Siete lecciones que nos ha dejado un año de pandemia
- RTVE.es ha preguntado a siete científicos y sanitarios sobre la principal lectura que han podido extraer de la COVID-19
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Un año de pandemia puede llegar a parecer una eternidad, aunque al menos ahora hay un elemento capaz de decantar la balanza del lado de la esperanza: las vacunas. En estos doce meses de convivencia diaria con la COVID-19, la incertidumbre nos ha acompañado como un fantasma omnipresente, de la mano de un virus que se ha caracterizado por ir siempre un paso por delante de la comunidad investigadora. RTVE.es ha trasladado a siete científicos y sanitarios la misma pregunta: ¿Cuál es la principal lección que se puede extraer de la pandemia? Esto es lo que han contestado:
Falta de solidaridad
Adolfo García Sastre, jefe de patógenos emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York:
"A mí, lo que más me ha sorprendido ha sido la falta de solidaridad entre los distintos países y las distintas opciones políticas para poder unirse y dar un mensaje único a la sociedad con respecto a qué es lo mejor que hay que hacer para mitigar los efectos de esta pandemia. No me esperaba que el mundo estuviera tan dividido después de todos los avances que hemos hecho en cuestiones políticas, en cuestiones de alianzas. Y si teníamos un enemigo común, confiaba en que hubiese habido una mayor solidaridad entre los distintos países, entre las distintas organizaciones internacionales y nacionales para ponerse todos de acuerdo contra el virus. Y eso me ha supuesto un poco de decepción, ya que todavía como humanidad no hemos sido capaces de trabajar juntos cuando tenemos un problema común".
Vulnerabilidad
Isabel Sola, codirectora del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC):
"Creo que hemos aprendido que somos vulnerables, y por mucho que hayamos dominado el mundo y la tecnología, y tengamos casi superpoderes, seguimos estando indefensos a algo tan aparentemente insignificante como un virus, que es una cosa que está en el límite entre lo vivo y lo no vivo.
Esto me lleva a dos lecturas. Por una parte, sabíamos que hay virus que tienen potencial pandémico y podían hacer esto, pero quizá no hemos querido ser consecuentes con esa idea y no hemos estado suficientemente preparados, con todo lo que eso implica. Y por otra parte, precisamente siendo tan frágiles como hemos sido, ahora somos conscientes también de que uno solo no puede solucionar un problema así. Es decir, ante problemas de una dimensión como esta, es absolutamente necesaria la colaboración en todos los sentidos, tanto en el ámbito científico como en el de sociedad".
¿Saldremos mejores? Saldremos diferentes
Guillermo Fouce, profesor de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid, y presidente de la fundación Psicología Sin Fronteras:
"Creo que la pandemia nos ha dejado la conciencia de fragilidad y de vulnerabilidad, y el sentimiento de que necesitamos apoyarnos en otros y movilizar la solidaridad para responder a una situación que es sumamente de indefensión.
¿Saldremos mejores? No lo sé. Creo que saldremos diferentes, eso seguro. Y en algunas cosas saldremos mejor, y en otras lo haremos peor. Es difícil generalizar. Yo soy optimista, pese a todo lo que me ha pasado. El virus me ha arrebatado a mis dos padres durante la primera ola y yo mismo he pasado 21 días en la UCI, más cerca de la muerte que de la vida".
El peligro de las enfermedades transmisibles
Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología:
"Quizá la reflexión clara que surge tras un año de COVID es que hay algo de lo que no nos podemos olvidar, y es que nunca, nunca, nunca se puede bajar la guardia con las enfermedades transmisibles. Pensábamos con un cierto ejercicio de petulancia que nuestro nivel de desarrollo era un cinturón poderoso frente a estos procesos y, sin embargo, en un mundo globalizado tratar de impedir que no lleguen enfermedades transmisibles como esta es pensar que le podemos poner puertas al campo.
Otro factor que creo que debemos entender es que cuando surge la pandemia el sistema sanitario estaba debilitado por la política de recortes que se había seguido desde la crisis económica del 2008 y eso ha obligado a los profesionales y al mismo sistema a multiplicarse para poder hacer frente a la pandemia. Creo que debemos entenderlo y espero que nos sirva de reflexión, que el sistema sanitario, junto con la educación y los servicios sociales, que son los pilares del estado de bienestar, nunca podemos plantear políticas de recorte, porque siempre se nos van a venir encima".
La importancia de los trabajadores sanitarios
María Cruz Martín Delgado, jefa de servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz (Madrid):
"Creo que esta pandemia nos ha enseñado la vulnerabilidad de los sistemas sanitarios, incluso aquellos más desarrollados, y la importancia de los profesionales como valor esencial de estos sistemas. La mayoría de países han visto sus sistemas sanitarios tambalearse por la pandemia con repercusión no solo de los pacientes COVID-19, sino de pacientes con otras patologías.
La respuesta de los profesionales sanitarios ha permitido mitigar esos daños pero a costa de una enorme carga física y sobre todo emocional. Deben construirse sistemas fuertes que permitan adaptarse de forma dinámica a este tipo de necesidades como la que estamos viviendo y asegurar que los recursos profesionales son los adecuados dándoles soporte no solo ahora sino a largo plazo".
Si no cuidamos la naturaleza, esto puede ser solo un aperitivo
Fernando Valladares, ecólogo e investigador del CSIC:
"La pandemia nos ha demostrado cómo se nos puede ir de madre un problema de una infección local que hacemos global, y que aumentamos las probabilidades de que ocurra afectando a la naturaleza. Los dos ingredientes mortíferos han sido la degradación ambiental y la globalización. Esos dos ingredientes que caracterizan a la civilización actual son los que nos han golpeado como una bofetada en la cara con la COVID-19. De alguna manera se sabía, y la ONU llevaba años avisando de que sucedería alguna pandemia, pero ha venido y nos ha sobrepasado por sus dimensiones, por la escala global, por la incapacidad tecnológica y sanitaria para hacerle frente…
Todo esto nos ha hecho repensar la globalización y cómo se gestiona, pero sobre todo nuestra relación con la naturaleza. Quiero pensar que va a haber un antes y un después, aunque no va a ser un cambio radical, sí que va a ser un punto de inflexión, y después de la COVID mucha gente ha entendido las conexiones con la degradación ambiental de distintas formas, y que por nuestro propio bien, por nuestro propio bienestar, por nuestra propia seguridad, hay que cambiar nuestra relación con la naturaleza".
El papel de la respuesta inmune
Carmen Cámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología:
"Después de un año intentando explicar cómo es la respuesta inmunitaria al SARS-CoV-2 y seguir recibiendo las mismas preguntas, creo que la pandemia ha evidenciado la necesidad de un Centro Nacional de Inmunología que complemente al actual Instituto de Salud Carlos III. Es necesario que haya una acción coordinada entre los distintos laboratorios de inmunología (tanto asistenciales como de investigación) para que se contesten de la forma más rápida posible las preguntas sobre la inmunidad a este virus: cómo es la respuesta inmune y por qué hay un 15% de los pacientes en los que hay evolución severa.
A la primera pregunta tenemos ya respuestas claras: la inmunidad es buena y duradera como demuestran tanto el anecdótico número de reinfecciones y la experimentación que muestra la persistencia de anticuerpos, células B memoria y células T memoria hasta 8 meses después (por el momento, estos plazos aumentarán con más tiempo de seguimiento). Para la segunda pregunta sólo tenemos indicios que apuntan al papel decisivo de la inmunidad innata, pero aún estamos lejos de explicar la totalidad de las causas. Queda mucho por hacer".