Polonia insta a dos historiadores a disculparse por denunciar la complicidad de un alcalde polaco con los nazis
- Escribieron un libro en 2018 en el que apuntaban a la complicidad del regidor con los nazis
- La sentencia amenaza con frenar la investigación histórica
La Justicia polaca ha instado este martes a dos historiadores a disculparse por haber apuntado en un libro a una presunta complicidad por parte de un alcalde local de la Polonia ocupada con el régimen nazi. El tribunal de distrito de Varsovia ha rechazado, en cambio, la demanda de indemnización que exigía una descendiente de ese cargo local, que consideraba que se había difamado su memoria.
La sentencia no es en firme y los historiadores recurrirán en su contra, según ha anunciado su abogada, Monika Brzozowska-Pasieka, al comunicar la decisión de esa corte. Y es que la sentencia puede frenar en seco la investigación histórica, que es en realidad la intención del Gobierno del país.
El proceso sobre los dos historiadores, Barbara Engelking y Jan Grabowski, había generado en una fuerte controversia tanto en el propio país como en Israel. El Museo de la Historia del Holocausto en Jerusalén (Yad Vashem) ha intercedido hace unos días a favor de los historiadores y ha alertado contra cualquier intento de intimidación a quienes investigan los crímenes nazis.
El origen del litigio es un libro, publicado en 2018, bajo el título Dalej jest noc, La noche sin fin en castellano. En él se aborda el programa de exterminio nazi en la provincia polaca, bajo la ocupación alemana. La demanda partió de una sobrina de un antiguo alcalde de distrito, Edward Malinowski, quien consideraba difamada la memoria de su tío. Los autores del libro apuntaban a una complicidad de ese cargo local polaco en la muerte de 22 judíos, que se ocultaban en un bosque y que acabaron entregados a los nazis.
En el libro se relata que el administrador polaco fue exonerado de culpabilidad en un proceso durante la postguerra gracias a una declaración falsa de una testigo judía. La demandante, quien reclamaba una indemnización de 100.000 zlotis, unos 27.000 euros, y una disculpa pública, ha alegado que no había pruebas documentales de un trato de favor hacia el procesado.
Una fundación ultranacionalista detrás de la demanda
La demanda estaba respaldada por una fundación polaca denominada "Reduta", de carácter ultranacionalista, que dice luchar por el buen nombre de Polonia y contra toda sospecha de complicidad con el régimen nazi. Una de las historiadoras, Engelking, ha declarado en una conferencia de prensa tras darse a conocer el fallo que no se siente "culpable", que el caso es "bastante complicado" y que la petición de disculpas dirigida contra los historiadores no se justifica por los hechos que se conocen.
Ha admitido que, en relación con los sucesos ocurridos durante el Holocausto, "no hay situaciones blancas o negras, la mayoría de ellas son ambiguas, difíciles de valorar, complicadas", y se refirió a una dimensión "política" en el proceso, tras la que está "oculta una interpretación propia de la historia polaca".
Desde distintos estamentos científicos, polacos o extranjeros, se ha alertado contra intentos de intimidación a los historiadores durante el desarrollo del proceso. Polonia ha articulado en los últimos años una serie de medidas impulsadas por el ultraconservador partido gubernamental, Ley y Justicia (PiS), contra formulaciones, inclusive involuntarias, que apuntan a una complicidad con la ocupación nazi.
Con ese objetivo se aprobó en 2018 una ley destinada a impedir que los medios de comunicación, especialmente los extranjeros donde se suele incurrir en ese tipo de errores, se refieran a los antiguos campos de exterminio o concentración de su territorio como "polacos".
Esa ley, que levantó en su momento las críticas de Israel, tipifica como delito el uso de la expresión "campos de concentración polacos" y contempla multas y penas de hasta tres años de cárcel. Solo en Auschwitz, el mayor de los campos de exterminio nazis construido por el Tercer Reich en la Polonia ocupada, se estima que murieron asesinados 1,2 millones de presos, en su mayoría judíos.