AstraZeneca regresa, sigue la carrera por la vacunación y la incidencia sube: ojo con la curva esta Semana Santa
Semana de contradicciones, reinicios, retrasos, dudas y desconfianza. Se nos dice que no viajemos por España, pero sí se puede venir a España desde otro país. Se nos dice que la vacuna de AstraZeneca es segura, pero no nos fiamos de ella.
En la semana en la que los datos sanitarios anuncian el advenimiento de una cuarta ola avivada por las nuevas variantes están fallando de forma aguda la comunicación, la coherencia y la respuesta política inequívoca. Más madera para la “fatiga pandémica”, ahora que falta dar el último empujón.
¿Qué pasa con la vacuna de AstraZeneca?
O mejor dicho, qué no pasa. La vacuna más esperada, que tenía una gran parte de su producción comprometida meses antes de llegar, es ahora la más indeseada. Su historial de problemas es largo y ha hecho mella en su reputación:
- En noviembre, la fase de ensayos clínicos arrojó resultados dudosos: una eficacia del 70 % para quienes recibieron dos dosis, y un 90 % para quienes -por error- habían recibido media dosis en una de las inyecciones. Un hallazgo por puro azar que no ayudaba a la confianza. Mientras, Pfizer/BioNTech y Moderna anunciaban un 95 % de eficacia.
- Al mismo tiempo, Bruselas libraba un pulso con AstraZeneca y el Reino Unido por los problemas de producción y suministro de la farmacéutica. La Unión Europea le acusaba de incumplir compromisos, Italia bloqueaba la exportación de la vacuna para que no se vendiera a países no europeos... La tensión creció hasta que la compañía acordó entregar 40 millones de dosis, que al final redujo a 30 millones en el primer trimestre, un tercio de lo prometido originalmente. Y los líos y las suspicacias con las exportaciones han vuelto esta semana.
- Ante la falta de personas mayores de 65 años en los ensayos, las autoridades recomendaron no poner esta vacuna al grupo prioritario en la estrategia de vacunación. A finales de enero, cuando Bruselas la autorizó, se descartó también para menores de 18 años. En España, Sanidad solo la aprobó para personas de 18 a 55 años.
- Y lo de los trombos. Cuando ya se había autorizado su uso para mayores de 65 tras la recomendación de la OMS, varios casos de trombosis cerebrales en Austria y Dinamarca hicieron saltar las alarmas y una decena de países europeos suspendieron la vacunación con el suero de Oxford, pese a las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento. También España, uno de los últimos países en decidirlo y que ha tardado casi una semana en retomar la vacunación desde que anunció que lo haría.
- Hasta cuando da buenas noticias hay problemas. Al día siguiente de anunciar en una nota de prensa que la eficacia de su vacuna es del 80 % en mayores de 65 años, se ve obligada a recular tras cuestionarles EE.UU. por ofrecer datos desfasados. Este jueves anunció finalmente que rebajaba su eficacia al 76 %.
- Los retrasos llegan a España. Pese a que las comunidades autónomas han reincorporado a AstraZeneca en sus calendarios de vacunación, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Galicia han denunciado nuevas demoras en los envíos de esta farmacéutica.
Confianza: no hay vacunas de primera o de segunda
Resultado: más de la mitad de españoles, un 52 %, considera ahora que la vacuna de AstraZeneca no es segura, frente al 38 % que confía en ella, según una encuesta de YouGov difundida esta semana. A finales de febrero, solo un 25 % de los españoles encuestados decía desconfiar de la seguridad de este fármaco. Es decir, los reticentes se han duplicado en estas semanas de incertidumbre, un fenómeno que también se ha dado en países como Italia y que es aún mayor en Francia y Alemania.
En el Reino Unido es donde menos efecto ha tenido este terremoto informativo. No reniegan de su vacuna y no lo hacen por patriotismo. Como señalaba esta semana el periodista y divulgador Luis Quevedo en La Hora de La 1, allí se ha primado poner al menos una dosis de AstraZeneca en el mayor número posible de personas, así que hay más porcentaje de población que ha recibido esta vacuna y que ven que no sucede nada.
Manuel Franco, epidemiólogo y miembro de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), señala a RTVE.es que la comparación entre vacunas es “odiosa” y “no viene a cuento”, y llama a que nos quitemos la idea de que hay “vacunas de primera, de segunda o de tercera clase”.
“Las vacunas están demostrando tener una eficacia altísima, mucho más que otras que ponemos a nuestros hijos o que llevamos poniendo durante décadas. Consiguen que no enfermemos, que no acabemos en un hospital y que no muramos. Necesitamos todas las vacunas”, defiende.
De la misma opinión es Francesc Pujol, director del Centro Medios, Reputación e Intangibles de la Universidad de Navarra. “Se hizo un gran daño reputacional a la vacuna al decir que no se iba a vacunar a los mayores de 55. Se instaló el mantra de que no sirve para proteger a los mayores, cuando tenemos el ejemplo contrario en el Reino Unido con su uso”.
Para rehabilitar la confianza en AstraZeneca, Pujol propone un ejercicio “paradójico”: no “refugiarse” en vacunar a la gente joven, sino “ofrecerla y ponerla (y que pueda renunciar a ella) a la de gente de entre 60 y 70 años, porque son muchos más los beneficios que los riesgos de la vacunación”.
Si se demuestra por la vía de los hechos que no hay efectos adversos para las personas mayores, además de ofrecer los datos que se van conociendo y que evidencian el impacto de la vacuna entre la población que se ha vacunado frente a la que no, "serán el ejercicio práctico de recuperación de la confianza a nivel local".
La prueba del mercado
Lo cierto es que el mundo ha apostado y sigue apostando por Oxford/AstraZeneca. Al margen de polémicas, presenta numerosas ventajas para competir en un mercado mundial lanzado en la carrera por la vacunación y “bendecido” con un catálogo creciente de sueros. AstraZeneca es la más barata de las vacunas disponibles y no requiere congeladores para su almacenamiento y transporte, puesto que puede conservarse a temperaturas de 2-8º C. Han recurrido a ella países de los cinco continentes.
Sin embargo, el acceso a las vacunas continúa siendo un desafío para los países menos desarrollados y el escenario se complica todavía más cuando los países compiten entre sí en un mercado escaso. Por ahora, el Mecanismo COVAX, comandado por la OMS, solo ha llevado 30 millones de dosis a medio centenar de países. Esto es un 1,5 % del objetivo de alcanzar los 2.000 millones de dosis antes de que cabe el año.
De cumplirse este objetivo, las vacunas de COVAX servirán para proteger a un 20 % de la población de cada uno de los 180 países integrados en el proyecto. Pero todavía serán necesarias más financiación, ayudas y donaciones directas para garantizar que el fármaco se distribuya por el mundo de una forma equitativa.
Ojo con la curva en Semana Santa
Pero por más que hagamos cálculos con la proporción de personas que pueden estar inmunizadas de aquí al verano, la vacuna no va a evitar contagios, hospitalizaciones y muertes por COVID-19 entre los meses de abril y mayo. Lo que estamos haciendo ahora y lo que haremos en las próximas fechas será determinante.
Tras ocho semanas de descenso, la incidencia pica hacia arriba otra vez en España -atención sobre todo a la subida en comunidades como Navarra, País Vasco y Extremadura- y la situación en la Unión Europea sigue siendo "alarmante" y va a peor, alertó la comisaria de Salud, Stella Kyriakides.
Los casos aumentan en 19 Estados miembros, las hospitalizaciones en 15 y las muertes en 8, y se teme que la situación vaya a peor por las nuevas variantes. La británica es la dominante en casi todos los países de la UE, mientras que la de Sudáfrica y la de Brasil se han detectado en 18 y en nueve países, respectivamente.