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La hostelería reabre el interior de los locales cuatro meses después del cierre

  • Cantabria se sitúa en nivel de alerta 2 y su incidencia acumulada está en 125 casos por 100.000 habitantes
  • Las inclemencias del invierno han hecho que las cajas de muchos negocios no cubrieran ni los gastos

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Con un 33% de aforo permitido, la hostelería comienza a ver la luz

Después de muchos meses solicitándolo,  la hostelería aumenta los servicios de atención a sus clientes. Tras varias manifestaciones intentando dejar claro que la hostelería no es culpable del aumento de los casos, como incidía habitualmente Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, este nivel de alerta 2, una reducción de la incidencia acumulada y menos hospitalizaciones y presión sobre la UCI ha permitido que el Gobierno de Cantabria haga caso a una petición que clamaban desde el pasado 7 de noviembre cuando se impuso la rigurosa restricción en el interior de los locales. A pesar de la buena noticia que supone esto para la multitud de negocios del sector,  solo podrán atender a un tercio del aforo permitido en cada local y deben dejar constancia de los aforos totales y permitidos en la puerta de entrada de cada negocio.

Desde el pasado mes de noviembre las inclemencias meteorológicas han hecho que las cajas de muchos negocios no cubrieran ni los gastos más básicos, muchos se han visto abocados al cierre y otros a mirar al cielo cada mañana para desplegar la terraza. Precisamente el día en el que se han levantado las restricciones el sol brillaba en Cantabria y las temperaturas agradables hacían que el mayor deseo fuera encontrar mesa en la terraza. Muchos clientes aun no sabían que a partir de este miércoles ya disponían del interior.

Nos garantizamos poder segir trabajando sin depender del clima, porque el día que llueve nadie quiere estar en la terraza

En el Paseo de Pereda en torno a las 11 de la mañana encontrar mesa en la terraza del Café Suizo era misión imposible. “¿No entráis dentro?” decía una señora al encontrarse con una conocida que tomaba el café en la terraza. “No, hoy se está de maravilla al sol” respondía ésta. Lo mismo pasaba en el mítico Café Pombo de Santander. Por el interior solo corrían los camareros que no daban abasto a limpiar, desinfectar y servir cafés en las terrazas. Además de ellos, algún periodista preguntando sobre la marcha qué opinaban de la nueva medida.

“Estamos muy contentos porque hoy hace muy bueno y todo el mundo quiere estar en la terraza, pero el día que llueve nadie quiere, como es evidente. De esta manera nos garantizamos poder seguir trabajando sin depender del clima” contaba Vanesa Cavada, gerente de la cafetería. “Además también nos alegramos por otros negocios que son más pequeños y que no disponen de gran terraza, para ellos sí es importante esta medida aunque siga siendo muy restrictiva”.

En torno a las 11.15 horas de la mañana asomarse a la Plaza de Cañadío daba un halo de esperanza. En torno a cinco camiones de proveedores de diferentes bebidas se agolpaban al borde de la carretera y descargaban a toda prisa. Apenas decían tener tiempo para pararse a hablar con los periodistas. “Llevo mucha prisa, lo siento, si me preguntas rápido te digo” decían. Al ser preguntados por si habían notado un aumento, aunque fuera ligero, en el día por la relajación de la restricción asentían. “Sí, algo sí se nota, hoy hemos notado un aumento en la mercancía que nos solicitan, ojalá sea el comienzo de una tendencia” rezaban.

En el pub Blues de Santander la puerta abierta anunciaba movimiento en el interior. Al entrar, el local oscuro, con material apilado exactamente como si hiciera meses que hubiera entrado el último cliente. Al alzar la voz para preguntar por el encargado o encargada sale una mujer de la cocina. “Dime, no soy la encargada, he venido a limpiar porque esperamos a partir de hoy más movimiento y por eso estoy limpiando, no te puedo decir más, lo siento”.

Esta ha sido la medida más relevante de todas las que han entrado en vigor a partir de este 3 de marzo pero ha habido otras. El toque de queda se mantiene en las 22 horas por lo que bares y restaurantes deberán cerrar como máximo a las 21:30 horas. En otros lugares, como bibliotecas, museos, centros deportivos o lugares de culto el aforo permitido es del 50%. Además, el número máximo de personas que pueden reunirse se mantiene en seis, si no son convivientes.