La Fundación Quebrantahuesos devuelve a Picos de Europa a "Aquilón"
- Este ejemplar se accidentó el pasado otoño con un tendido eléctrico, y ha perdido su garra izquierda
- La población total de quebrantahuesos en Cantabria es de 27 aves, todas ellas monitorizadas por la Fundación.
A cerca de mil metros de altitud y justo a medio camino entre Espinama y el Puerto de Aliva, se puede observar con nitidez el vuelo de los buitres. El Plan Especial de Protección de Picos de Europa ha permitido que los invernales sean restaurados, pero la salvaguarda del paisaje, de la ganadería y del pastoreo es absoluta. Por eso choca ver acercarse una camioneta verde a la que sigue pesadamente una pareja de mastines. En la Campa de Igüedri esperamos varios medios de comunicación. Cuando esa camioneta verde llega a la altura de las cabañas, dos efectivos del Seprona saludan al conductor y le ayudan a salir del coche. Es Juan Manuel Blanco, veterinario de la Fundación Quebrantahuesos, artífice de la recuperación de Aquilón, un ejemplar cedido por el Gobierno de Aragón y liberado hace dos años para recuperar la especie en los Picos de Europa, un ejemplar que mide casi tres metros entre ala y ala y cuya rigidez sorprende cuando extraen la jaula del vehículo en la que ha viajado desde Toledo. Aquilón, que lleva el nombre del dios latino de los vientos del norte, ha pasado muchos kilómetros en pleno estrés.
Tras ser liberado de la jaula, posa para la foto con un semblante que impresiona, sobre todo si nos imaginamos que ese pico es capaz de triturar y tragarse kilos de huesos, su principal alimento junto a la carroña. Con casi tres años de edad, pueden llegar hasta los 30, ha pasado sus cinco últimos meses recuperándose en el Centro Aguilas después de que en otoño se partiese una pata tras chocar contra un tendido eléctrico. "El animal se encontraba muy malherido, recuerda Blanco, con una lesíon contusa y muy infectada, incluso con larvas en la herida. No había más remedio que amputarle la pata y desde entonces los cuidados se han centrado en conseguir que pueda posarse con el muñón. Además, Aquilòn es zurdo y ahora tiene que acostumbrarse a cambiar de mano para tomar tierra, porque la que le amputamos es precisamente la izquierda. También tiene que volver a entrenarse para andar”.
“Le tuvimos que amputar la pata izquierda, es zurdo y debe acostumbrarse para tomar tierra y andar con el muñón“
Aquilón exhibe un aparente rigor mortis mientras Blanco y el Presidente de la Fundación Quebrantahuesos implantan en su espalda un microemisor, una operación que resulta más complicada de lo que en principio se preveía, pero que finalmente llevan a cabo con especial minuciosidad. José Carlos González, biólogo de la Fundación, manipula un GPS dotado de una antena móvil que registrará los movimientos del animal y su situación vital de la misma manera que controla los de los actuales 26 quebrantahuesos restantes que aprovechan las corrientes de aire del cañón de la Hermida y de los macizos de los Picos de Europa:” Nos ofrece una localización cada minuto, que es lo que podemos ver en el ordenador, pero para verlo inmediatamente le hemos acoplado un emisor de VHF que con un receptor nos da una determinada frecuencia única para cada ejemplar y con una antena bidireccional nos encargamos de localizarlos”.
Las mejores montañas, y ganadería
El Presidente de la Fundación Quebrantahuesos, el aragonés Gerardo Báguena, sostiene a Aquilón mientras le sueltan los agarres. Ha llegado la hora de devolver a su zona de campeo a este ave cuyo aspecto recuerda vagamente al buitre. Con un impulso decidido lo arroja al aire. Le cuesta algo remontar, pero la fuerza de sus alas responde al instinto y en diez segundos se ha elevado lo suficiente como para que le perdamos de vista, rumbo a Cillorigo y Camaleño: “¿Qué encuentra en el Parque Nacional?, se pregunta públicamente Báguena, “pues un hábitat favorable, las mejores montañas de España junto a los Pirineos y todavía una ganadería capaz de abastecer a una población silvestre de quebrantahuesos”.
Desaparecido de las principales montañas españolas y europeas, desde las administraciones públicas y las asociaciones conservacionistas se están realizando grandes esfuerzos para recuperar esta especie, cuyas principales amenazas son de origen antrópico, como el uso de venenos y los choques con torres o tendidos eléctricos.