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Regresan los mercadillos, pero con poco público y menos ventas

  • “Llevo en esto desde crío y nunca vi nada igual”, asegura el vendedor Ramón Borja Barrul
  • Tanto los comerciantes como el público coinciden en que faltan dinero e ilusión

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El de Cartes es uno de los mercados más populares de Cantabria

La venta ambulante también ha sufrido con dureza los efectos económicos del virus. Los mercadillos cántabros estuvieron buena parte de 2020 cerrados y cuando han reabierto lo han hecho con menos puestos de venta y algunas otras limitaciones. Un binomio resume este regreso, según los vendedores: poco público y menos ventas.

Visitamos el Mercado de Cartes, uno de los muchos que se celebran por Cantabria en fin de semana. Tras “un año caótico” de cierres y aperturas, explica la concejala de Mercados, Sandra Martínez, el regreso en 2021 se ha regulado con la mitad de los puestos habituales para liberar espacio. Todos los vendedores han entregado ya la documentación actualizada para obtener el permiso de 2021 –explica - y saben que deben portar mascarilla en todo momento y colocar su hidrogel ante el puesto. Y así lo encontramos, y con vigilancia policial constante porque “hay que evitar el cierre, esta gente necesita trabajar”, nos dice Sandra, que cada domingo vigila también sobre el terreno uno de los mercadillos dominicales más visitados de Cantabria.

Nos encontramos a Ramón Borja Barrul, junto a su puesto, recortando plantillas para zapatos en algo parecido al borreguillo. A su lado, su mujer grita “todo a mitad de precio”… Barrul nos repite que no hay gente,”no hay gente” dice mientras niega con la cabeza, “porque esto es una cadena y si no hay trabajo, no hay dinero y la gente no viene a gastarlo”. Estoy en esto desde chico, recuerda, “y nunca vi nada igual”. ¿Quieren llevarse dos pares de plantillas a 3 euros?”...

Unos metros más allá,  Rosa Bustamante vende bolsos : “viene gente, pero a pasear para arriba y para abajo, no sacan la cartera”, comenta con gesto de decepción. Al otro lado del puesto una clienta la escucha y añade que “falta ilusión”. Nos cuenta que a ella los mercados le “chiflan” pero hay desilusión para comprar porque “¿para qué lo quieres, para meter en el armario?...no te da tiempo a salir, no te da tiempo a disfrutar de lo que gastas”.

Viene gente, pero a pasear para arriba y para abajo, no sacan la cartera

Los de alimentación tienen un poco más de movimiento aunque Pedro José Torres, nos dice junto a su mostrador de quesos que él tiene clientes fijos a los que no ha vuelto a ver desde que surgió el virus y juzga que “hay mucho miedo”.

Rosa Blanco vive en el pueblo de Cartes y le encanta pasear por el mercado y “ ver si encuentro algo” . Todos los domingos compra el pan y las aceitunas. Se lo compra a Montse. “Aquí estamos, aguantando” dice mientras embolsa las aceitunas de Rosa y añade: “nos perjudica mucho también el mal tiempo. Covid y mal tiempo, ya es la ruina”.

En el mercado de Cartes tanto la recogida como el despliegue de la mercancía se ha reordenado y tiene ahora un horario estricto para evitar aglomeraciones. A las diez ya no queda una sola furgoneta en las calles por las que se despliega el mercadillo y quince minutos antes del cierrese acabó el mercado para los clientes, explica la responsable: “antes de las dos, todo bien despejado para evitar los grupos”.