El Museo Altamira expone esqueletos íntegros de renos, ciervos y bisontes prehistóricos
- Los fondos proceden de excavaciones en la sima guipuzcoana de Kiputz, a la que cayeron cerca de 80 animales hace 20.000 años
- Los restos de bisontes responden a la morfología de los que están pintados en el techo de la cueva
Atraídos por la luz que veían al otro lado de la gruta, ciervos, renos y bisontes prehistóricos fueron precipitándose a un foso natural de seis metros de hondo y cuatro de anchura. Era la trampa que albergaba el túnel y gracias a la que hoy podemos ver la formación ósea de aquellos animales que vivieron hace 20.000 años en la montaña cantábrica bajo el Último Máximo Glaciar.
Técnicos de la universidad del País Vasco descubrieron en 2004 la cavidad y hasta 2007 fueron excavando las sucesivas capas de huesos, que se han conservado enteros y en conexión anatómica sin que se haya producido ninguna selección humana o de animales, ya que la sima nunca fue habitada por ningún depredador. Según Xabier Murelaga, uno de los dos comisarios de la muestra que podremos ver en el Museo Altamira hasta el 4 de julio, "como los huesos están en su integridad podemos hacer estudios biométricos y hacernos una idea del tamaño real que tendría esa población de bisontes, ciervos y renos que vivían hace unos 18.000 años".
“El bisonte pertenece a la especie que está pintada en la cueva de Altamira“
Kiputz es el yacimiento de animales prehistóricos más rico de la península ibérica, pero su descubrimiento no solo ayuda a comprender la conducta de los animales y sus hábitos. La muestra recoge con fidelidad las condiciones ambientales del ecosistema en esa época, con el mar a unos 18 kilómetros más lejos de la actual línea de costa, y es que en este último gran invierno glaciar, hace unos 20 000 años, la cornisa cantábrica presentaba una estampa gélida, fría y blanca, difícil de imaginar hoy en día: el paisaje estaba dominado por una inmensa estepa, a menudo cubierta de nieve y con una vegetación escasa, donde pastaban animales que fueron desapareciendo a medida que el clima se templaba: renos, rinocerontes lanudos, bisontes esteparios, mamuts...
Pilar Fatás, la directora del Museo Altamira, recuerda el momento en que los investigadores vascos descubrieron,en Kiputz, el cráneo íntegro de bisonte que se expone en la muestra: "para nosotros realmente fue un hallazgo muy interesante porque era el primer cráneo que aparecía en la península ibérica con toda su cornamenta y que pertenecía a la especie que está pintada en la cueva de Altamira, un nexo de unión que nos pareció fundamental y por eso nos embarcamos en organizar esta exposición"
Con 18.296 fragmentos óseos, Kiputz IX alberga los conjuntos paleontológicos más abundantes de renos y bisontes de toda la Península Ibérica.