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Estados Unidos

Biden encara una larga y compleja batalla para aprobar su plan de empleos e infraestructuras

  • Está valorado en 2,25 billones de dólares y destinado también a mejorar la competitividad de EE.UU. respecto a China
  • El presidente de Estados Unidos quiere financiar ese plan mediante una subida del impuesto de sociedades hasta el 28 %

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Biden presenta un ambicioso plan de infraestructuras de más de dos billones de dólares

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha puesto en marcha este jueves una batalla que durará meses para aprobar su primera gran iniciativa no relacionada con la pandemia: un ambicioso plan de empleos e infraestructuras que enfrenta una fuerte resistencia de los republicanos.

Mientras la oposición conservadora ha movilizado a sus aliados en los grupos de presión para combatir el plan de Biden, la Casa Blanca ha reconocido que no cree que pueda aprobar el proyecto hasta el verano, y ha dejado caer que posiblemente tendrá que recurrir para ello a maniobras que le permitan sacarlo adelante sin ningún apoyo republicano.

El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.

"Veremos si hay una forma de conseguirlo (con apoyos republicanos). Pero al fin y al cabo, seré muy claro: al presidente le han elegido para hacer un trabajo, y parte de ese trabajo es preparar a este país para que gane el pulso por el futuro", ha dicho este jueves el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ron Klain.

"Nuestra intención es cumplir con eso", ha añadido Klain en una entrevista con el diario Politico.

La mano derecha de Biden en la Casa Blanca ha admitido así la dificultad de aprobar con apoyos republicanos el plan detallado este miércoles por el presidente, valorado en 2,25 billones de dólares y destinado a renovar las infraestructuras del país, mejorar su competitividad respecto a China y recortar las emisiones de carbono.

Deshaciendo el legado de Trump

Biden quiere financiar ese plan mediante una subida del impuesto de sociedades hasta el 28 %, además de obligar a grandes empresas como Amazon, que ahora no pagan ningún impuesto federal, a aceptar una tasa mínima del 15 % de sus ingresos.

Eso desharía el principal legado a nivel doméstico de su predecesor, Donald Trump, que en 2017 firmó una reforma fiscal que rebajaba el impuesto de sociedades del 35 % al 21 %, por lo que el plan de Biden ha puesto en pie de guerra a los republicanos en el Congreso.

"Voy a luchar contra ellos a cada paso del camino, porque creo que esta es una mala receta para Estados Unidos", ha afirmado este jueves el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.

En declaraciones desde el estado al que representa, Kentucky, el senador republicano ha pronosticado que el plan de Biden no conseguirá "nada de apoyo del lado" conservador del Senado, lo que complicará su aprobación.

Poco margen de maniobra

Aunque los demócratas -el partido de Biden- controlan la Cámara Baja, los escaños del Senado están divididos por igual entre ambos partidos, y los progresistas solo pueden aspirar a aprobar sin apoyos de la oposición aquellas medidas que tengan que ver con el presupuesto o las nominaciones de cargos del gabinete.

Los demócratas ya han empezado a explorar la idea de emplear un mecanismo presupuestario para impulsar el nuevo plan de Biden, igual que hicieron con el paquete de rescate de 1,9 billones de dólares para aliviar los efectos económicos de la pandemia, aprobado hace casi un mes sin ningún apoyo republicano.

Sin embargo, esa vía podría restar credibilidad a un presidente que llegó al poder con el compromiso de buscar puntos de unidad con los republicanos, y Biden ha prometido que invitará a la oposición a la Casa Blanca para tratar de llegar a un acuerdo.

El presidente también es consciente de que será clave tener a la opinión pública de su lado, y este jueves ha encargado a cinco miembros de su gabinete que le ayuden en ello.

"Ellos me representarán a la hora de lidiar con el Congreso, dialogar con el público para vender el plan y ayudar con los detalles a medida que lo refinamos e impulsamos", ha explicado Biden durante la primera reunión con su gabinete de su mandato.

Una imagen de Biden durante la primera reunión con su gabinete de su mandato.

Los encargados de esa misión son los secretarios de Transporte de EE.UU., Pete Buttigieg; de Energía, Jennifer Granholm; de Comercio, Gina Raimondo; de Trabajo, Marty Walsh, y de Vivienda y Desarrollo Urbano, Marcia Fudge.

Quejas desde la izquierda

Los obstáculos para aprobar el plan no solo vienen del lado republicano: tanto los demócratas más progresistas como algunos moderados han puesto pegas a la propuesta de Biden, y es probable que la Casa Blanca tenga que hacer concesiones para conquistarles.

"Esto no es suficiente", tuiteó el miércoles la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, quien después precisó en una entrevista con la cadena MSNBC que lo que le gustaría ver es una inversión casi cinco veces mayor, de 10 billones de dólares a lo largo de una década.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha dicho este jueves que Biden está dispuesto a ampliar el alcance del plan si le proponen formas de financiarlo, pero ha defendido las líneas generales del texto y ha confiado en que pueda estar "aprobado para el verano", lo que implica más de dos meses de batalla legislativa en Washington.