Profesores asociados: ¿la mano de obra barata de las universidades?
- Los profesores universitarios asociados estiman que cobran menos de 5 euros la hora, en torno a 500 euros al mes
- Cubren la falta de personal en la universidad bajo una figura precaria que no les reconoce los mismos derechos que a los titulares
Impartir clase en la universidad es sinónimo de prestigio académico, pero no necesariamente va vinculado a una estabilidad laboral y económica. Cerca de un 25 % de los profesores universitarios en España cobran por su trabajo unos 5 euros por hora. La razón es que en su salario no se contemplan actividades tan imprescindibles como la corrección de exámenes o la preparación de las clases, labores por las que tampoco cotizan. Son las condiciones laborales de los profesores universitarios asociados.
La figura se creó con la idea de integrar en la enseñanza universitaria a profesionales externos a la institución, para que transmitieran su experiencia a los alumnos. Sin embargo, se ha convertido en una trampa. La mayoría de estos profesores no trabaja fuera de la Universidad, tienen responsabilidades similares a las de sus compañeros, pero no cuentan con los mismos derechos, ni la misma retribución.
El equipo docente de las universidades públicas españolas está integrado por funcionarios de carrera y personal laboral contratado. Bajo este marco, las facultades pueden incorporar a diferentes figuras como ayudante, ayudante doctor, contratado doctor, visitante y asociado. Este último grupo, el de los asociados, es el más numeroso y el que peores condiciones laborales sufre.
De los 105.371 profesores e investigadores (PDI) de las universidades públicas españolas 25.081 son profesores asociados, según el último análisis del Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU). En el curso 2018-2019 una cuarta parte del total de los profesores universitarios fueron asociados. En algunas comunidades la ratio incluso aumenta y supera esa media. Es el caso de Navarra (41,43%), Cataluña (39,06%), la Comunidad Valenciana (33,18%), las Islas Baleares (32,96%) o Murcia (28,75%), entre otras.
"Con lo que cobra un profesor titular se pueden contratar tres asociados"
El modelo de profesor asociado se ha desvirtuado con el tiempo. Esta figura fue creada en 1983 con el objetivo de integrar en la enseñanza la experiencia práctica de profesionales de prestigio, pero se ha convertido en la solución a necesidades docentes. Las propias dinámicas universitarias actuales, eminentemente prácticas, establecen diversas actividades y requieren de continuos trabajos a los alumnos. Se trata de una labor que el docente debe tutorizar y corregir. Esta fórmula impide al asociado llevar ese conocimiento a las aulas en un formato de clase magistral, como se buscaba en origen.
“Ahora mismo, con la evaluación continua, la figura del profesor asociado no tiene sentido. Las universidades los mantienen porque es muy barato“
“Se creó antes de Bolonia y ahora mismo, con la evaluación continua, es imposible de llevar a cabo. Las universidades los mantienen porque es muy barato”, reconoce Isabel de la Cruz, portavoz del Profesorado Asociado de la Universidad de Valencia.
Hoy por hoy la plantilla de asociados supone un grueso importante en la universidad, similar al que representan los profesores titulares (26.959 en el curso 2018-2019). No obstante, sus condiciones no son las mismas. “Los asociados son mano de obra barata. Con lo que cobra un titular se pueden contratar tres asociados”, denuncia Ana Aldaz, profesora asociada de la Universidad de Murcia desde 2010.
Por un contrato como el suyo, conocido como “6+6”, debe impartir 18 créditos, mientras que un titular da seis más. Aldaz es responsable de asignaturas completas y el convenio contempla las horas lectivas y de tutorías de esas materias, pero deja fuera la dedicación extra que conlleva la preparación de las clases, la corrección de exámenes y de trabajos.
Así, “donde antes un profesor asociado llegaba a clase para hablar sobres sus experiencias y casos prácticos, ahora debe preparar con antelación los contenidos y ese cómputo de horas no se ve reflejado en el sueldo”, reivindica. Por su trabajo cobra algo más de 500 euros mensuales, lo que equivale a unos cinco euros por hora, según el informe que la Plataforma de Profesorado Asociado de la Universidad de Valencia presentó ante el Parlamento Europeo en 2016.
Decenas de horas de trabajo que no computan
La figura del profesor asociado está regulada por la Ley Orgánica de Universidades, que establece varios requisitos. En primer lugar, el profesional debe acreditar su actividad laboral fuera del ámbito académico universitario y su dedicación como profesor será parcial. Sin embargo, en la práctica, para conseguir este contrato algunos aspirantes se dan de alta como autónomos a fin de justificar que mantienen una actividad principal fuera de la enseñanza, aunque no sea real. Otros, en cambio, mantienen otra ocupación en segundo plano.
"Yo soy abogada y ejerzo como tal, pero el grueso de mis ingresos proviene de la universidad", señala Aldaz, que lamenta que solo sea un requisito válido sobre el papel, "a la universidad no le importa qué tipo de trabajo tengas mientras pueda seguir contratándote", añade. En su caso, tampoco se cumple el carácter temporal primigenio porque esta profesora asociada lo lleva siendo desde hace más de una década, renovando su relación laboral anualmente.
“Tengo dudas de que las universidades y los poderes políticos quieran tomar una decisión para solucionarlo“
Jesús Zamanillo, portavoz de la Plataforma Estatal de Profesorado Asociado, ha explicado en Las Mañanas de RNE con Íñigo Alfonso que ve difícil que el abuso sistemático que sufren vaya a desaparecer a corto plazo. "Esta figura se utiliza de forma masiva porque es barata. Tengo dudas de que las universidades y los poderes políticos quieran tomar una decisión", afirma.
Una solución política que nunca llega
Fuentes del Ministerio de Universidades reconocen que existe un problema. Aseguran que están trabajando en colaboración con los diferentes actores de la comunidad universitaria, entre los que se encuentra la Asociación Estatal de Profesorado Asociado, para “delimitar la figura del profesorado, recuperar su sentido original y establecer un programa de promoción y estabilización que permita a los asociados integrarse en la carrera académica universitaria”. Estas reformas pasan por acometer cambios legislativos, donde nos confirman que ya se está trabajando
La inestabilidad que envuelve a las propias carreras investigadoras en España lleva a muchos de estos profesores a aceptar contratos precarios con la esperanza de promocionar internamente. Por eso, de forma paralela, investigan por su cuenta y sin financiación, para conseguir méritos y optar así a plazas más estables. El problema es que no compiten en igualdad de condiciones con otros investigadores, porque la docencia pesa menos en los procesos de concurrencia competitiva. "Se intenta, pero no es fácil" admite de la Cruz, que considera que no se parte de la misma línea de salida. "Es como si fueras a correr una maratón a la pata coja", se queja.
El colectivo señala como responsables a los políticos, pero también a la propia universidad. "Esta situación no la hemos creado nosotros, hemos entrado por aquí porque no había otra manera y si la universidad ha obtenido un rédito de abusar de esta figura, ¿por qué no establecer una vía accesoria para estabilizar?", se pregunta Aldaz.
En ese sentido, de la Cruz apunta que "la infrafinanciación de las universidades no puede recaer en el profesorado". En opinión de Zamanillo, la solución pasa por mejorar los sueldos, algo que confiesa es complicado, ya que ve a las universidades "demasiado cómodas" con esta situación. Asimismo rechaza que a estos profesores se les considere "falsos asociados" y remarca que "la que es falsa es la universidad, que contrata en fraude de ley a muchas personas sometidas a salarios ridículos", defiende.
Diversos tribunales le han dado la razón a los profesores asociados y les han reconocido como trabajadores indefinidos no fijos, tras largos y tediosos litigios. Por eso, piden una solución política urgente que ponga fin a su precariedad.