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Día para la Igualdad Salarial

La feminización de los sectores peor pagados amplía la brecha salarial, que amenaza con persistir más de cien años

  • Las mujeres cobran de media 4.948 euros menos que los hombres, una cifra que ha aumentado en 33 euros el último año
  • De seguir este ritmo, serán necesarias como mínimo tres generaciones para poder conseguir una igualdad real

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La COVID-19 aumenta la brecha salarial a niveles de 2013

La brecha salarial continúa siendo una realidad en España. Lejos de estrecharse, la diferencia entre los salarios de hombres y mujeres se ha ensanchado durante el último año y, de seguir a este ritmo, harán falta 121 años para alcanzar la igualdad real. Es decir, serán necesarias como mínimo tres generaciones para poder conseguir que los salarios de hombres y mujeres se sitúen a la par.

Son algunas de las conclusiones del informe 'Brecha salarial y techo de cristal', realizado por los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) en la antesala del Día para la Igualdad Salarial de 2021 que se celebra este lunes, 22 de febrero. Según los últimos datos de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), las mujeres cobran de media 4.948 euros menos que los hombres, una cifra que ha aumentado en 33 euros durante el último año. De hecho, los técnicos admiten que las mujeres tendrían que ganar un 27,6 % más para igualar el sueldo de los hombres.

Cuando decimos que en España la brecha salarial es una realidad no es porque las empresas paguen salarios base diferentes a sus trabajadores en función del sexo, sino porque los trabajos con iguales responsabilidades no son retribuidos de la misma forma. Así, la brecha se genera premiando unas categorías u ocupaciones por encima de otras a través de complementos salariales y horas extra que sí discriminan por sexo. Esto se debe a que las mujeres suelen realizar trabajos remunerados durante menos horas que los hombres, ya que siguen teniendo más responsabilidades familiares y domésticas.

Según el último informe de la Unión General de Trabajadores (UGT), la brecha de las horas extraordinarias se eleva al 72,86 %, mientras que la diferencia retributiva en complementos salariales alcanza el 25,85 %. En este sentido, destacan pluses masculinizados como el de peligrosidad, asociado en ocasiones a tareas como el manejo de maquinaria, y que en cambio no se cobran en sectores feminizados como la limpieza o la sanidad por el uso de productos químicos.

La brecha aumenta si hay más mujeres

Otra de las conclusiones del estudio de UGT es que la brecha salarial es mayor en los sectores con mayor presencia de mujeres. Así lo destaca la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas. Según el estudio del sindicato ‘Las empresas tienen que cumplir la Ley. La igualdad salarial cerraría las brechas’, el grado de feminización de los sectores es un factor determinante de la brecha en el salario/hora, pues esta aumenta notablemente a medida que la proporción de mujeres en una actividad crece.

En los sectores con mayor presencia de mujeres, la brecha salarial es mayor

“En los sectores con mayor presencia de mujeres, la brecha salarial es mayor”, recalca Antoñanzas. De hecho, las brechas que superan el 30 % se sitúan en las Actividades administrativas y servicios, donde trabajan más de medio millón de mujeres asalariadas y algo menos de 400.000 hombres.

“Además, la brecha salarial ha aumentado de forma alarmante en los servicios de la salud y el cuidado de las personas, por el descenso del salario de las mujeres: pasando de 19,51 % en 2017 al 28,49 % en 2018, ya que, mientras que las trabajadoras han soportado un descenso de 322,57 euros, los hombres han asistido a un aumento de 1.854,48 euros en 2018 en relación al año anterior. Unas ocupaciones fundamentales durante la pandemia”.

La brecha salarial entre hombres y mujeres se profundiza con la maternidad

En este sentido, el sindicato destaca que la brecha salarial se ceba en los sectores con salarios más bajos, ocupados principalmente por el género femenino, mientras que las actividades mejor pagadas tienen una mayor presencia masculina. En la hostelería, por ejemplo, el sector con los salarios más bajos y con mayor presencia de asalariadas, las mujeres perciben 12.808,88 euros anuales mientras que los hombres 16.271,82 euros al año, una brecha salarial del 21,28 % y 3.462,94 euros de diferencia al año.

Las ocupaciones, un lastre para las mujeres

No obstante, el factor que más incide en la brecha salarial -y su progresivo aumento- es la segregación ocupacional por sexo. Según Comisiones Obreras (CC.OO.), en todos los grupos de ocupación la ganancia media de los hombres es superior a la de las mujeres, y el sindicato aporta datos alarmantes: el 36 % de las mujeres trabaja en ocupaciones cuyo salario medio anual no llega a 15.000 euros brutos al año, mientras que no hay ninguna ocupación laboral en la que el salario medio de los hombres esté por debajo de 15.000 euros.

Asimismo, la ocupación de la mujer disminuye conforme aumenta el nivel de retribuciones de los puestos de trabajo. Según Gestha, la presencia de la mujer cae por debajo del 40 % en puestos retribuidos a partir de los 44.100 euros, hasta ocupar menos de una cuarta parte de los puestos de más de 94.500 euros, o ser menos de dos mujeres de cada diez puestos directivos que cobran más de 126.000 euros anuales.

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De ahí que los técnicos de Hacienda urjan a tomar medidas frente a la brecha salarial, máxime teniendo en cuenta que el Consejo de Ministros aprobó el pasado martes una declaración institucional en la que se compromete a luchar contra las diferencias retributivas entre unos y otras.

Según el secretario general de Gestha, José María Mollinedo, "si bien las sucesivas subidas del salario mínimo han contribuido a reducir la brecha salarial", estas "no son suficientes para acabar con una de las principales causas de la desigualdad económica y social" que, a su juicio, "es una mayor participación de la mujer en el trabajo a través de la conciliación". Mollinedo también expone la necesidad de "romper el techo de cristal a través de una promoción profesional más igualitario, que "debería constituir uno de los retos más importantes que debe abordar el Gobierno a través de un Pacto de Estado".

Antoñanzas, por su parte, considera que “si el trabajo de las mujeres se valorara de forma equivalente al de los hombres, y percibieran salarios más equitativos, aumentarían las cotizaciones a la Seguridad Social y las contribuciones a Hacienda". Mientras que con la brecha salarial que encubre la discriminación económica hacia las mujeres, perdemos las mujeres, pierde el Estado y perdemos todos”, sentencia.