El misterio del San Telmo: ¿Fueron los españoles los primeros en pisar la Antártida?
- La historiadora Alicia Vallina y el dibujante Sergio Galisteo llevan al cómic la historia de ese famoso naufragio
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El 2 de septiembre de 1819 el buque San Telmo, uno de los mayores de la Armada española, desapareció durante una tormenta en el cabo de Hornos. Solo unos meses después el capitán de navío británico William Smith se convirtió en el primer hombre en pisar la Antártida, aunque allí se encontró los restos de un naufragio que solo podían pertenecer al barco español.
¿Fueron sus tripulantes los primeros en pisar la Antártida? De momento no tenemos respuesta para esa pregunta pero la historiadora Alicia Vallina y el dibujante Sergio Galisteo nos cuentan la emocionante historia de ese navío y de las expediciones que intentaron encontrar sus restos (1993-95) en el cómic San Telmo (Cascaborra ediciones).
Alicia Vallina nos comenta los elementos que considera más interesantes de esta historia: “En primer lugar, sin duda el halo de misterio que envuelve la desaparición de este navío. Este podría haber sido uno de los cientos que desaparecieron en aguas del cabo de Hornos, pero con la particularidad de que, si estos españoles llegaron a la costa, pudieron ser los primeros en pisar la Antártida. Además, está también el hecho de que antes de partir, una especie de leyenda negra ensombrecía ya la travesía de la División del Mar de Sur, compuesta por navíos en condiciones de complejas de navegabilidad”.
Aun así, Alicia reconoce que: “No existen pruebas arqueológicas evidentes de que los hombres del San Telmo pudieran haber arribado a la costa, pero sí muchos indicios que hacen que sea factible que esto sucediera. En las distintas campañas realizadas en la zona entre 1993-95 se encontraron restos de maderas, de calzado de cuero, de animales…que indican que, con total seguridad, pertenecieron o fueron empleados por náufragos”.
“Desgraciadamente –añade la doctora- no se han retomado estas investigaciones, pero, con los métodos de prospección subacuática actuales, sin duda podrían bucearse las aguas de la zona y tratar de localizar los cañones del navío atendiendo a las anomalías electromagnéticas ya detectadas hace casi 30 años. De cualquier modo, si consiguieron poner pie en la Antártida, en mi opinión, apenas en unas horas hubieran perecido debido a las gélidas temperaturas y a la escasez de recursos, víveres e indumentaria adecuada”.
“Es fundamental explicar en el cómic que la historia del San Telmo continúa viva –añade la doctora-, no solo a través de sus páginas sino gracias a las personas e investigadores que tratamos de ponerla en valor y hacer que se conozca. Las campañas de los años 90 rescataron el San Telmo en sentido metafórico, pusieron el punto de mira de nuevo en su historia, y tras varios destellos anteriores, trataron de anclarla al presente. Necesitamos continuidad en estos trabajos y poder dar valor, a través de la arqueología y de la historia, a una leyenda que sigue viva y que merece ser recordada”.
El naufragio
El San Telmo era un espectacular buque de guerra construido en los Reales Astilleros de Esteiro en Ferrol en 1788 y tenía una tripulación de 644 marineros, soldados e infantes de marina. “Era un auténtico mastodonte y tenía 74 cañones –afirma Sergio Galisteo-. Pero aunque fuera una máquina de guerra, que había participado en varias batallas, en esta historia no hace uso de su capacidad para la guerra. La guerra no es lo importante aquí”.
El San Telmo formaba parte de la División del Mar de Sur, una expedición de cuatro navíos y 1.400 hombres que Fernando VII envió para apaciguar a los rebeldes de Perú. Partieron de Cádiz el 11 de mayo de 1819, pero uno de los barcos tuvo que regresar a Cádiz por una avería. Los otros tres barcos siguieron su viaje hasta que les sorprendió un temporal el 2 de septiembre, cuando el San Telmo fue visto por última vez.
“El barco naufragó en un punto en donde parece que lo normal era naufragar, en el cabo de Hornos, más cerca de la Antártida que de Chile –asegura Sergio-. Imaginemos que tan pronto nieva como de repente te cae encima un aguacero capaz de inundarlo todo en un segundo, por no hablar del viento. Cuando comienza "la fiesta", parece que van ocurriendo varios desastres a la vez y los mandos se van enterando por los gritos de los marineros. No hay tiempo para reaccionar. Mientras que se parte la verga mayor, el tajamar revienta, me imagino que por el choque con un iceberg”.
“Estos detalles hay que imaginarlos –continúa el dibujante-. Y tanto Alicia como yo hemos sabido sugerir ciertas cosas sin mostrarlas, porque realmente no se sabe lo que ocurrió. El momento que el barco empieza a hacer aguas es todo un caos y ahí es donde tengo yo que centrarme realmente, más que en la sucesión correcta de cada acontecimiento. Todo ocurre muy rápido, mientras dos oficiales pelean por el timón, sin que se den cuenta los botes salvavidas están zarpado sin esperar a nadie. El terror es la clave”.
El cómic es un homenaje a los 644 marinos fallecidos
Alicia Vallina asegura que este cómic es, ante todo, un homenaje a esos 644 marineros en el naufragio del San Telmo: “Los protagonistas de esta historia, como ocurre en la mayoría de las grandes historias de la humanidad, son anónimos. En este caso, nos referimos a los 644 marinos que entregaron su vida por la defensa de España, o de la idea de España que ellos tenían. Una nación que se desmoronaba por la incompetencia de sus gobernantes, las crisis económicas y los continuos enfrentamientos con el resto de potencias europeas (especialmente Francia e Inglaterra)”.
“Algunos de esos marinos –continúa Alicia- fueron el brigadier de la flota, el limeño D. Rosendo Porlier y Saénz de Asteguieta y el comandante del San Telmo, el tarifeño, D. Joaquín de Toledo y Parra, así como el resto de sus oficiales, quienes constan en la documentación consultada y de quienes conocemos sus nombres. Pero este cómic es un homenaje a todos ellos, especialmente a todos aquellos que no han pasado a la historia pero que perecieron en las aguas heladas de la Antártida”.
Una excelente documentación
Alicia Vallina (Pola de Siero, Asturias, 1976) es periodista e historiadora. En los últimos años, ha sido directora técnica del Museo Naval de San Fernando, Cádiz, y, actualmente, es Coordinadora Técnica de la Unidad de Museos de la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa. Por lo que la documentación del cómic esexcepcional e incluso de primera mano: “En lo referente a la documentación –asegura-, he tenido la suerte de poder conocer y charlar con calma con algunos de los miembros de las campañas realizadas en los años 90. Arqueólogos y buceadores profesionales de la Armada Española”.
“Del mismo modo -añade Alicia-, he consultado las referencias bibliográficas sobre el tema, los archivos del Museo Naval de Madrid (donde se custodian los planos del navío), su magnífica biblioteca (con algunos de los ejemplares editados por los británicos donde se hace referencia al navío) además de conocer y entablar una cordial amistad con uno de los descendientes del mismísimo D. Rosendo Porlier. De hecho, y de modo absolutamente generoso, donó el único retrato que se conserva del brigadier de la flota al Museo Naval de San Fernando en 2019. La exposición que hicimos y que comisarié en el museo para recordar el bicentenario del hundimiento cuando yo era directora técnica, fue la primera vez que se presentó al público este retrato”.
Destacar también la documentación que maneja el dibujante cordobés Sergio Galisteo: “Me he documentado en Internet. He consultado muchos foros sobre historia militar, figurillas de plomo, coleccionistas... Alicia me paso también algunas fotos por correo”.
“En cuanto a los detalles –añade-, me preocupan hasta que se interponen en el avance de la historia. Ha habido días, muchos, en los que tenía que documentarme tanto que no me daba tiempo luego a dibujar. Luego, te dabas cuenta que en una escena de acción, muchos detalles o bien se pierden, o bien te entorpecen la lectura y te acaban fastidiando el ritmo. Era frustrante”.
“Por eso uno tiene que tener claro que lo que realmente importa en un comic es la historia, la narración. Cuando te planteas hacer un cómic, sea cual sea tu tarea, tienes que mimarlo y nutrirlo, desde las palabras y desde la imagen. No darle de más ni de menos. Si uno de los dos entorpece, es que no está bien hecho” –concluye Sergio-.
“Dibujar el naufragio ha sido emocionante”
El cómic tiene paisajes y escenas espectaculares como los yermos helados de la Antártida o el mismo naufragio del San Telmo. “Dibujar el naufragio ha sido emocionante –confiesa Sergio-. No por lo difícil que pudiera resultar en un momento dado, si no por ver como materializaba la imagen que tenía en mi cabeza. Al principio me imaginaba muchos detalles del barco, para poder presentarlo como un personaje más pero luego te das cuenta que en ese momento el San Telmo ya está muerto, lo que importan son las vidas humanas. El San Telmo es la tumba y el hielo es el cementerio. Por eso la oscuridad de la noche, las luces trémulas reflejadas en el hielo o la escena de los hombres muertos reflejados en el ojo de uno de los oficiales que ve como se desploma todo a su alrededor”.
“La clave ha sido continuamente encontrar el enfoque emocional que requiere la historia que transmitas –añade el dibujante-. Es un poco como cambiar las marchas de un coche. Si metes la adecuada para el cada momento, todo va sobre ruedas”.
Sergio Galisteo confiesa también que el color ha sido fundamental para diferenciar las dos épocas en las que transcurre la historia: “ El color es fundamental en tanto que es parte de la narrativa. En el otro cómic que publiqué, La cara oculta de la Luna, sí que empleé distintas gamas para diferenciar épocas y lugares. Sin embargo, en esta ocasión, quería que el color hablase sobre todo de los personajes y los lugares de los que proceden, porque son ellos los que realmente me llamaron la atención cuando leí el guion. Y no hablo solo de los oficiales y los protagonistas”.
“El lector puede comprobar que, no uso la misma gama de color para la Antártida cuando salen el equipo de arqueología, que cuando salen los marineros ingleses” –concluye Sergio-.
¿Sabremos algún día si los marinos del San Telmo pisaron la Antártida?
En cuanto a la posibilidad de encontrar algún día la evidencia de que los españoles fuimos los primeros en pisar el continente helado, Alicia asegura que: Los restos del San Telmo aún descansan en las aguas heladas de la Antártida. No se ha encontrado aún ningún resto del navío, aunque, como te comentaba, sí se han detectado unas 10 anomalías magnéticas en la zona. Lo especialmente relevante sería poder encontrar alguno de los 74 cañones del barco y poder situarlo definitivamente. Si se consigue dar visibilidad a esta magnífica e increíble historia podremos contar con los medios económicos adecuados para retomarla y poder saber con exactitud si fueron españoles los primeros marinos en arribar a las costas de la Antártida. Y si esto no fuera así, al menos conoceríamos un poco más sobre descorazonador destino que sufrieron 644 marinos de la Armada Española”.
“La idea es ahora poder dar la mayor visibilidad a este trabajo y conseguir que, tanto niños, como jóvenes y adultos, puedan conocer un poco más nuestra historia y la leyenda de esta embarcación ya mítica –añade Alicia-. A partir de ahí, estoy trabajando en el guion de un documental sobre esta historia que merece una buena dirección y producción y que, considero, podría tener un interés especialmente relevante para, como te comentaba, conocer un poco más sobre la gran historia del navío desparecido en el hielo: El San Telmo”
En cuanto a sus proyectos Alicia Vallina prepara un cómic sobre Isaac Peral, junto a la dibujante María Pedrosa. Pero antes, el próximo 29 de abril publicará su primera novela, Hija del mar (Plaza & Janés), la historia de la primera mujer que, disfrazada de hombre, se alistó en la Armada Española en 1793”.
Por su parte, Sergio nos comenta que: “De manera inmediata no tengo ningún proyecto relacionado con el comic. Me gustaría volver a trabajar con Julián, por supuesto. Es muy gratificante ser consciente del proyecto tan grande en el que te incluye, del que formas parte. Por pretencioso que suene, ahora me siento muy ligado a la historia del San Telmo y todo gracias a Alicia y Julián. Luego, aparte, tengo algunas ideas propias que quisiera trabajar, pero no es este el momento. Ahora toca cuidar de la familia”.