La pandemia eleva el número de jóvenes que ni estudian ni trabajan: "Me he sentido completamente frustrado"
- El incremento, según el Ministerio de Educación, está relacionado con el aumento del desempleo en menores de 29 años
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El parón que sufrió la actividad educativa presencial el pasado año y el aumento de la tasa de paro juvenil como consecuencia de la pandemia han instalado a numerosos jóvenes en una situación de estancamiento indefinido. No estudian ni trabajan, y tampoco saben con exactitud cuándo podrán retomar una o ambas actividades.
Un informe publicado esta semana por el Ministerio de Educación señala que el porcentaje de jóvenes entre 15 y 29 años que se encuentran en esta situación de inactividad subió al 17,3 % en 2020, 2,4 puntos más que el año anterior, rompiendo así la tendencia a la baja iniciada en 2013 cuando esta tasa alcanzó su valor máximo (22,5 %).
Jóvenes que se quedaron a las puertas del mercado laboral
Guillén, un joven zaragozano de 21 años, se encuentra ahora en ese estado de parálisis impuesta e indeseada. Estaba a punto de culminar un grado superior de Realización de Proyectos Audiovisuales en su ciudad cuando irrumpió la COVID-19 y vio desvanecerse, de pronto, todos sus planes.
“Solo me quedaban las prácticas, que eran mi principal objetivo. Las tenía precisamente en marzo, pero nos confinaron y nos dijeron que no podíamos hacerlas. Tenía incluso una empresa ya seleccionada a la que ir y eso era lo que me iba a valer para conocer el sector y empezar el recorrido laboral”, explica el joven en una conversación con RTVE.es.
Al verse en casa y confinado decidió tomarse una especie de “año sabático” para pensar qué camino tomar cuando la situación mejorara. Mientras tanto, dice, estuvo ayudando en casa y buscando –sin éxito-- un trabajo que le permitiera poder matricularse más adelante en alguna escuela de cine.
“Yo quiero trabajar y quiero seguir estudiando, pero para estudiar necesito dinero y para conseguir dinero necesito trabajar”, aclara el joven, que ahora está preparando la solicitud de algunas becas que podrían ayudarle, dice, a seguir formándose.
Guillén está muy lejos de encajar en el concepto de los llamados “ninis” y asegura que verse atrapado de este modo por los efectos de la crisis sanitaria y económica le hizo ver "todo muy negro” durante bastantes meses.
“Para estudiar necesito dinero y para conseguir dinero necesito trabajar“
“Durante el confinamiento tuve algún episodio de ansiedad porque decía, ‘vale, el camino está aquí y es el mismo para todo el mundo’, pero es que al terminar el grado superior te ves en el momento crítico en el que tienes que tomar una decisión y no sabes adónde ir ni cómo entrar en el mundo laboral. Me he sentido completamente frustrado”, reconoce Guillén.
Un incremento relacionado con el desempleo juvenil
Según los datos del Ministerio de Educación, el incremento en el número de jóvenes que no estudian ni trabajan está directamente "relacionado con la menor tasa de desempleo en este tramo de edad", puesto que el porcentaje de la población que estudia o se forma sigue subiendo hasta llegar en 2020 al 57,3 %, 0,7 puntos más que en 2019.
Raúl, otro joven de 26 años, ha visto cómo en los últimos meses este desapacible escenario también ha obstruido su vida laboral. Él, periodista residente en Madrid, se vio en el paro a finales de agosto y, desde entonces, ha estado buscando sin éxito un nuevo empleo.
“Me he sentido frustrado porque lo que he visto es que las razones por las que no estaba trabajando nada tenían que ver conmigo”, lamenta el joven, que afirma que en el sector de la comunicación apenas hay oportunidades laborales y las que hay son “muy precarias”.
La formación telemática, un freno para otros jóvenes
Otro dato que se desprende del informe de Educación es que el porcentaje de jóvenes ocupados que no están formándose ha bajado más de 3 puntos, del 28,5 % en 2019 al 25,4 % en 2020, en este mismo contexto de caída generalizada del empleo como consecuencia de la pandemia.
Esa era la situación en la que se encontraba Victoria a comienzos de 2020 y hasta que el local hostelero en el que trabajaba se vio obligado a bajar la persiana de forma definitiva; no resistió las consecuencias del cierre total de la primera ola y la joven se vio abocada al desempleo.
Sus circunstancias son muy diferentes a las de Guillén y Raúl porque ella, una granadina de 19 años, nunca llegó a terminar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y, precisamente, tenía previsto retomar los estudios en 2020.
“Yo estudié hasta 3ª de la ESO y porque ya había repetido muchas veces. Me cambié de instituto y fui a peor y ya dije ‘lo dejo’. Fui tonta porque en verdad ahora me arrepiento... El año pasado iba a empezar a estudiar otra vez y por el COVID no lo hice”, cuenta la joven, que sigue prorrogando desde entonces su objetivo de terminar la Secundaria.
Lo que la frenó, explica, fue el hecho de tener que prepararse y realizar las pruebas libres para la obtención del título de manera telemática. No se encuentra tan cómoda con la modalidad ‘online’ y prefirió esperar hasta que vuelva el sistema presencial.
Tres de cada cuatro jóvenes de 20 a 24 años alcanza niveles básicos
De acuerdo con la ampliación de datos educativos de la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada por el Ministerio de Isabel Celaá, con información del INE, los casos de jóvenes como Verónica, que no llegan a culminar los primeros niveles de estudios, están disminuyendo.
Tres de cada cuatro jóvenes de 20 a 24 años han alcanzado al menos el nivel de Bachillerato o FP Básica o de Grado Medio y, desde 2010, el porcentaje de estudiantes que han concluido al menos este nivel educativo ha subido 14,4 puntos hasta alcanzar el 75,9 % en 2020. Respecto a 2019, el crecimiento es de 1,9 puntos.
Por Comunidades Autónomas, se sitúan por encima del 80% País Vasco (87,1 %), Asturias (85,1 %), Cantabria (84,5 %), Navarra (83,4 %), Comunidad de Madrid (82,8 %) y Aragón (81,4 %).
Por debajo del 70%, se encuentran Melilla (67,8 %), Andalucía (67,1 %), Islas Baleares (65 %) y Ceuta (49,4 %).
Los incrementos más significativos con respecto a 2010 corresponden a Cantabria (+21,2 puntos), Murcia (+19 puntos) y Comunidad Valenciana (+17,2 puntos).
El abandono escolar temprano disminuye
Este indicador está en correlación con el de abandono escolar temprano, publicado en el avance del pasado 29 de enero, y que señala que la tasa se sitúa en 2020 en el 16 %, 1,2 puntos menos que el año anterior.
Reducir esa tasa de abandono escolar temprano y subir la de titulados de Bachillerato o de Formación Profesional de Grado Medio es uno de los principales objetivos de la nueva ley de Educación, LOMLOE, que acaba de entrar en vigor, según señala el comunicado oficial.
Por otro lado, dentro del grupo de edad de 25 a 29 años, más de la mitad de la población ha alcanzado el nivel de Educación Superior, en concreto lo ha hecho el 50,2 %, 1,7 puntos más que en 2019. Respecto a 2010, la subida es de 11,9 puntos.