Porno, adolescencia y distorsión de la realidad: "Me he sentido muchas veces agredida"
- Siete de cada diez adolescentes acceden por primera vez a la pornografía a los 12 años
- RTVE.es se reúne con seis jóvenes para hablar del rol que ha jugado y juega la pornografía en su vida sexual
Aitana, Hicham, Paula, Carmen, Lucía y Iago son jóvenes de entre 15 y 20 años, y se consideran parte de una generación 'pornonativa'. Todos tienen un móvil en la mano que les permite acceder a una cantidad ilimitada de contenido pornográfico. "El porno ha sido mi única guía sexual", asegura Hicham.
El 62,5 % de las personas adolescentes de entre 13 y 17 años ha visto pornografía alguna vez en su vida. Más de la mitad se inspiran en estos contenidos para sus propias experiencias y el 30 % reconoce que es su única fuente de información sobre sexualidad, según un informe de 2020 de Save The Children. El mismo estudio revela que casi siete de cada diez adolescentes acceden por primera vez a la pornografía ya a los 12 años y de estos, un 8,7 %, antes de los diez años.
RTVE.es se reúne con estos seis jóvenes para hablar del rol que ha jugado y juega la pornografía en su vida sexual. Son conscientes, y aún así recurren a estos contenidos, de que la pornografía es una escenificación de una "ficción estereotipada". "He visto porno dos o tres veces en mi vida, pero acabé horrorizada, con el tiempo vemos que se no corresponde con la realidad de las relaciones sexuales", reconoce Carmen.
La Organización Mundial de la Salud ha señalado que a la población adolescente no siempre se le facilita la información y el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva que se brinda a la población adulta.
"He llorado después de una relación sexual"
"He llorado después de una relación sexual", confiesa Paula. A sus 20 años no le da vergüenza reconocerlo. "Me he preguntado por qué ellos lo pasan bien con el porno y yo no", asegura. Era incapaz de disfrutar. "Yo he visto porno y veía a las mujeres que no lo pasaban mal, pero yo sí sufría", dice. "Desde los 14 años hasta los 17 años no supe lo que era el placer", se lamenta.
"Las chicas damos mucha más importancia al deseo ajeno", dice. "El orgasmo femenino está totalmente invisibilizado en la industria pornográfica", interrumpe Carmen. Esta invisibilidad del orgasmo de la mujer frente al del hombre, dicen, se traslada a sus relaciones sexuales: "Muchas amigas me dicen que ellas terminan cuando el chico llega", denuncian. Consideran que los videos "están más hechos para ellos que para ellas".
Carmen acaba de cumplir 20 años, es lesbiana y mantuvo una relación con una chica que aún no había tenido relaciones sexuales, pero veía mucho porno. "Yo me he sentido muchas veces agredida y un poco maltratada", afirma, y añade: "Me preguntaba por qué si no me agredía en nuestra vida normal, por qué sí lo hacía en el sexo". Paula reconoce cómo percibe a su alrededor que las relaciones entre adolescentes están "completamente influenciadas por el porno".
La sensación de tener relaciones con violencia, con alta cosificación de los cuerpos, poca empatía, nula sensibilidad y basadas en lo que ven en el porno es algo común entre los adolescentes, cuentan estos jóvenes a RTVE.es. En este sentido, Save The Children, ha denunciado como "extremadamente preocupante que no siempre hay consentimiento previo".
Según los datos el 47,4 % de adolescentes que ven pornografía más a menudo, ha llevado a la práctica alguna escena y solo el 37,7 % ha imitado alguna vez de mutuo acuerdo lo que ve.
De hecho en el informe "(Des)información sexual pornografía y adolescencia" concluye que los chicos consumen una pornografía que está diseñada para ellos, a través de la que satisfacen «necesidades instintivas», mientras que las chicas se adentran en la pornografía como método para «aprender» qué se espera de ellas.
"Nosotras no tenemos los cuerpos de las actrices"
Esta investigación de Save the children evidencia que hay un claro factor diferenciador según el género. Para ellos, el primer acceso a la pornografía se debe a una búsqueda activa o una "especie de rito de iniciación a la madurez, al deseo sexual y a la socialización masculina". Mientras que para ellas, en cambio, "lo encuentran mucho más de manera accidental, y están más expuestas a recibir contenido de personas desconocidas".
Lucía tiene 16 años y lo que más le preocupa es la expectativa que se crea sobre el placer y los cuerpos. "Nosotras no tenemos los cuerpos de las actrices", dice molesta. "Me ha pasado de haber estado con una persona y seguir aunque no estaba disfrutando". "El porno es algo cotidiano para nosotros y está muy presente en nuestro entorno, muy presente en nuestras vidas", añade.
Aitana es la más pequeña y con 15 años ya asegura haberse sentido "mal" manteniendo relaciones con personas que consumen porno. "Yo no soy lo que él ve en el porno", asegura, para añadir después que con un acceso tan ilimitado las "expectativas son gigantes" en las primeras veces.
"Solo una tercera parte de los que consumen pornografía son mujeres"
En España se estima que el porno mueve alrededor unos 400 millones de euros. Según las estadísticas de PornHub nuestro país ocupa el puesto 13 del ranking mundial de los países donde más se consume porno por internet. Rosa Cobo es escritora, profesora titular de Sociología del Género en la Universidad de La Coruña y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la misma universidad y recuerda que "solo una tercera parte de las personas que consumen porno son mujeres".
"La adolescencia es una época en la que todos consumen la pornografía. Desde los 12 años hasta que se convierten en adultos, sobre todo los chicos, la consumen de una forma masiva", señala. Algo que considera peligroso porque "aprenden que la pornografía es sinónimo de sexualidad" y les enseña una manera errónea de relacionarse con las chicas. "Les enseña a ellos cómo tiene que ser un hombre (en base al porno) y a ellas cómo tiene que ser una mujer para gustar a un hombre", argumenta Cobo.
La infancia se ha acortado. La adolescencia tiene acceso a mucha información, pero no tiene los filtros para cribar. "Estos contenidos alimentan una serie de ideas que alejan la erótica del deseo, el sexo se convierte en un recetario o técnicas que se alejan cada vez más de los deseos", asegura Raquel Hurtado, psicóloga y sexóloga, además de coordinadora del Área de Inserción Social del Centro Joven de Atención a la Sexualidad en Madrid.
La sexóloga nota como el porno se convierte en un problema en la sombra. "Hay mucho sufrimiento y dificultades asociadas con los cánones que ven", denuncia. Cada vez que la pornografía integra una práctica sexual, inmediatamente esta pasa a ser parte de la vida de los chicos, explica la sexóloga, que añade: "A veces parece que hablan de carreras de atletismo, resistencia y potencia, en vez de goce y placer".
"Todas las investigaciones ponen en evidencia que el consumo masivo por parte de la población masculina joven se ha convertido en algo que forma parte de la cultura cotidiana y que aún no hemos visto los efectos", señala la socióloga. "La pornografía sirve para hacer una radiografía de la sociedad".
"La educación sexual es imprescindible. Necesitamos introducir cambios significativos en el sistema educativo y hacerlo desde la perspectiva de la igualdad", reclama Cobo, que aboga por colocar la pornografía en la agenda política. "La clase política no tiene consciencia de hasta que extremo es grave el consumo de pornografía por parte de esta gente joven. No puede estar en abierto y es algo que se puede abordar", insiste Cobo.
Hurtado espera que con la nueva ley educativa se haga una apuesta fuerte por este tipo de educación y ve imprescindible "formar al profesorado" porque es necesario "hablar de las relaciones, desarrollar habilidades de comunicación, autoestima" y todas estas cuestiones "han de abordarse en el aula, que es donde más tiempo están".
"Mi única guía para el sexo ha sido el porno"
"Tenemos mucha información sobre el sexo, pero cero sobre educación sexual", acentúa Hicham, del grupo de jóvenes. No oculta que su única guía sobre el sexo ha sido el porno. Ha crecido en el seno de una familia conservadora: "Soy hijo de una familia árabe y musulmana. Yo con mis padres jamás podía hablar de sexo. Es algo que jamás va a ocurrir. Si hasta cuando en la televisión sale una escena de sexo salgo corriendo", dice.
Para sus padres es un tema tabú, pero asegura que intentará cambiar las cosas si tiene hijos. Ha echado en falta una educación sexual en el instituto: "Solo he recibido dos charlas sobre sexualidad. Una de cómo se ponía el condón, algo que ya viene en la cajita, y otra que ni me acuerdo", dice. Recuerda que las primeras conversaciones con los amigos sobre el sexo, dentro y fuera del colegio, eran sobre los videos porno.
"Cuando lo hice por primera vez estaba más preocupado por durar más y hacer mil cosas, como en los videos que llevaba muchos años viendo, Y no lo disfruté", asegura. "Hay videos que son violaciones", añade, y lo tiene claro: "Yo creo que las primeras experiencias de los chicos han sido imitando al porno". Son conscientes de que viven "una sexualidad llena de mitos y mentiras" y que eso se debe al consumo del porno.