'Nuevo orden': la desigualdad social como bomba de relojería
- Se estrena la película del mexicano Michel Franco premiada en el Festival de Venecia
- "La pandemia nos ha dado una oportunidad y no la hemos aprovechado" dice el director a RTVE.es
Las 2.153 personas más ricas del mundo poseen más riqueza que 4.600 millones de personas, según Oxfam. ¿Es sostenible un mundo en el que la desigualdad se ensancha cada vez más? La respuesta del cineasta mexicano Michel Franco es un rotundo no. Su película Nuevo Orden es, en sus propias palabras, una alerta: hay que tiempo para cambiar las cosas antes de que llegue la violencia.
Franco (Ciudad de México, 1979), se encuentra en Madrid para arropar el estreno de su obra en las salas de cine. En septiembre obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia y su película, como Parásitos o la serie El colapso, tiene vocación de leer un gran malestar y especular sobre ss consecuencias.
Nuevo orden muestra una Ciudad de México al borde del caos. Una boda de la alta sociedad se celebra mientras se intuye que, fuera de los barrios altos, el ejército trata de contener una revuelta de miserables que manchan todo de pintura verde como símbolo de su causa. Cuando una invitada aparece manchada de pintura verde, los invitados comprenden que algo incontrolable ha prendido.
“La desigualdad es el gran mal del mundo, combinado con la corrupción y la falta de interés en cambiar las cosas por parte de las clases privilegiadas”, resume Franco en una entrevista con RTVE.es. “La película ha resultado una sacudida para cierta gente: les parece entretenida, pero un tanto brutal. Creo que es porque se ven reflejados: nos vemos y eso duele, ofende y emociona. Es una película muy urgente".
Bomba de relojería es el concepto manido que mejor define Nuevo orden: no solo por la explosión revolucionaria, sino por su implacable mecanismo narrativo en el que todo sucede a enorme velocidad con varios engranajes simultáneos. “Se hace una radiografía a un país en casi 90 minutos con muchos giros y sin salidas fáciles”, describe el cineasta.
"La pandemia ha sido un sálvese quien pueda"
Cuando Franco rodaba Nuevo orden, la pandemia no existía, pero su película se ha resignificado con el COVID-19. En su opinión, justamente un suceso que evidencia la conexión, dependencia –y responsabilidad- de cada ciudadano del mundo con los demás, no ha provocado una curva de empatía. “La pandemia nos ha dado una oportunidad y no la hemos aprovechado”, lamenta. “Ha sido un sálvese quien pueda y no hay voluntad para que el mundo sea más equilibrado”.
Seguramente, el espectador de algunos países de Latinoamérica percibirá como más reales la violencia y corrupción de Nuevo Orden. En 2019 se registraron 34.582 homicidios en México, convirtiéndose en el año más violento de su historia. “En México se asesinan 100 personas por día, pero también está la violencia estructural: si perteneces a una clase trabajadora, no vas a salir de ahí”.
¿Y en la más sosegada Europa, donde las envejecidas pirámides de población de sus naciones parecen un antídoto revolucionario? “¿Cómo explicas entonces a los chalecos amarillos de Francia?”, responde Franco. “Allí no había líderes, ni ideología dominante, pero el común denominador es la insatisfacción: el mundo ha perdido la fe en los políticos y gobernantes”.
Y señala: “En Europa llama la atención la xenofobia y la crisis migratoria. La clase privilegiada, que efectivamente está envejeciendo es la que dice no quiere que las cosas cambien. Es exactamente como los personajes que festejan en la boda, y como los que festejan en medio de la pandemia. Lo hacen porque pueden y punto: no están entendiendo el mundo en que vivimos”.