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Coronavirus

5.840 días de vida arrebatados a cada fallecido: el precio inaceptable de la pandemia

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Un operario traslada el cuerpo de un fallecido por COVID-19 en una morgue de Baltimore, Estados Unidos.
Un operario traslada el cuerpo de un fallecido por COVID-19 en una morgue de Baltimore, Estados Unidos.

Una media de 16 años arrebatados. Aproximadamente, 5.840 días, uno detrás de otro, con toda la vida que puede caber en ellos. Ese es el peor precio que se ha cobrado la pandemia, y que ha pagado cada uno de los fallecidos por COVID-19, según ha calculado un equipo de científicos tras contrastar la diferencia entre la edad de las víctimas en el momento de su muerte y la esperanza de vida en su país.

De las muchas falacias que han proliferado durante estos meses de pandemia, hay una que se ha repetido con especial insistencia: "Solo se mueren ancianos y personas enfermas". Nada más lejos de la realidad. Y nada más inaceptable. Los investigadores esperan que los resultados de su trabajo al menos sirvan para poner en evidencia este tipo de afirmaciones tan desafortunadas.

"Creo que la principal aportación de nuestro estudio es que pone cifras a supuestos prejuicios que minimizan el problema y argumentan que se trata tan solo de una gripe más; que eran personas que si no se morían de COVID se morirían de cualquier otra cosa, a fin y efecto de proteger sus negocios ante los confinamientos necesarios", asegura a RTVE.es Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y director Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES-UPF), quien se encuentra entre los principales autores del estudio.

Precisamente, el trabajo también sirve para derribar ese otro argumento incorrecto que menciona López Casasnovas: que la COVID-19 es como la gripe. Se trató de un error muy generalizado en los compases iniciales de la pandemia, cuando apenas se disponía de información, aunque todavía hay quien se agarra a esta afirmación, en contra de toda la evidencia científica acumulada durante casi un año.

En el estudio, los investigadores han evidenciado que el número de muertes asociadas a la COVID-19 es muy superior al de la gripe estacional, y han observado que en los países en los que la pandemia ha azotado con especial virulencia, el número de años de vida que se han perdido es entre dos y nueve veces superior a los años de vida que se pierden a causa de la gripe estacional durante una temporada normal. "Siete años en el caso español", aclara López Casasnovas.

Casi 1,3 millones de muertes en 81 países

Los resultados de la investigación, que han sido publicados en la revista Scientific Reports, se han obtenido procesando los datos de 1.279.866 muertes registradas en 81 países. El trabajo ha sido realizado por científicos de centros de investigación y universidades de varios países y se basa en fuentes de datos públicas.

Según sus cálculos, la pandemia se ha llevado por delante más de 20,5 millones de años de vida solo en estos países en los que se ha realizado el estudio. Casi la mitad de los años de vida perdidos (el 44,9%) se ha producido en individuos de entre 55 y 75 años de edad; el 30,2% en menores de 55 años y el 25% en mayores de 75 años.

Además, en los países que discriminaban por género en su recuento de fallecidos, se ha podido comprobar que el número de años de vida perdidos por los hombres ha sido muy superior al de las mujeres. Los autores atribuyen esta gran diferencia a tres cuestiones principales: "Los hombres cumplen menos las restricciones, están más expuestos al virus debido a sus trabajos, y además tienen otras realidades asociadas, como una mayor proporción de fumadores, por lo que son más frágiles", explica Guillem López Casasnovas.

Diferencia entre incertidumbre y riesgo

Para aquellas personas que siguen alimentando esos "prejuicios que intentan minimizar el problema" de la pandemia, a pesar de cifras como las de su estudio, López Casasnovas diferencia entre quienes lo hicieron en un primer momento y aquellos otros que siguen haciéndolo. "Creo que puede ser justificable quienes lo dijeron inicialmente, porque había mucha incertidumbre… Los economistas distinguimos entre incertidumbre y riesgo. Incertidumbre es cuando no puedes asignar probabilidades, porque es una situación completamente nueva. Pero si hay riesgo es que ya tienes antecedentes, y puedes asignar probabilidades. Los que lo siguen manteniendo después de que se hayan podido asignar probabilidades, esos tienen menos perdón", enfatiza.