Juliana Notari: la artista que crea vaginas gigantes para denunciar las políticas machistas en Brasil
- Su escultura 'Diva' ha recibido ataques de los sectores más conservadores de su país
- Su arte apunta a los traumas coloniales, la exploración de los cuerpos y de la madre Tierra
Una gran herida emerge de la tierra, rojo bermellón, desafiante, dispuesta a morder conciencias. Hablamos de 'Diva', una gran escultura de resina que recrea una vulva gigante. Con 6 metros de profundidad, 33 metros de largo y 16 de ancho, está enclavada en una montaña del Estado de Pernambuco, al este de Brasil, y su autora es Juliana Notari.
Esta escultura culmina una investigación que Juliana mantiene desde 2003. Vestida con bata blanca y apodada Dra. Notari, la artista desarrollaba performances que consistían en abrir grietas sobre una pared blanca y embadurnar los contornos con sangre de animal, dejando incrustado un espéculo en el agujero. Después pasó a pintar murales de vaginas en ciudades de todo el mundo. Ahora realiza esta intervención en el parque museo Usina de Arte, una antigua planta azucarera que invita a los artistas a resignificar ese ecosistema. Ella ha sido la primera mujer en participar.
Detrás de Diva hay once meses de trabajo a mano, por la dificultad de la obra y por la irrupción de la pandemia. Se terminó el pasado 31 de diciembre y tras la publicación de las fotos, la escultura se hizo viral en redes y es objeto de ataques feroces por parte de los sectores más conservadores de Brasil.
Juliana siempre ha buscado una reflexión crítica sobre lo que llama falocentrismo y antropocentrismo en las relaciones humanas y en el arte. Sin embargo, está abrumada por la reacción de odio que ha suscitado su intervención en el paisaje. “Esas respuestas son consistentes con la herida que dejé abierta. Diva además duele” dice Notari, poniendo el acento en el machismo y desprecio a la cultura que ha legitimado el presidente Jair Bolsonaro.
Cuando las representaciones del arte se fijan en los deseos de la sexualidad masculina, todo está bien. Si es una artista la que usa el cuerpo femenino para denunciar la desigualdad de género, la polémica está servida. La vulva es un tabú, pero Diva es más que una vulva, apunta a los traumas coloniales, la exploración de los cuerpos y de la madre Tierra.