Marzo, el mes para conseguir en Israel la inmunidad colectiva con las minorías en el punto de mira
- Los árabes y ultraortodoxos, principales minorías del país, han registrado los mayores índices de contagio
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Muchos israelíes han comenzado el mes de marzo con optimismo. Ya pueden ir de nuevo a conciertos, al teatro, al gimnasio, a hoteles…Creen que ahora sí están ante el principio del fin de la pandemia tras un año devastador a nivel sanitario y económico. En marzo se tendría que conseguir la llamada inmunidad colectiva, pero el objetivo del Gobierno de Israel parece difícil de alcanzar en las próximas semanas, ya que las principales minorías del país siguen por detrás en el proceso de vacunación.
Hasta ahora más de la mitad de los 9 millones de israelíes han recibido una dosis de la vacuna y casi 3,5 millones las dos. Son las mejores cifras a nivel mundial, pero Israel tiene un problema para conseguir la ansiada inmunidad de rebaño y no es otro que su demografía. Un tercio de su población es menor de 20 años y por ahora los menores de 16 no se pueden vacunar.
De ahí las llamadas públicas y los incentivos impulsados por las autoridades sanitarias para que todo el que pueda, se inocule. Hoy día uno se puede vacunar en lugares tan dispares como estadios, aparcamientos, centros comerciales e incluso bares. A veces, tras recibir la inyección te regalan café, dulces o bocadillos. Y lo más importante, puedes solicitar el llamado 'green pass' o pasaporte verde, que acredita que estás vacunado. Con él los ciudadanos inmunizados pueden acceder a actividades de ocio sin necesidad de hacerse una prueba PCR. Un salvoconducto que también servirá para viajar al exterior y al volver a Israel sin tener que hacer cuarentena.
El pasaporte verde parece la panacea, pero está generando polémica. En algunos centros de trabajo se exige a los empleados, algo que es contrario a la legislación israelí y que juristas como Aeyal Gross, de la Universidad de Tel Aviv, creen que supondrá un aluvión de demandas que tendrá que resolver el Tribunal Supremo. Sin embargo, para el ministro de Sanidad, Yuli Edelstein, “vacunarse es un deber moral y quien no lo haga se quedará atrás”. Apunta así a los más jóvenes, hasta ahora los más reticentes a vacunarse, y especialmente a las minorías religiosas.
Religión y vacunación
Quienes siguen por detrás en este proceso de vacunación son dos de las principales minorías del país, los árabes (20% de la población) y los ultraortodoxos (13%). Desde el inicio de la pandemia han registrado los mayores índices de contagio por sus condiciones de vida y por infringir las restricciones para combatir al coronavirus.
A ambos colectivos se dirigen especialmente las autoridades sanitarias para que vayan a vacunarse. No es fácil cuando muchos de ellos se creen los bulos antivacunas que circulan por redes sociales o que directamente difunden algunos de sus líderes religiosos.
Se da la circunstancia que ambas minorías son clave en la escena política israelí, donde el sistema parlamentario favorece la fragmentación y siempre son necesarias las coaliciones para formar gobierno. Y estamos ante unas nuevas elecciones generales, el próximo 23 de marzo, en las que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se juega su futuro político. Esta vez lo tiene más complicado que en ocasiones anteriores, pero ya ha empezado a buscar apoyos entre los partidos ultraortodoxos y haciendo guiños al sector árabe, al que tanto denostó en el pasado.
Netanyahu ha apostado toda su campaña al éxito de la vacunación y a la consiguiente recuperación económica. En los próximos días dará la orden para que reabran restaurantes y bares, el último sector que permanece cerrado. Será la penúltima prueba de fuego de la estrategia para salir de la pandemia.
Algunos expertos advierten de que en marzo podríamos ver un nuevo repunte de contagios, debido precisamente a la reapertura de la economía y a la relajación de las medidas de seguridad. “Veremos ese aumento en el número de reproducción del virus (R), pero gracias al efecto de las vacunas, los casos serán menos graves”, asegura el profesor Eran Segal del Instituto Weizmann. Marzo, por tanto, es el mes clave para la salida de la pandemia en Israel.