Muere el expresidente argentino Carlos Menem, símbolo de la Argentina de los 90
- Se encontraba ingresado desde el 15 de diciembre pasado en Buenos Aires
- Se oficiarán tres días de luto y será velado en el Congreso de la Nación
El expresidente argentino Carlos Menem (1989-1999) ha muerto este domingo a los 90 años, según confirmaron fuentes del Sanatorio Los Arcos de la ciudad de Buenos Aires, donde se encontraba internado desde el 15 de diciembre pasado.
Menem fue trasladado al Sanatorio para ser sometido a un control médico prostático y se le diagnosticó una infección urinaria que complicó sus problemas cardíacos. El día de Nochebuena fue inducido a un coma tras sufrir un fallo renal aunque luego había salido del coma y tuvo una breve mejoría.
Abogado de profesión, Menem fue presidente en dos mandatos consecutivos, la década de 1989 a 1999. Antes había sido gobernador de La Rioja, su provincia natal, entre 1973 y 1976 -año en que fue detenido tras el golpe de Estado que derivó en la última dictadura (1976-1983)- y de nuevo desde 1983 hasta que inició su campaña presidencial para los comicios de 1989, que acabó ganando.
Su huella en la Argentina de los 90
Menem simboliza la Argentina de los 90. Su personal estilo de ejercer el poder, su gestión de la economía y las acusaciones de corrupción en su contra marcaron un periodo elogiado por unos y demonizado por otros, incluso por algunos de sus compañeros políticos.
Algunas de las críticas le llegaron desde sus correligionarios peronistas como los exmandatarios Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015), que lo acusaron de impulsar una economía de corte neoliberal que no consideraban propia del peronismo.
El peronismo, fundado como movimiento por el expresidente Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974), es sin embargo una formación política caracterizada por acoger tendencias tan diversas y contradictorias como el neoliberalismo de Menem o el izquierdismo de los Kirchner.
Un peronista distinto
Su gestión estuvo marcada por la transformación en la economía, con una gran apertura comercial y un intenso proceso de privatizaciones de empresas públicas, pero también por las acusaciones de corrupción, que le llevaron a los tribunales en los últimos años.
En su autobiografía, publicada en 2018, quiso dejar escrito: "cuanto he realizado, desde las diferentes funciones que he desempeñado en mi vida política, lo he hecho con la convicción y la certeza de lo que era bueno para el pueblo de la nación".
El presidente argentino, Alberto Fernández, expresó su "profundo pesar" en su cuenta de Twitter y decretó tres días de duelo por el fallecimiento del expresidente Carlos Menem (1989-1999) , que cerró su vida en la política ejerciendo como senador desde 2005.
El regreso del líder carismático
Mientras algunos dirigentes peronistas intentaban conducir al peronismo, presa de divisiones internas, por un tranquilo camino intermedio, Menem revivió el viejo estilo caudillista del peronismo, cortejando a líderes sindicales y reuniendo facciones extremas de izquierda y derecha para ganar las primarias del partido en 1988.
Orador carismático, se tenía a sí mismo por el sucesor de la política de su mentor, Perón, quien murió en 1974 después de regresar del exilio pero que Menem conoció al final de sus estudios de secundaria, haciendo que se produjera en él su despertar político.
"Fue con el paso del general Perón por La Rioja que descubrí claramente mi vocación", confesó Menem en su libro, reconociendo también que "la voz, las expresiones de Perón y la movilización popular" le cautivaron.
Pasando página de los "años de plomo"
Con Menem, Argentina finalmente salió de la polarización de la dictadura de la "Guerra Sucia" de 1976-1983, durante la cual murieron al menos 30.000 personas. En su gobierno indultó a los líderes de ambos lados del conflicto, tanto a los jefes militares jefes como a los líderes guerrilleros izquierdistas.
A esa pesada herencia política se sumó la de una una economía agobiada por la inflación galopante que trató de contrarrestar con la venta de empresas estatales y reformas de libre mercado que acabaron recibiendo elogios de Washington y entidades de crédito internacionales.
Los elogios se mantuvieron mientras la economía crecía con fuerza a principios de la década de 1990, pero luego se le culpó por el alto desempleo, corrupción y gastos excesivos que se comieron los beneficios de su política de economía de mercado. Otra de sus medidas más polémicas fue la adopción de la paridad uno a uno del peso argentino frente al dólar.
Entre la política y la extravagancia
Menem llevó una vida personal sensacionalista, recogida por la prensa del corazón. Con su negra melena y tupidas patillas, Menem, en pleno apogeo, recibió a Madonna y a los Rolling Stones en su residencia e involucró a Argentina en la política internacional, enviando tropas a la Guerra del Golfo y a Bosnia.
Un año después de convertirse en presidente, se separó de su esposa, Zulema, como él, hija de inmigrantes sirios pero descontenta del estilo de vida de estrella de rock, pasión por los autos veloces, el golf y el glamour de Carlos Menem. Él la echaría de la residencia presidencial ante las cámaras de televisión.
Zulemita, la hija común, permaneció al lado de Menem después de la separación y ejerciendo como primera dama. Más tarde surgirían diferencias entre ambos a raíz del segundo matrimonio de Menem con la ex Miss Universo chilena Cecilia Bolocco, 35 años más joven.