Diez años tras la revuelta frustrada de Baréin y sin esperanza de reformas
- Las reformas políticas siguen siendo reprimidas por la monarquía suní gobernante
- La llegada al trono del heredero Salman bin Hamad al Jalifa tampoco ha propiciado la apertura
Este domingo se cumple una década del inicio de las protestas en Baréin, brutalmente reprimidas antes de que se sumaran a la llamada Primavera Árabe. Diez años después, las reformas democráticas siguen esperando en este pequeño reino, de mayoría chií y gobernado por la dinastía suní.
Tras la muerte el pasado noviembre del primer ministro bareiní que estuvo en el cargo medio siglo, Jalifa bin Salman al Jalifa, el joven y más moderado príncipe heredero, Salman bin Hamad al Jalifa, le sustituyó al frente del Gobierno pero aún no se ha dado la esperada apertura.
Además, la pandemia también ha afectado a las movilizaciones en las calles de Baréin, que no han parado en los pasados diez años, aunque siempre han sido limitadas debido a la violenta represión y a la persecución legal de los opositores.
El movimiento prodemocracia, condicionado por la pandemia
"Seguramente la COVID-19 ha cambiado el activismo. Creo que algunos de estos cambios pueden convertirse en permanentes, sobre todo por nuestra habilidad de llegar a diferentes partes del mundo virtualmente, sin necesidad de estar presentes físicamente", afirmó a Efe desde Washington Husain Abdulá, director de Americanos por la Democracia y los Derechos Humanos en Baréin (ADHRB).
Sin embargo, Sayed Ahmed Alwadaei, del Instituto para los Derechos y la Democracia de Baréin (BIRD), con sede en Londres, apuntó que los aparatos de seguridad han explotado la situación de salud para aplastar aún más la disidencia.
"El Gobierno ha reconocido la utilidad de las restricciones de la COVID-19 como una herramienta represiva (...). La intolerancia del Gobierno hacia las protestas no ha hecho sino aumentar desde 2011", indicó Alwadaei.
De mal en peor
Varias organizaciones locales han informado de que una veintena de personas han sido detenidas en las pasadas dos semanas, de cara al décimo aniversario de la revuelta. La oposición chií pide una monarquía constitucional "real" en el archipiélago.
"Siento decir que la situación ha empeorado en Baréin drásticamente. Las limitadas reformas prometidas (tras la revuelta) han sido revertidas o abandonadas, y los gobernantes han afianzado su posición en el poder", lamentó Alwadaei.
El activista recordó que después de la revuelta "el Gobierno de Baréin quería dividir y embarrar al movimiento de oposición, y una generación que participó en la revolución despareció en las cárceles" del país del golfo Pérsico, base de la Quinta Flota Naval de Estados Unidos.
Una oposición aplastada
"Con sus líderes encarcelados y sin espacio para el debate público, las esperanzas de la Primavera Árabe de Baréin quedan tristemente incumplidas", remachó. La revuelta duró apenas un mes y acabó reprimida por las fuerzas de seguridad bareiníes con la ayuda de tropas de los vecinos Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Diez años después del levantamiento en Baréin, liderado por la comunidad chií para exigir reformas democráticas, las autoridades todavía están llevando a cabo una represión despiadada contra los opositores.
Los juicios a los opositores se han multiplicado y cientos de disidentes están encarcelados o despojados de su nacionalidad. Yawad Fairuz, exparlamentario de Al Wefaq, principal partido opositor hasta su disolución forzosa, afirma que Baréin se ha convertido en un "Estado policial con la dominación de una tiranía".
Esperanzas en los EE.UU. de Joe Biden
Fairuz cree que el Ejecutivo debería "liberar a todos los líderes opositores y al resto de presos de conciencia, y empezar un diálogo constructivo con la oposición para alcanzar una reconciliación nacional" para reconducir la situación.
Husain Abdulá, director de Americanos por la Democracia y los Derechos Humanos en Baréin (ADHRB), cree que, con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, existen más esperanzas. "Estamos -dice- en un punto de no retorno, la gente de Baréin pagó un elevado precio por su revolución, han sufrido mucho y se ha vertido mucho sangre. Abandonar no es una opción".
"Todavía es pronto para decir lo que Biden va a hacer -dice con prudencia- pero hay señales prometedoras de su Administración respecto a las relaciones de EE. UU. con el golfo" Pérsico, donde las monarquías suníes han sido apoyadas de forma incondicional por Trump durante su mandato.
Desde Al Wefaq, Fairuz también prevé un "notable cambio" en la política de Washington: "Se espera que la nueva Administración va a ejercer una ligera presión sobre los Estados del golfo para que lleven a cabo algunas reformas políticas y de derechos humanos, que no pondrán en peligro su seguridad ni la estabilidad de la región".