¿Qué es el sistema de etiquetado Nutriscore y cómo funciona?
- Este 'semáforo' nutricional, que ya ha sido aprobado en otros países europeos, cuenta tanto con detractores como con partidarios
El anuncio de que España se apoyará en el sistema de etiquetado frontal Nutriscore para declararle la guerra a los alimentos menos saludables ha vuelto a generar polémica en los últimos días. Este 'semáforo' nutricional, que ya ha sido aprobado en otros países como Francia, Holanda o Alemania, cuenta tanto con partidarios como con detractores que han mostrado sus críticas a un sistema que pretende mejorar los hábitos alimentarios y mejorar la información nutricional del consumidor.
Sin embargo, Nutriscore aún genera ciertas dudas entre los ciudadanos acerca de su finalidad y su funcionamiento.
¿Qué es Nutriscore?
Nutriscore se trata de un nuevo sistema de etiquetado desarrollado por un equipo de investigación de Oxford cuyo objetivo es facilitar a los consumidores una información nutricional más clara sobre los productos procesados.
Este sistema funciona como un semáforo de colores en la que el verde (A) se presenta como el más saludable y el rojo (E) como el que menos. El abanico lo completan el verde claro (B) o saludable; el amarillo (C), ni bueno ni malo y el naranja (D), poco saludable. De este modo, el usuario podrá saber rápidamente si es conveniente o no para su dieta el producto con solo mirar la calificación nutricional.
¿Qué productos son calificados y cómo?
Al igual que en otros muchos aspectos de nuestra vida diaria, como las redes sociales, es un algoritmo el que se encarga de sintetizar la información nutricional. Para ello, analiza los elementos nutricionales por cada 100 gramos o mililitros de producto considerados "menos favorables" (calorías, azúcares, sal o grasas saturadas) o "más favorables" (proteínas, fibra y porcentaje de frutas, verduras, legumbres, etc.).
El sistema distingue entre productos con un mejor y peor perfil nutricional, pero solo dentro de una misma categoría; es decir, en el caso del aceite lo compara entre las diferentes grasas, pero no con los cereales de desayuno o la comida congelada.
Además, tanto expertos como el propio Ministerio de Consumo han precisado que el Nutriscore no sirve para determinar si un alimento es bueno o malo, ya que además solo se aplicará sobre productos procesados o envasados y no en los frescos, en los que entran la carne, el pescado o la fruta, entre otros.
¿Por qué critican el sistema?
A pesar de los beneficios del etiquetado, no es un sistema perfecto y muestra algunos aspectos que desde muchos sectores y organizaciones señalan que deberían ser mejorados y pulidos.
La nutricionista y colaboradora de RNE La Boticaria García ha explicado que si bien los etiquetados en los extremos (el A y el E) son claros, el problema surge en la clasificación intermedia, donde jugar con los porcentajes de nutrientes positivos, como la fibra, puede favorecer un mejor etiquetado mientras se da "manga ancha" al azúcar.
Así, ha puesto como ejemplo que para que el algoritmo te penalice con la máxima puntuación negativa por el azúcar, el producto debe contenerlo hasta en un 45 %. Por otro lado, también ha señalado que el sistema valora peor la sal que los azúcares en la misma proporción, lo que puede llevar a que productos como las anchoas en conserva obtengan una calificación negativa "sorprendente".
No obstante, aunque la Boticaria García recuerda que el sistema es para comparar alimentos de una misma categoría, recuerda que para los ciudadanos puede resultar confuso y será necesario leer las etiquetas completamente.
"El etiquetado frontal debe ser comprensible y práctico al consumidor. El algoritmo de Nutriscore no es claro, ya que está calculado sobre porcentaje de determinados nutrientes y valora la presencia de algunos nutrientes cuantitativamente sobre 100 g o 100 ml, sin considerar la porción ni la frecuencia de consumo", han señalado desde la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).
Asimismo, consideran que es necesario desarrollar campañas de educación nutricional de forma continuada para que el consumidor sea capaz de tomar decisiones informadas con el fin de realizar la compra y el consumo de alimentos y bebidas más saludables.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se ha mostrado partidaria del sistema, pero considera que "podría mejorar". Es por ello que han hecho algunas propuestas, como extender el código cromático de "semáforo" a la información nutricional más detallada que aparece en la parte de atrás de los envases o valorar negativamente la presencia de determinados aditivos, como los edulcorantes, para "evitar la paradoja de que un refresco sin azúcar (pero con aditivos) obtenga una B, por ejemplo".
Por otro lado, desde algunos sectores de la alimentación, como el quesero o el del jamón ibérico, han denunciado que Nutriscore no se fija en los beneficios de la dieta mediterránea y deja, por tanto, alimentos como estos con una calificación desfavorable que puede implicar un menor número de exportaciones o "destrozar la imagen saludable" de estos productos, como ya le han hecho saber al Ministerio de Consumo.
¿Se aplicará en España? ¿Será obligatorio?
Desde el Ministerio de Consumo han avanzado esta semana que pretenden aprobar el sistema Nutriscore antes de 2022 y utilizarlo como base para restringir la publicidad de alimentos menos saludables, sobre todo los dirigidos al público infantil.
"Con el futuro Real Decreto se pretende facilitar la comprensión de la calidad nutricional de los alimentos, a fin de que el consumidor elija la opción más adecuada para su dieta, con el objetivo último de reducir en la población española la prevalencia de obesidad y sobrepeso, así como las de enfermedades no transmisibles vinculadas", han señalado mediante una nota informativa.
Desde el Ministerio animan a las empresas a participar voluntariamente, aunque recuerdan que el sistema no es obligatorio hasta que la Comisión Europea (CE) así lo dictamine, algo que no ocurrirá antes del próximo año.