Rebecca Solnit: "Cuando exista una democracia de las voces las mujeres serán escuchadas"
- La pensadora feminista y autora de Los hombres me explican cosas publica su autobiografía: Recuerdos de mi inexistencia
- En ella reflexiona sobre su educación sentimental y social y la construcción de su voz en una sociedad que silencia a las mujeres
En los años 80 una joven Rebecca Solnit se instalaba en un barrio marginal de San Francisco. Allí, arropada por la comunidad gay empezó a forjarse como escritora, observando el mundo a su alrededor y comprobando como, con demasiada frecuencia, muchos hombres la trataban con condescendencia y paternalismo. Una actitud que duró años y que refleja el título su obra más famosa: Los hombres me explican cosas que dio lugar al término Mansplaining. Desde San Francisco la pensadora y ensayista nos concede una entrevista por videoconferencia.
P. Este libro habla de la búsqueda de una voz en un mundo en el que muchas veces a las mujeres se les pide que se mantengan en silencio, que no molesten, que se adelgacen hasta casi desaparecer. ¿Cómo se decidió a escribir sus memorias?
R. Hasta ahora había escrito muchos ensayos y textos periodísticos sobre el tema de la violencia contra la mujer. En esta ocasión quería hablar de cómo te sientes al vivir en un mundo donde muchos hombres quieren hacerte daño, incluso matarte y nadie quiere hablar de ello y decir que es inaceptable y que todo eso tiene un enorme impacto en cómo te ves a ti misma. Algunas de las cosas que cuento me resultaban dolorosas al verlas sobre el papel, pero quería hablar de una experiencia común y universal de lo que sucede con tu voz cuando eres una mujer porque yo he tenido experiencias de no ser creída, no ser tomada en serio y aprender incluso a no hablar para no molestar.
“Quieren hacerte daño, incluso matarte y nadie quiere hablar de ello“
Y además hay algo que no puedo olvidar, los 25 libros que he publicado hasta ahora los escribí en una mesa que me regaló una amiga cuyo exnovio trató de asesinarla porque le dejó. Toda mi obra se ha escrito sobre ese pedazo de madera regalado por una mujer a la que el hombre con el que tenía una relación quería silenciar para siempre, para castigarla por tomar sus propias decisiones, por querer vivir su vida en lugar de obedecerle.
Yo me enamoré de contar historias desde que aprendí a hablar, antes incluso de saber leer, luego me enamoré de los libros y supe que quería escribir. Pero no pensaba en lectores, en la fama o en tener una voz en la sociedad. Cuando me convertí en escritora empecé a darme cuenta de que mucha gente quería silenciar lo que tuviera que decir.
Y además experimenté el acoso de los hombres dándome cuenta de lo profundo de la violencia contra las mujeres en mi sociedad, en la mayoría de las sociedades, y eso era algo de lo que quería hablar.
P. ¿Cómo ha cambiado el feminismo en estos años según su experiencia?
R. Cuando era joven, algo que pasó hace ya tiempo, en los 80, el feminismo ya trataba los temas de violencia de género, pero era muy marginal. Muy lejos de la fuerza que tiene en la sociedad actual. Y la sociedad como un todo no estaba pendiente de las historias de las mujeres que eran asesinadas o violadas, eran una muesca en un patrón. Mientras yo lo veía como una pandemia. Y me sentía muy extraña por vivir en un mundo en el que había hombres que querían matar a mujeres y gente a la que eso le parecía sexy. Como en las películas de Hitchcock, en las de Brian de Palma o David Lynch.
“Hasta 2012 nadie quería hablar del tema“
Mi primer artículo feminista es de 1985 pero hasta 2012 en mi opinión nadie quería hablar del tema. Entonces muchas jóvenes feministas, y algunas más mayores consiguieron ser escuchadas, en parte porque nos estábamos escuchando a nosotras mismas y porque las mujeres somos la mitad del mundo. Podíamos hablar de la violencia como algo inaceptable que necesita ser cambiado. y algo en lo que los hombres tienen también mucho que decir.
P. ¿Qué opinión le merece el arte en el que las mujeres son objetos sexuales o que es claramente machista? ¿Es partidaria de señalarlo, contextualizarlo o ignorarlo?
R. Hay arte que directamente odia a las mujeres es doloroso que lo celebren, pero también hay otro tipo de arte es el que pertenece época y es ejemplo de cómo se trataba entonces a las mujeres. Podemos aprender a mirarlo de forma crítica. Siempre hay creadores que tratan a las mujeres como seres humanos con conciencia, con derechos humanos. Hay grandes mujeres pintoras, como Artemisa Gentileschi, hombres respetuosos. No tenemos que cambiar ni borrar el pasado, pero si aprender a ver la cultura clásica desde otro punto de vista. En ese sentido por ejemplo Mary Beard me parece un ejemplo. Yo crecí en medio de lecturas sobre la mitología griega donde los dioses van violando mujeres. Recuerdo uno en el que Zeus viola a Lida transformándose en un cisne, un poema de William Butler en el que lo único de lo que no hablábamos era del hecho de que es una mujer estaba siendo violada.
P. Cada vez hay más escritoras, tanto en España como en Francia que denuncian los abusos en el seno de la familia. ¿Qué opinión le merece?
R. Las personas cuentan experiencias terribles que hacen mucho daño a los que las sufren y los perpetradores salen indemnes porque vivimos en un mundo de voces desiguales: donde se escucha a los hombres adultos y no a las mujeres, a los adultos y no a los niños. En una democracia de las voces estas cosas no pasarían en la misma medida.
Hace un año el súper poderoso productor de cine Harvey Weinstein fue sentenciado a prisión por sus crímenes. Y cuando surgió la sentencia mucha gente no podía creer que realmente le fueran a meter en prisión y fuera a ser castigado por sus crímenes. Pero lo que era asombroso es que había estado cometiendo esos crímenes durante más de 30 años en los que asaltó a actrices que vivían en un mundo en el que él tenía tantísimo poder, incluyendo el control de la historia, castigándolas si trataban de hablar, desacreditándolas... El silencio en la industria del cine permitió que siguiera adelante. Romper el silencio y moverse para conseguir una democracia de las voces es como conseguiremos terminar con la desgraciadamente tan común violencia de género.
P. En todo el mundo vemos crecimiento de partidos de ultraderecha opuestos al feminismo. ¿Cuándo este crece, crece el ataque conservador?
La vuelta al conservadurismo lo que creo que significa es que de verdad está habiendo cambios en el mundo. Si la gente tiene miedo significa que eres poderosa, si quieren pararte es porque estás consiguiendo algo. A menudo digo que tus enemigos son los que realmente calibran si lo que haces importa. La desesperación por parar el feminismo demuestra que los cambios que queríamos ver están realmente aquí son importantes y están transformando el mundo.
P. Hace 3 años se publicó en España Los hombres me explican cosas que dio lugar al termino mansplaining. ¿Piensa que este término sigue siendo útil para referirse a los hombres que nos explican cosas de las que sabemos más que ellosq
R. Cuando apareció el termino por primera vez no fui muy feminista que se diga, estaba preocupada por lo que pensarían los hombres más delicados y sensibles, que se sentirían mal. Pero una mujer joven me dijo: “hasta que no tuvimos esta palabra no podíamos explicar esa experiencia por la que todas hemos pasado”. Esa palabra es muy importante para que podamos conectar nuestras experiencias individuales, la veces que nos han tratado de incompetentes, indignas de confianza, poco creíbles. Hay un patrón universal que es el principio de ser capaces de resistir, así que no es que a mí me trataran raro en mi laboratorio, mi hospital o mi universidad, es un patrón y ahora estoy orgullosa de que esta palabra sirva para que muchas personas hablen de su experiencia. Hago bromas con que si los hombres hubieran dejado de hacerlo mi activo se hubiera vuelto irrelevante. Pero cada poco veo en twitter a hombres diciéndoles a las mujeres lo que tienen que hacer. Pasa en las universidades, con las científicas, con las arquitectas, hombres que no tienen ningún conocimiento pero que esperan ser tratados como alguien que conoce la materia y que las mujeres deberían decirles “oh eres increíble” en lugar de “no sabes de que estás hablando”.
Pero cada vez menos mujeres lo soportan, así que creo que cada vez lo veremos menos.
P. Durante la pandemia algunos críticos han menospreciado el trabajo de las escritoras o las directoras de cine asegurando que de no ser por el confinamiento y el parón editorial o cinematográfica sus obras, menores, no habrían tenido éxito. ¿Qué piensa de esto?
R. Lo que hay que hacer con esos supuestos intelectuales es escucharles lo menos posible e ir a buscar una voz realmente interesante feminista, de hombre o mujer. Tenemos que emplear bien nuestro tiempo y no hay porqué amplificar esas voces. Yo he escuchado miles de veces lo maravillosa que es la novela de Moby Dick, pero es un libro con un personaje femenino al principio y casi el 100 por cien de la acción la protagonizan hombres. Me decían que es un libro sobre la humanidad, pero cómo va a ser así. Si una mujer escribe un libro con todos los protagonistas masculinos se considera un libro femenino. Pero si un hombre habla de hombres es universal. Hay que cambiar el patrón, las historias de guerra no son universales ni las de maternidad son cosas de mujeres, más hombres van a ser padres que soldados. Vamos a cambiar el punto de vista. Hay que dejar atrás un mundo que solo cuenta historias, no de hombres, sino de hombres blancos heterosexuales como si fueran la condición universal. Escuchemos la historia de un inmigrante africano, y la de su bisabuela, tenemos que luchar por la democracia de las voces que nos dará una enorme variedad en lugar de repetir la misma historia una y otra vez. y que todo eso nos enriquece en vez de empobrecer nuestro conocimiento.
P. ¿Rebecca Solnit ha conseguido ser quien quería de joven?
Creo que, como muchas mujeres, seguro que tú eres una de ellas, me gustaría poder escribir una carta a mi yo del pasado, a mi yo juvenil de los 20 y decirle: “tu vida va a ser mucho mejor de lo que te imaginas. En mi caso, escribirás muchos libros, tendrás muchos amigos, de niña casi no tenía, podrás participar, encontrar tu sitio y hacer del mundo un lugar mejor. Vivirás aventuras, verás a tus héroes, verás cambiar el mundo, harás camping al lado de hermosos ríos, subirás montaña, abrazarás bebes y bailarás toda la noche en las calles de París. Pero eso sí, todavía estoy en proceso de construcción.