El lobo ibérico: una especie ¿protegida?
- Asociaciones ecologistas y conservacionistas reclaman el blindaje total del animal en España
- La ganadería teme que un aumento de los grupos incremente los ataques del cánido en el entorno rural
El aullido del lobo ibérico ha sido durante siglos el himno de la montaña. Un sonido capaz de encandilar y estremecer a partes iguales, en una dualidad soportada fuertemente por el ancestral miedo al animal y a su rol de superdepredador.
La coexistencia con el humano siempre ha sido difícil. En España, su suerte le ha llevado a moverse en el fino alambre de la desaparición, aunque su futuro hoy parece estar asegurado con la próxima inclusión de esta subespecie de lobo endémica de la península ibérica en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE). Una medida con la que el Gobierno pondrá fin a su caza en todo el país, dejando sin efecto la vía que aún permite su cacería controlada al norte del río Duero. La decisión, que no termina de convencer a las partes intervinientes, ha avivado, eso sí, la llama de la disputa entre conservacionistas y el mundo rural que considera que ahora será la ganadería la que se encuentre en peligro de extinción.
Un primer paso importante, pero insuficiente
Pese a no ser una consulta vinculante, la votación en la Comisión Estatal de Patrimonio Natural del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico del pasado 4 de febrero marca un importante punto de inflexión para ecologistas y conservacionistas que, con carácter general, aplauden la medida, aunque exigen más movimientos para blindar al lobo ibérico en España.
"Esta noticia era necesaria, pero no es suficiente", asegura para RTVE.es el portavoz de la Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL), Ignacio Martínez. Para su organización, promotora en 2019 de la iniciativa que ahora recoge en parte el Gobierno, la inclusión en la lista "es una estrategia política con la que el ministerio pretende quitarse el problema de encima evitando la catalogación del animal", destaca.
“Nosotros pedíamos la necesaria inclusión en el 'Catálogo'“
Este pequeño matiz, subrayan, no es para nada menor: "El 'Listado' solo obliga a una protección preventiva y únicamente las especies que aparecen en el 'Catálogo' tienen una protección activa", sentencia Martínez. Según el Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas, la aparición en dicho 'Listado' implica, entre otras, la "indicación de la evaluación periódica de su estado de conservación", tal y como reza la norma. Sin embargo, el registro en el 'Catálogo' supone unas mayores garantías, ya que además de todo lo recogido en el 'Listado', incluye una primera clasificación según la categoría de la amenaza (vulnerable o en peligro de extinción) y medidas que van desde la "información sobre los sistemas de control de capturas, recolección y toma de muestras y las estadísticas sobre muertes accidentales que remitan las comunidades autónomas y ciudades con estatuto de autonomía o el propio MARM" a "referencia a las estrategias y a los planes de conservación y recuperación" publicadas por las distintas administraciones.
"La Directiva Hábitats de la UE y el Convenio de Berna ya protegían al lobo en nuestro país, nosotros pedíamos la necesaria inclusión en el 'Catálogo'", afirma Martínez. ASCEL, que mantiene un contencioso administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid contra el ministerio de Transición Ecológica, considera que, en estos momentos, la prioridad sigue siendo avanzar en la protección total del lobo: "Eliminar el distintivo de especie cinegética por el de planes de control y gestión a manos de comunidades autónomas supone, con distinto disfraz, seguir matando al lobo", subrayan desde la asociación.
El polémico peligro de la superpoblación
El aumento de lobos en la península ibérica es una de las cuestiones que han puesto en pie de guerra a las regiones (Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia) en las que el Canis lupus signatus (nombre científico del lobo ibérico) habita mayoritariamente.
Un argumento que para ASCEL, Ecologistas en Acción o la asociación Lobo Marley carece de fundamento. "Al lobo no hay que controlarlo para nada, es un depredador apical y lo que hace es controlar por medio de la selección natural a los ungulados del paisaje. España es el lobo y el lobo es España", nos cuenta el naturalista, divulgador y presidente de Lobo Marley, Luis Miguel Domínguez. Según sus propias palabras, "es incomprensible que se quiera secuestrar a la sociedad española con el mito de que el lobo va a echar a la gente de sus pueblos, científicamente no hay por dónde cogerlo".
Si tomamos como referencia los dos grandes censos nacionales, lo cierto es que la población de lobos apenas ha crecido en un lapso de casi tres décadas en el que ha pasado de 294 grupos (1986-1988) a los 297 (2012-2014). "Nos estamos haciendo trampas jugando al solitario", sentencia Ignacio Martínez de ASCEL, para asegurar que "la coexistencia no consiste en seguir cazando, porque la biodiversidad no se negocia".
"Los datos de los que se disponen demuestran que el lobo no supone un problema. No existe el riesgo de plagas, por lo tanto no es necesario seguir cazándolo. Lo que hay que hacer es gestionar y tomar medidas preventivas que no contemplen la matanza", asevera el coordinador de Ecologistas en Acción, Theo Oberhuber.
Tras los pasos de Félix
La protección del lobo ibérico es una vieja aspiración de grupos ecologistas y asociaciones que destacan la singularidad del cánido y su innegable valor para el patrimonio natural del país. Entre todas las voces cabe destacar, por supuesto, la de Félix Rodríguez de la Fuente. El esfuerzo y tenacidad del naturalista logró alejar al depredador del olvido que supone una extinción prematura. Una labor que acercó a numerosas generaciones de españoles a través de una prolífica carrera en medios de comunicación.
"Félix hizo historia enfrentándose a todos para cambiar la inercia de aquellos años, ahora nos encontramos en un momento histórico igualmente relevante porque es la primera vez que un gobierno escucha y toma cartas en el asunto", señala Domínguez.
"Llevó a cabo una determinante tarea de sensibilización, nos acercó a la vida del lobo y la situación actual es, en cierta medida, el resultado de aquella concienciación", indica Theo Oberhuber.
El gran éxito de Félix fue lograr la Ley de Caza de 1970. Un texto que promovió con firmeza y que eliminaba la etiqueta de alimaña para referirse al lobo, dando paso a su clasificación como especie cinegética. Este cambio resultaría entonces crucial en el avance de los derechos del mamífero, ya que impedía que fuera eliminado en cualquier época del año, sin control y acudiendo a cualquier técnica.
La sostenibilidad del mundo rural, en duda
La mayoría de los ganaderos de extensivo no se opone a la existencia del lobo, aunque no en los términos que se barajan en la actualidad. "Tiene que haber lobo. Ya lo decía Félix Rodríguez de la Fuente, pero con control", afirma Felipe Codesal, ganadero en la cuenca del Duero en Zamora. Este trabajador ha perdido casi 50 ovejas por ataques de lobo en los últimos cuatro meses.
“Al final pierdes dinero y eso cuando llegan las ayudas“
Entiende que las ayudas compensatorias "pagan el precio de la carne" pero no tienen en cuenta, por ejemplo, la cría que podría haber tenido el animal que ha muerto. "Al final pierdes dinero y eso cuando llegan las ayudas. En mi caso vino el guardia; certificó que se trataba del ataque de un lobo, pero cuatro meses después no he recibido el dinero", ha lamentado el ganadero zamorano.
Las compensaciones económicas por la muerte de un animal a causa del lobo varían entre especies y autonomías. Por ejemplo, por una vaca en Cantabria se puede llegar a pagar 2.500 euros dependiendo de la raza y edad. En Castilla y León las cuantías son inferiores para el ganado vacuno (hasta los 770 euros), mientras que la muerte de una oveja puede llegar a los 300 euros.
"Es todo. Las vacas que pierdo, las que abortan por el estrés, las que encuentras muertas al tiempo y no puedes demostrar que ha sido un lobo...". Pedro San Segundo, otro ganadero, enumera de esta forma "cómo sangra su negocio" desde que la población de lobos está descontrolada, a su juicio. "Yo pierdo dinero y, como el precio de venta me lo imponen, no puedo ajustar los resultados de mi explotación".
"Si prohíben la muerte del lobo, alguien desesperado se puede lanzar al monte a quemar los bosques para espantar al animal", augura Felipe Codesal, mientras explica esta práctica que se utilizaba en el pasado para ahuyentar al lobo. "Que decidan qué quieren los políticos. ¿Quieren fauna? Pues nos vamos todo del medio rural a las ciudades, porque así la vida del ganadero no es sostenible", sentencia Felipe Codesal, que tampoco entiende por qué hay comunidades autónomas que deciden sobre el lobo cuando no tienen al animal en su región.
Extremar las medidas de seguridad
La preocupación de los ganaderos y sus reivindicaciones han sido muy seguidas por ecologistas y conservacionistas. Estos grupos inciden en la necesidad de que los trabajadores pecuarios extremen las medidas de seguridad para ahuyentar al lobo sin matarlo."Es una oportunidad para el ganadero que puede, incluso, ver revalorizado su trabajo al desempeñarse en tierra de lobos", mantiene Luis Miguel Domínguez de Lobo Marley.
Ecologistas en Acción, por su parte, propone crear "espacios de diálogo" que podrían, dicen, ayudar a reducir la conflictividad, también "indemnizaciones adecuadas que lleguen en tiempo y forma", destaca su coordinador, Theo Oberhuber. Sea como sea y a la espera de la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la orden que evitará la caza del lobo ibérico en España, la subespecie toma aire y escribe un nuevo capítulo que permitirá, como diría Rodríguez de la Fuente, que "en las noches españolas no dejen de escucharse los hermosos aullidos del lobo".
Nuevos censos, cerco al furtivismo y mejoras para la coexistencia con la ganadería
Tal y como cuentan a RTVE.es fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, "la inclusión del lobo en el 'Listado' será favorable para la conservación de esta especie, pero también de las actividades humanas como la ganadería extensiva, ya que se movilizarán fondos adicionales para su conservación y para mejorar la cohabitación".
Dicho ministerio señala que el apoyo al sector pecuario no está reñido con la protección del cánido. "Profundizar en el conocimiento del animal a través de realización de censos y programas de marcaje, el refuerzo de la persecución al furtivismo o la mejora de las tecnologías para reducir los daños", remarcan, son solo algunas de las líneas de acción de la nueva protección legal que tendrá el lobo.
Sobre este punto, aseguran en el ministerio que "dejará de ser posible la caza deportiva de la especie y solo se permitirán controles puntuales cuando exista una justificación adecuada". Además, recuerdan que permanece abierto el proceso de consulta pública previo a la inclusión de la orden ministerial en el BOE.