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La Escuela de Circo de Torrelavega sigue caminando sobre la cuerda floja del virus

  • Los alumnos lo demandan porque más allá del aprendizaje físico, ayuda a gestionar la frustración, los miedos o la superación

Los cursos monográficos eran de veinte alumnos, ahora son solo doce, para respetar la distancia de seguridad

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La Escuela Municipoal de Circo de Torrelavega mantiene sus cursos

La Escuela Municipal de Circo de Torrelavega sigue funcionando a pesar del COVID. Tras una importante adaptación a las circunstancias ha logrado mantener diez cursos regulares y sus monográficos intensivos los fines de semana. Asistimos al monográfico de Técnicas Aéreas. Doce alumnos, divididos en dos grupos de seis, uno con cada profesora. No pueden hacer trabajo conjunto y, ellos mismos, desinfectan, cada vez lo que tocan.

Poder continuar ha supuesto un esfuerzo ha sido importante para los gestores. “Requiere más inversión, más tiempo, un cambio en la metodología, también” explica Elena Umlauff, una de las responsables. “Normalmente los alumnos se tocarían, se ayudarían…y en este caso no trabajan nunca en pareja, ni juntos, para poder seguir los protocolos Covid” .

Hay alumnos de edades diversas. Cloe tiene 13 años. Hace cuatro que es alumna de la Escuela, pero este curso su madre no la ha dejado matricularse, solo en este monográfico de fin de semana, “porque me encantan los aéreos” nos dice mientras hace abdominales sobre una colchoneta. También los perfiles son diversos. Elena es arquitecta, acaba de empezar a trabajar y conoció el mundo del circo en Madrid con unos amigos, y ahora “es mi pasión, me apunto en todos los cursos que puedo”.

Además de potenciar el aspecto físico, se entrena la gestión de emociones, como la frustración

Coincide con Candela en que además de ponerte fuerte y de lo que aporta a nivel físico en la Escuela de Circo se entrena la gestión de las emociones. Sobre todo la frustración, dice Candela, “cuando algo no te sale no hay más que repetir una y otra vez”. “Sí. Yo de pequeña era muy miedosa y tenía mucho vértigo, ahora no. Conozco bien mi cuerpo –afirma Elena- y me subo ahí arriba las veces que haga falta”, dice señalando un trapecio que cuelga del techo, “hacer acrobacias es mi hobbie”.

El virus nos ha obligado a todos a caminar en la cuerda floja pero en esta Escuela de Circo tienen bien dominada la técnica.