EE.UU. afirma que "no habrá consecuencias migratorias" para quienes recojan a menores detenidos en la frontera
- La decisión busca acortar el tiempo que pasan los niños en las instalaciones de Estados Unidos
- El DHS anula una norma del expresidente Donald Trump
El Gobierno de Estados Unidos ha afirmado este viernes que los padres o tutores de menores detenidos en la frontera del país no tendrán "consecuencias migratorias" si acuden a recogerlos, con el objetivo de reducir el tiempo que pasan los niños en sus instalaciones.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, según sus siglas en inglés) ha anulado una norma de 2018 de la Administración del expresidente Donald Trump y limitará la información que comparte con el servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para que los padres y tutores de niños migrantes no acompañados puedan recogerles sin temer que sean deportados.
Según un informe de la organización Justice for Immigrants de 2019, la norma generó miedo entre padres y tutores indocumentados, elevando el tiempo de estancia de los niños bajo custodia federal.
Un "impacto real" para acortar el tiempo de estancia de los menores
"No habrá consecuencias migratorias para quienes se acerquen" a recoger a sus familiares y estén indocumentados, ha garantizado en una rueda de prensa una alta funcionaria estadounidense, quien ha hablado bajo condición de anonimato.
"Creemos que esto va a tener un impacto real" para reducir el tiempo que pasan los menores sin documentos en las instalaciones del Gobierno estadounidense, que en las últimas semanas han llegado en masa a la frontera.
El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, espera que las garantías a los familiares de los menores de que no serán deportados lleven a una menor carga para sus albergues en la frontera, que estaban al 94% de su capacidad la semana pasada.
Anula una norma del Gobierno de Trump
La norma cancelada por el DHS era un memorando por el que la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), que se encarga del cuidado de los menores indocumentados que llegan solos a las fronteras, debía notificar al ICE --responsable de las deportaciones en el interior del país-- cuando sus padres o tutor iba a acudir a recogerlo.
Según esta norma, firmada en abril de 2018, el ICE contaba con un plazo de 72 horas para comunicar "la información sobre el historial migratorio y criminal relevante" de los padres o tutores y sus familiares adultos.
La norma generó miedo entre los padres y tutores indocumentados, según un informe de la organización Justice for Immigrants, lo que resultó en una "duración prolongada de la estancia de los niños bajo custodia federal, más costes, separación de familias y un mayor riesgo de abusos o tráfico de menores vulnerables".
Ahora, el DHS y el Departamento de Salud han reemplazado esa norma por "un nuevo memorando de entendimiento que promueve la transferencia y el cuidado de los menores de forma rápida y segura", según un comunicado conjunto.
Detenidos 300 menores al día
Según el DHS, durante las últimas semanas se han detenido en la frontera a más de 300 menores no acompañados al día, que se quedan una media de 37 días en las instalaciones de la ORR, según ha señalado la funcionaria estadounidense, añadiendo que "ahora mismo no estamos en una situación en la que podamos hacer frente a la demanda que estamos viendo".
La cifra de migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México ha aumentado en los últimos meses, ya que Biden ha revertido algunas de las restrictivas políticas migratorias implementadas por el exmandatario Trump.
Biden anunció este miércoles que dará asilo a menores de 21 años de El Salvador, Guatemala y Honduras, quienes podrán tramitar sus peticiones desde sus países de origen, y restaurará un programa creado por el expresidente demócrata Barack Obama, que logró reunir a casi 5.000 niños con sus familias en Estados Unidos durante los tres años que estuvo en vigor.
El presidente estadounidense restaurará este programa que fue suspendido por Trump en 2017, dejando "varados" en sus países de origen a alrededor de 3.000 niños que habían recibido su aprobación para viajar a Estados Unidos y reunirse con sus familias.