Un año de pandemia en las aulas de Aragón
- En la aulas ha sido un año con luces y sombras para familias, alumnos y profesores
- Los centros han tenido que reorganizar varias veces espacios y horarios
El cierre de los colegios e institutos fue un mazazo para todos, según recuerda Alejandro Torres, alumno del Instituto Miguel Catalán de Zaragoza. "Profesores y alumnos tuvimos que adaptarnos a la nueva situación con rapidez", añade .
“Había muchas dudas y preguntas“
El mayor problema fue la no-presencialidad, añade Teresa Cortés, profesora de Biología en el mismo centro.
"Hubo que poner en marcha sistemas telemáticos para poder ralizar clases on-line. Un mundo muy desconocido para todos". Teresa, aprendió incluso a grabar las clases en su domicilio para que los alumnos tuvieron los contenidos más completos.
"Aún así, había muchas dudas y preguntas y estaba todo el día contestándolas a través del correo electrónico", recuerda.
“El confinamiento ha hecho a los jóvenes muy dependientes de la tecnología y en muchas ocasiones hacen un uso inadecuado de ella“
Un año después, la mayor parte de los alumnos han vuelto al instituto, pero la ansiedad y la depresión se dejan notar. La orientadora del Instituto, Cristina Tendero, afirma que el confinamiento ha hecho a los jóvenes muy dependientes de la tecnología y, en muchas ocasiones, hacen un uso inadecuado de ella. Por eso, desde la dirección del centro, en colaboración con el Cuerpo Nacional de Policía, se hacen sesiones formativas para un buen uso del movil y las redes.
Reorganización de espacios y horarios
“El año pasado, con el confinamiento, no hubo practicas en empresas y este año tampoco van por buen camino“
La pandemia aún limita la presencia y, sobre todo, las prácticas en los ciclos formativos."El año pasado, con el confinamiento, no hubo prácticas en empresas y este año tampoco van por buen camino", lamenta Mª Luisa Toledano, tutora de Formación del Instituto Miguel Catalán.
"Las empresas por miedo o por cumplir las medidas de seguridad están limitando el número de alumnos", y añade que "si en condiciones normales admitían cuatro, ahora solo pueden ir dos".
“El año sin descanso, sin verano y sin fines de semana, así llaman los docentes a estos doce meses“
Los centros educativos también han sufrido dificultades con los espacios y horarios. "Hasta cinco veces ha habido que cambiarlos, lo más difícil buscar lugares para aulas" según el jefe de estudios del Instituto, Óscar Mendoza.
"Ha sido un trabajo enorme porqiue el Miguel Catalán es el centro de secundaria de Aragón con 1.600 alumnos. Lo más dificil preparar las nuevas aulas" añade Mendoza.
Hasta la biblioteca y el salón de actos han sido ocupados con mesas y pizarras. Por ello, este año de pandemia ha sido "el año sin descanso, sin verano y sin fines de semana". Así lo llaman los docentes a estos doce meses.