Las primeras vacunas llegan a Gaza con cuentagotas
- La vacunación empezará por el personal sanitario y los enfermos graves
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Las primeras 2.000 dosis de vacunas contra el coronavirus han llegado este miércoles a la Franja de Gaza después de que Israel bloqueara su entrega desde Cisjordania durante dos días. El director de Salud del Ministerio de Sanidad del enclave palestino, Majdi Dhair, ha afirmado que la entrega se ha autorizado tras la presión internacional sobre Israel, principalmente de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las vacunas han entrado a Gaza a través de Kerem Shalom, el único cruce de mercancías que tiene en el enclave costero y que controla Israel, después de que la ANP denunciara el lunes que Israel no había autorizado la entrega de un lote de vacunas de Sputnik --donadas por Rusia-- programada para el 14 de febrero.
Algunos diputados israelíes propusieron condicionar el envío de las vacunas a la liberación de dos civiles israelíes y los cuerpos de dos soldados muertos en la guerra de 2014 y que retiene el movimiento islamista Hamás.
Los gazatíes reciben las primeras vacunas con cierta esperanza
Con cierta esperanza reciben algunos gazatíes la llegada de las primeras vacunas contra el coronavirus. Esperanza relativa porque saben que las dosis enviadas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) son insuficientes. Pero en la Franja (más de dos millones de habitantes) están acostumbrados a todo tipo de penurias, consecuencia de las sucesivas guerras; a 13 años del bloqueo israelí que determina su economía y sus vidas; y al control férreo que ejercen los dirigentes del movimiento islamista Hamás, que controlan el territorio desde 2007.
Como en otros lugares, la vacunación empezará por el personal sanitario y los enfermos graves. A ellos les inocularán las vacunas enviadas desde Cisjordania, en este caso un lote de las 10.000 dosis de la Sputnik V, donadas por Rusia.
El resto de la población tendrá que esperar a que lleguen vacunas suficientes. "Confiamos en recibir donaciones procedentes de comunidades palestinas en los Estados Unidos y también dos millones de dosis de AstraZeneca adquiridas por nuestro Gobierno", asegura Mai Al-Kaila, ministra de sanidad palestina.
Pero la gran esperanza está en la llegada de vacunas gratuitas del mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud. Una esperanza a la que se aferran no sólo los palestinos, sino cientos de millones de pobres, cuyos gobiernos no tienen los recursos para adquirir vacunas suficientes en el mercado farmacéutico internacional.
El contraste y la responsabilidad de Israel
Es el mismo mercado en el que Israel ha comprado cientos de millones de dosis de las principales vacunas con las que está inoculando rápidamente a su población. De hecho, es líder mundial por población y se ha marcado como objetivo conseguir la ansiada inmunidad colectiva o de rebaño lo antes posible. Más de 3,6 millones de israelíes han sido inoculados con la primera dosis de Pfizer y más de 2 millones –el 25% de la población- ya han recibido las dos.
Las vacunas sobran en Israel y de hecho se vacuna gratuitamente a cualquiera que viva en su territorio y lo desee, incluidos inmigrantes sin papeles y extranjeros con visado. También está vacunando a los palestinos de Jerusalén Este, anexionado por Israel en 1980.
"Nuestra obligación principal es con nuestros ciudadanos. Ellos pagan impuestos para eso, ¿o no?", asegura el ministro de Sanidad israelí. "No es nuestra obligación legal vacunar a los palestinos. Así se recoge en los Acuerdos de Oslo, que dicen claramente que los palestinos deben encargarse de su propia salud", responde Yuli Edelstein cuando le preguntan por la responsabilidad de Israel como potencia ocupante.
Sin embargo, Naciones Unidas y organizaciones internacionales de derechos humanos apuntan a lo contrario y recuerdan al Estado hebreo el Artículo 56 de la Cuarta Convención de Ginebra: "La potencia ocupante tiene el deber de asegurar y mantener, con la colaboración de las autoridades nacionales y locales, los establecimientos y los servicios médicos y hospitalarios, así como la sanidad y la higiene públicas en el territorio ocupado, en particular tomando y aplicando las medidas profilácticas y preventivas necesarias para combatir la propagación de enfermedades contagiosas y de epidemias. Se autorizará que el personal médico de toda índole cumpla su misión".
Las autoridades israelíes niegan tal responsabilidad, pero saben que el coronavirus no conoce de fronteras y cada día unos 140.000 palestinos cruzan de Cisjordania a Israel para trabajar. Quizás por eso, y aunque sólo sea un gesto, el Gobierno israelí les ha donado 5.000 dosis de la vacuna Moderna. Pero Edelstein lo deja claro: "No es nuestra obligación legal, aunque sí nos interesa que los palestinos tengan la vacuna para que no se siga propagando la COVID-19".