 2020, la economía ecuatoriana vive desde 2018 una de sus peores crisis, reforzada por el impacto de la pandemia del coronavirus, que está pasando una factura abultada al erario nacional. Además, con una deuda pública agregada que supera los 60.000 millones de dólares, que hipotecará dentro de un año una parte consistente del presupuesto nacional.

Carteles electorales en una calle de Quito.

La deuda, arrastrada de anteriores gobiernos y acrecentada en los últimos años, se ha visto agravada por la pandemia, que ha tenido consecuencias sociales graves a efectos de empleo y pobreza.

El empleo es otro marasmo que deberá encarar el próximo gobernante, pues el pleno empleo ha bajado a menos del 33 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), una de las cifras más bajas de los últimos 30 años en el país.