La represión en Birmania deja al menos 18 muertos en el día más sangriento
- Miles de birmanos salieron a las calles de la antigua capital y otras ciudades a lo largo de país
- La ONU denuncia el uso de armas de fuego y pistolas de descargas contra los manifestantes
La Policía de Birmania disparó munición real este domingo durante la represión contra las protestas contra la Junta Militar, en el día más sangriento desde el golpe de Estado del 1 de febrero y que se ha cobrado la vida de al menos 18 personas mientras que unas 30 han resultado heridas, según ha informado la ONU.
"En varios lugares en todo el país, fuerzas policiales y militares se han enfrentado a manifestaciones pacíficas utilizando la fuerza letal", denunció en un comunicado la Oficina de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet.
Las fuerzas de seguridad abrieron fuego de manera indiscriminada en al menos las ciudades de Rangún, antigua capital y urbe más poblada, Dawei y Mandalay para reprimir las manifestaciones masivas que exigen a los militares que devuelvan el poder al pueblo y liberar a los políticos detenidos tras la asonada.
Miles de birmanos salieron este domingo a las calles de la antigua capital y otras ciudades a lo largo de país a pesar de la represión policial de la víspera, que arrojó un balance de al menos una mujer herida de bala en Monywa y cientos de detenidos a lo largo de la nación.
La Policía usó también esta jornada balas de goma, gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra los manifestantes, quienes levantaron en Rangún barricadas improvisadas para frenar las acometidas.
El canal público MRTV, ahora bajo control militar, informó este fin de semana de la detención de 479 personas acusadas de "protestas contra el Estado" durante una de las jornadas más violentas desde la sublevación. Entre ello se encuentran profesores y periodistas,
Violenta represión en las calles: disparos y gases lacrimógenos
Desde hace semanas, centenares de miles de personas se manifiestan en contra de la junta militar, encabezada por el general Min Aung Hlaing que tomó el poder el 1 de febrero, y para exigir la liberación de los políticos electos detenidos, entre ellos la depuesta líder, Aung San Suu Kyi.
La junta militar asegura, por su parte, que la Policía utiliza la fuerza mínima contra las manifestaciones, mientras el diario oficialista The Global New Light of Myanmar publicó este domingo un artículo donde la Policía amenaza con "tomar acciones legales" contra los líderes de las manifestaciones.
El Ejército justifica la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre, donde observadores internacionales no detectaron ningún amaño, en los que arrasó la Liga Nacional para la Democracia, el partido liderado por Suu Kyi, como ya hiciera en 2015.
A pesar de la celebración de elecciones y el proceso iniciado en 2011 en Birmania hacia una "democracia disciplinada", como la denominan el Ejército -que gobernó el país con puño de hierro de 1962 a 2011-, el mando castrense mantenía todavía un amplio control sobre los aspectos políticos y económicos del país.
En el mes de manifestaciones se calcula que más de 1.000 personas han sido detenidas de forma arbitraria e ilegal, y que entre ellos hay varios responsables políticos, activistas, miembros de organizaciones de la sociedad civil, periodistas y profesionales médicos. Algunos de los detenidos están en paradero desconocido, un hecho identificado como crimen de desapariciones forzadas.
Condena Internacional
Naciones Unidas ha condenado enérgicamente la letal represión de los militares en el poder contra las protestas en Birmania. "Condenamos enérgicamente la violenta represión de las protestas en Birmania y pedimos al ejército que deje de usar la fuerza de inmediato contra manifestantes pacíficos", ha declarado Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, en un comunicado.
Una portavoz de Bachelet denunció que las detenciones responden "al simple hecho de ejercer los derechos humanos de libertad de opinión, expresión y reunión pacífico", sostuvo la ONU.
El ministerio de Exteriores de Indonesia, el país del Sudeste Asiático que se ha mostrado más activo a la hora de cuestionar la toma del poder por parte de los militares, indicó en un comunicado estar "profundamente preocupado por la escalada de violencia en Birmania que ha provocado víctimas y la pérdida de vidas".
La Junta militar destituye al embajador birmano en la ONU
El ministerio birmano de Asuntos Exteriores ha informado de la destitución del embajador de Birmania en Naciones Unidas, Kyaw Moe Tun, nombrado por el Gobierno derrocado, tras pedir el viernes en un discurso frente a la Asamblea General de la ONU medidas contundentes para terminar con el gobierno militar.
El comunicado acusa a Kyaw Moe Tun de cometer un delito de "alta traición" contra el país y "abusar de los poderes y responsabilidades" durante su intervención, que terminó con el gesto de alzar tres dedos popularizado entre la oposición a los militares.
El relator especial de la ONU para Birmania, Tom Andrews, ensalzó el gesto de "valentía" de Kyaw Moe Tun y pidió, en un mensaje en Twitter, que los países actúen contra el gobierno militar.