El "derecho a reparar": la Unión Europea alarga la vida de los electrodomésticos
- La norma de la Unión Europea garantiza el acceso a recambios ante una avería durante diez años
- El Ministerio de Consumo trabaja en un índice que catalogará la dificultad de reparación de cada aparato electrónico
Es muy probable que hayas escuchado la frase "no merece la pena repararlo, sale mejor comprar uno nuevo" cuando se te ha estropeado un electrodoméstico. Los recambios para alargar la vida útil de un aparato son escasos o demasiado caros para la mayoría de los productos electrónicos. Por eso, la Unión Europea ha aprobado una ley que garantiza la reparación de un objeto, por lo menos, durante los diez años siguientes a la compra.
Este "derecho a la reparación", que entró en vigor el 1 de marzo, obliga a las empresas a disponer de recambios para arreglar sus productos. Hablamos de frigoríficos, lavadoras o de cualquier aparato electrónico como los teléfonos móviles o un televisor. Aparatos que deben ser fáciles de desmontar con herramientas habituales para sustituir los componentes dañados, bien en casa o por un profesional técnico.
Además, el fabricante debe facilitar un manual de instrucciones para conocer la posición de cada pieza y debe existir una relación entre el precio de cada recambio con el precio del aparato completo.
El objetivo que persigue la Unión Europea es fomentar la sostenibilidad y una economía circular. Un cambio en la forma actual de consumo "excesivo, que anima a los productores a favorecer una sustitución desenfrenada de los productos debida a una obsolescencia prematura", según la Comisión Europea. Precisamente, un estudio de esta institución demuestra que los aparatos electrónicos tienen tres veces más de posibilidades de ser comprados si está etiquetado como "más duradero".
La dificultad de reparar en la actualidad
Cada ciudadano europeo genera 16 kg de residuos electrónicos al año. Y muchos productos electrónicos se desechan sin consultar su posible reparación. Aun así, no todos los aparatos electrónicos se pueden reparar por el diseño o su ensamblaje que impide desmontarlo para saber qué falla sin romper la carcasa.
"Hay muchos impedimentos a la reparación: no hay piezas para ese electrodoméstico porque es viejo o el presupuesto que plantean para arreglarlo es prohibitivo", ha destacado el vicepresidente de FACUA, Miguel Ángel Serrano. "Es muy habitual que nos lleguen casos de consumidores que dejan un producto para reparar y cuando van a recogerlo su factura ha crecido por las dificultades de sustituir las partes dañadas".
Otro punto es el de la obsolescencia programada. "Yo creo que todos hemos sufrido algún caso de un producto que se estropea al poco de finalizar el periodo de garantía", ha recordado el vicepresidente de FACUA. Serrano entiende que es pronto para valorar si la norma europea del "Derecho a reparar" será o no favorable para el consumidor.
"A día de hoy sigue siendo difícil demostrar si la avería es por un mal uso que se ha dado al electrodoméstico o es problema del fabricante", explican desde FACUA. Por eso apuestan por una extensión del periodo mínimo de la garantía, que actualmente está en los dos años, para facilitar la sustitución o reparación de un aparato electrónico.
España prepara el Índice de Reparabilidad
Para fomentar la fabricación y compra de aparatos eléctricos de fácil reparación, el Ministerio de Consumo está trabajando en el Índice de Reparabilidad. Una herramienta numérica, en una escala de uno a diez, similar a la tabla que existe en la actualidad para medir la eficiencia energética de un electrodoméstico o una vivienda.
En concreto, este indicador calculará el grado de dificultad a la hora de reparar un aparato eléctrico o electrónico, según las fuentes consultadas por RTVE.es. El índice tendrá en cuenta factores como la facilidad de desmontar o intercambiar piezas, la disponibilidad de los recambios y el coste que tendría esta reparación. Además, la valoración será más alta si la documentación del fabricante contiene instrucciones de cómo se repara el aparato.
“Hay que incentivar la reparación tanto en los consumidores como entre los fabricantes“
Las autoridades de Consumo y del departamento de Vigilancia de Mercado serán quienes supervisen que el etiquetado es correcto. Sin embargo, serán los fabricantes los que realicen el cálculo de 'reparabilidad' de sus productos.
El objetivo que persigue el ministerio de Albergo Garzón es incentivar "tanto en consumidores como en fabricantes, la reparación frente a la obsolescencia", según ha destacado el ministro el pasado lunes. "Una forma de reducir la huella ecológica", ha añadido Garzón mientras aboga por no desechar un producto solo porque ha dejado de funcionar, si tiene arreglo.
El pionero índice galo
España sería el segundo país de la Unión Europa en tener un indicador que certifica la 'reparabilidad' de los electrodomésticos. El pionero en aprobar un índice de esta clase fue el ministerio francés de Transición Ecológica. El criterio y el cálculo de 'reparabilidad' es similar al que propone Alberto Garzón para España y también puntúa de uno a diez.
Además, el ministerio galo recopila todos los productos y su ránking en catálogos que el consumidor puede consultar antes de hacer una compra. No solo de electrodomésticos sino también de aparatos electrónicos como una televisión o un teléfono móvil.
La medida entró en vigor en este país el 1 de enero. Según los cálculos de la administración francesa, solo el 40 % de los aparatos electrónicos en el país son reparados cuando llegan al final de su vida útil. "Yo creo que los hábitos de consumo son bastante parecidos en España y en Francia por lo que no creo que aquí se alargue la vida de los dispositivos con una reparación", entiende Diego Alonso, un vallisoletano que reside en Francia desde hace cinco años.
Sin embargo, muchas páginas de electrodomésticos en Francia han habilitado un catálogo de recambios y componentes de sus productos. "Es cierto que ahora es más fácil comprar repuestos, pero los precios tampoco invitan a reparar antes de comprar un sustituto nuevo", explica Vincent, natural de Francia.
"Si vives en el mundo de Apple, por lo general, es súper caro reparar algo sin el seguro", explica este parisino. "Te saldría más barato comprar tú las piezas y hacerlo por ti mismo, pero eso no merecería la pena", añade Vincent. Por eso espera que la nueva política del gobierno galo "fuerce a que los precios de los repuestos sean más baratos" ya que, de momento, no ha podido comprobarlo.