Día Internacional del Pangolín: el animal estigmatizado por el coronavirus, en peligro crítico de extinción
- La ONU lucha por la preservación de una especie cuyo comercio internacional está prohibido
- Desde hace un año se estudia si el pangolín pudo ser portador y transmisor de la COVID-19
Hace un año el pangolín saltó a la primera plana de los medios de comunicación de todo el mundo. No por su extinción, sino porque podría haber provocado la nuestra. Los primeros estudios realizados en Wuhan para descubrir el origen de la transmisión de la cepa del Sars-CoV-2, apuntaron directamente a este animal. Las investigaciones revelaron que podría haber sido el portador del virus, sirviendo de nexo entre un murciélago y el primer ser humano enfermo de COVID-19.
Los últimos avances realizados entre enero y febrero de 2021 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Wuhan, no confirman que el pangolín sea el culpable de esta transmisión, aunque sí corroboran que el origen de esta pandemia es animal.
Un animal único en peligro de extinción
En territorios africanos y asiáticos vive una de las especies más peculiares de la Tierra. Completamente inofensivos y con un aspecto peculiar, el pangolín transita por la vida apaciblemente, alimentándose de hormigas y termitas y contribuyendo así, de manera natural, a la disminución de plagas y el control de insectos en los hábitats en los que vive. Cumple, por lo tanto, una gran función en la naturaleza salvaje.
Una de sus rarezas es la forma y constitución de su alargado y pequeño cuerpo. Está cubierto de escamas duras, una particularidad que se observa en muy pocos seres vivos y en ningún otro mamífero, a excepción suya. Esto lo convierte en un animal único y, por desgracia para su especie, un ser tremendamente codiciado por los humanos.
Su caza masiva lo ha llevado al borde de la extinción. En países como en China su situación es especialmente crítica, pues apenas se pueden contabilizar los ejemplares vivos que quedan. En 2016 se tomaron cartas en el asunto a nivel internacional, para frenar el comercio y el tráfico del pangolín. A través de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), 182 países firmaron la prohibición de traficar con cualquiera de las ocho especies (cuatro asiáticas y cuatro africanas) que existen en el mundo.
Día Mundial del Pangolín
Paralelamente, la ONU estableció un Día Mundial del Pangolín, el tercer sábado de febrero, cuya celebración comenzó al año siguiente, en 2017. “Se celebra desde que la comunidad internacional es consciente del gran peligro de desaparición que corre esta especie y de la gran presión que sufre por el tráfico ilegal”, explica Gemma Rodríguez, responsable de especies amenazadas de WWF España.
En 2019 China dio un paso más y retiró de la seguridad social los medicamentos que contuviesen cualquier ingrediente procedente del pangolín. Un año después, en verano de 2020, el país asiático elevó al máximo nivel la protección de esta especie y endureció las penas a todas las empresas que vendiesen estos productos. Sin embargo, según Gemma Rodríguez y la WWF España, “la realidad nos ha demostrado que su venta está mucho más extendida y que se encuentra habitualmente en los mercados y restaurantes de China”.
La demanda parece no haber cesado, pese a que sí que han aumentado los controles policiales y aduaneros contra este mercado negro. Su gravísima situación en Asia ha llevado a los traficantes de pangolines hasta África, cuyos ejemplares son ahora el foco de la caza furtiva.
Del pangolín se quiere todo, pese a que ninguna de las creencias que giran en torno a su consumo haya sido demostrada. Según la medicina tradicional china sus escamas son curativas, casi mágicas, pudiendo curar algunos cánceres, reducir el asma, tratar dolencias corporales, depresiones, malaria, ceguera e, incluso, aumentar la producción de leche en mujeres lactantes. Su sangre es también víctima del consumo humano. Se le atribuye, por ejemplo, la propiedad de disminuir la disfunción eréctil. Por último, su carne es consumida como un alimento de lujo.
Gemma Rodríguez, de WWF España, aclara que “sin embargo, sus escamas simplemente están compuestas por queratina, como las uñas o el pelo de los humanos, por lo que las creencias que se tienen de las propiedades del pangolín se basan puramente en la superstición”.
Tras un año de mala fama y estigmatización, el pangolín puede estar de enhorabuena. Las organizaciones ecologistas confían en que esta estigmatización pueda salvar la especie de la extinción: “esperamos que el interés sobre esta especie se aleje y disminuya su interés comercial”, finaliza Gemma Rodríguez.