Racismo contra los asiáticos en EE.UU.: cada vez más visible y con más agresiones, especialmente contra las mujeres
- Durante la pandemia, se han registrado cerca de 3.800 incidentes
- Las mujeres asiáticas denuncian incidentes de odio 2,3 veces más que los hombres
Los ataques racistas contra los ciudadanos de origen asiático son cada vez más visibles en Estados Unidos y han aumentado de forma significativa en el país, especialmente desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, algo por lo que algunos culpan incluso al expresidente Donald Trump, quien se refirió en reiteradas ocasiones al coronavirus como "el virus de China".
Desde marzo de 2020 hasta febrero de este año, se han registrado alrededor de 3.800 incidentes relacionados con el odio contra estadounidenses de origen asiático, de los que la mayoría de las víctimas son mujeres, entre otras cosas debido al estereotipo de que las asiáticas son dóciles y sumisas.
Uno de los más recientes ataques contra asiáticos en Estados Unidos fueron varios tiroteos en Atlanta (Georgia) en centros de masajes, en los que murieron ocho personas, entre ellas seis mujeres de origen asiático. Este episodio ha hecho que se llevaran a cabo numerosas marchas en todo el país para mostrar solidaridad con las minorías asiáticas y la creación de grupos de vigilancia en algunas ciudades. El Gobierno de Joe Biden ha respondido anunciando nuevas medidas contra este tipo de ataques raciales.
La pregunta más común: “¿De dónde eres?”
Ted Liu, profesor de Relaciones Internacionales en el Instituto de Empresa en Madrid, nació en Taiwán en 1972 y con 11 años emigró con su familia a Los Ángeles, en California. Cuenta con tres nacionalidades: taiwanesa, estadounidense y española, pero él se siente de California, el lugar en el que creció.
Muchas personas, al preguntarle de dónde es, no creen que sea californiano. “No parece que seas de California. Si lo fueras parecerías un surfista y no tienes el pelo largo”, afirma Ted que le responden.
Sin embargo, este tipo de experiencias no le han ocurrido únicamente en el ámbito personal, también en el profesional. “Cuando trabajaba en el Congreso de Estados Unidos, uno de mis trabajos como personal de un congresista, era interactuar con los votantes. Tenía que responder a cualquier llamada telefónica que llegara a la oficina”, explica Ted, quien habla inglés con un acento completamente estadounidense, en declaraciones a RTVE.es.
“Un día tuve una conversación muy agradable con una persona que llamó, y después nos conocimos en Portland. Su primer comentario hacia mí fue: ‘Cuando hablé contigo por teléfono pensé que eras estadounidense’. Yo le dije: ‘¿Qué quieres decir? Soy estadounidense”, continúa Ted, recalcando que a los estadounidenses blancos no les hacen ese tipo de comentarios, “pero parece que a los estadounidenses de origen asiático nos los hacen porque se nos ve diferentes”. “Hay personas que no lo hacen con maldad. Lo hacen porque crecieron en un determinado entorno y tienen ciertas suposiciones de qué aspecto debería tener un estadounidense”, asegura.
Pero Ted no ha vivido experiencias de racismo únicamente en Estados Unidos. En España también le preguntan de dónde es e incluso ha recibido comentarios como: “Chinito, vete a tu país”. “Tengo nacionalidad española, ¿a dónde quieres que me vaya?”, añade.
Las consecuencias del “virus chino” de Trump
Durante la pandemia, se han registrado cerca de 3.800 incidentes relacionados con el odio contra estadounidenses de origen asiático, aunque los expertos consideran que esa cifra es tan solo una parte del total.
Según un informe de la organización sin ánimo de lucro Stop AAPI Hate, entre el 19 de marzo de 2020 y el 28 de febrero de este año, los estadounidenses descendientes de asiáticos experimentaron todo tipo de abusos por su origen étnico. Más del 68% de los abusos fue verbal, mientras que el 11,1% fue físico.
Defensores de los derechos de estadounidenses de origen asiático relacionan el aumento de la violencia con el crecimiento del sentimiento anti-asiático en Estados Unidos y algunos incluso culpan directamente al expresidente Donald Trump, quien en varias ocasiones se refirió a la COVID-19 como “el virus de China” o “kung flu” (“la gripe kung”, en inglés).
“Esta pandemia tiene sus orígenes en China, pero no hace falta que la gente vaya diciendo las cosas que decía Trump, porque luego la gente que le sigue entiende que él es la única fuente de la verdad”, señala la profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea Alana Moceri en una entrevista a RTVE.es.
Mary Perkins, una estadounidense descendiente de una familia de origen chino que vive en San Francisco, asegura que en su ciudad los asiáticos son una gran parte de la comunidad y afirma que “están asustados”. “Estados Unidos tiene una larga historia con el racismo, pero con el coronavirus y el presidente llamándolo ‘el virus de China’ no había forma de que no pasara algo, porque estaba culpando directamente a los asiáticos de la situación”, indica Perkins.
Por ello, en el Chinatown de San Francisco, los ciudadanos asiáticos han creado un grupo de vigilancia. “No son policías, pero patrullan la zona y van hablando con la gente para asegurarse de que están seguros y evitar que la gente ataque, porque obviamente puede suceder”, explica.
Un fenómeno que afecta más a mujeres
De los incidentes de odio contra asiáticos registrados en el último año en Estados Unidos, en la mayoría de ellos las víctimas fueron mujeres, concretamente un 68%, comparado con el 29% registrado contra hombres.
Las mujeres asiáticas denuncian incidentes de odio 2,3 veces más que los hombres y es probable que la fusión entre el racismo y el sexismo, incluido el estereotipo de que las mujeres asiáticas son dóciles y sumisas, influya en estas cifras.
“A veces los hombres ven a las mujeres como un objeto sexual. Solo quieren tener sexo con ellas y no les importan sus sentimientos. Las películas, la mayoría de las veces, muestran a las mujeres asiáticas de forma sexualizada. Creo que los hombres lo ven y creen que las mujeres asiáticas son objetos sexuales”, afirma Mary Perkins en declaraciones a RTVE.es.
El sospechoso de los tiroteos en tres salones de masaje asiáticos en Atlanta, en los que murieron ocho personas --entre ellas seis mujeres de origen asiático-- negó tener una motivación racista y aseguró que tenía una “adicción sexual”. El joven de 21 años, que había frecuentado los salones de masaje antes de los tiroteos, explicó que para él eran “una tentación que quería eliminar”, unas declaraciones que provocaron indignación y escepticismo debido a la ubicación del ataque y que la mayoría de las víctimas eran mujeres de ascendencia asiática.
Las víctimas exigen reconocimiento
Después de los tiroteos en Georgia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió al Congreso que aprobara “rápidamente” una legislación sobre delitos de odio para poder abordar el aumento de la violencia y discriminación contra los ciudadanos de origen asiático durante la pandemia.
Esta ley tiene como objetivo aumentar la supervisión por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos de los delitos de odio relacionados con el coronavirus, así como ofrecer apoyo a las agencias estatales y locales que imponen la ley y que la información sobre delitos de odio sea más accesible para las comunidades asiático-estadounidenses. Además, el presidente ha anunciado recientemente nuevas medidas para abordar la violencia contra asiáticos, entre ellas el despliegue de 49,5 millones de dólares del plan de rescate para programas comunitarios.
El profesor de Relaciones Internacionales Ted Liu cree que Biden también puede “promover una mayor participación social y política de los estadounidenses de origen asiático, ya sea en el Gobierno o en la política”. Gran parte de los miembros más importantes del Gobierno de Biden pertenecen a minorías raciales, pero tan solo dos tienen origen asiático, entre ellos la vicepresidenta, Kamala Harris, cuya madre es originaria de India.
“¿Podría haber más? Creo que sí. Creo que hay muchos estadounidenses de origen asiático muy cualificados que pueden servir a su propio país. ¿Alguien tiene que ser asiático para representarme como ciudadano? Para mí, no necesariamente. Siento que mientras un político represente mis puntos de vista sobre lo que considero que es una buena sociedad, estoy de acuerdo con esa persona, ya sea negra, blanca, violeta o marciana. Lo que sea”, añade Liu.