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El papa Francisco preside el 'Vía Crucis de los niños' en una plaza vaticana desierta

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Vía Crucis en la Plaza de San Pedro del Vaticano
Vía Crucis en la Plaza de San Pedro del Vaticano

El papa Francisco ha presidido este viernes un Vía Crucis en el que los niños han sido los protagonistas y que, por segundo año consecutivo, se ha celebrado en una vacía Plaza de San Pedro del Vaticano por la pandemia, y no en el Coliseo, como era habitual.

Este año de coronavirus uno de los colectivos que más ha sufrido han sido los niños, que han tenido que quedarse encerrados en sus casas, sin poder ir al colegio, sin ver ni jugar con sus amigos, y que han visto cómo sus abuelos y otros familiares enfermaban de COVID-19 y en algunas ocasiones morían si poder despedirse de ellos.

Francisco ha querido tener un gesto especial con ellos en este Viernes Santo y ha decidido que fueran los autores de las meditaciones que se han leído en este Vía Crucis, en el que el papa no ha realizado ningún discurso como sí ha hecho en ocasiones pasadas cuando se celebraba en el Coliseo, símbolo de la persecución y del sufrimiento de los primeros cristianos.

El subdirector editorial de los medios vaticanos, Alessandro Gisotti, ha explicado que el papa ha querido invitar "a mirar el sufrimiento de la humanidad, especialmente en esta época marcada por la pandemia, a través de los ojos de los más pequeños".

Los niños, los grandes protagonistas

El Papa ha llegado puntual a las 21:00 horas al atrio situado en la plaza de San Pedro para presidir las meditaciones de las catorce estaciones del Vía Crucis que, por primera vez, han sido preparadas por niños y jóvenes de 8 a 19 años.

En la elaboración de los textos han participado los chicos que han seguido los cursos de preparación de la Primera comunión y de la Confirmación de la parroquia Santi Martiri de Uganda en el sur de Roma y un grupo de Boy Scouts de la ciudad de Foligno (Umbria). Cuatro de estos chicos las han ido leyendo, mientras que ocho han ido portando la cruz.

El papa Francisco preside el Vía Crucis

El papa Francisco preside el Vía Crucis EFE/EPA/GREGORIO BORGIA

El bullying escolar, la inmigración, las mentiras a los padres, las desilusiones en la escuela o la soledad que han vivido los enfermos de COVID-19 son algunos de los temas que han estado presentes en los textos que recogen los pensamientos y las reflexiones que han sido coordinados por el párroco de la iglesia romana y algunos de los monitores de los Boy Scout.

El texto que se ha leído ha revivido, por ejemplo, la escena de un chico que jugaba al fútbol con los amigos del barrio mientras el hijo de una familia que acaba de mudarse los observaba. "Él no jugaba con nosotros, ni siquiera entendía bien nuestra lengua (...) Walid desde aquel día es uno de mis mejores amigos, además de ser el portero de nuestro equipo", se lee en el texto que habla de la integración.

Un acto con medidas de seguridad y sin aglomeraciones

Como en 2020, la plaza vaticana ha sido iluminada por unas velas en el suelo, colocadas desde el obelisco hasta el sagrado, y ha contado con un número restringido de fieles -250 personas-, que se han sentado en sillas separadas, guardando la distancia interpersonal y en todo momento con las mascarillas puestas.

Para evitar aglomeraciones de fieles y curiosos que pudieran acercarse hasta la plaza, esta ha sido cerrada y solo ha podido ser recorrida por los portadores de la Cruz, un grupo de jóvenes y educadores que han comenzado en el obelisco central y han ido avanzando hacia el sagrado, donde se encontraba el papa Francisco.

El Viernes Santo es el segundo día del Triduo Pascual y recuerda la pasión de Cristo y su calvario hasta ser crucificado. El rito del Vía Crucis fue instaurado en 1741 por orden de Benedicto XIV, aunque su práctica cayó en el olvido con el paso del tiempo, hasta que se retomó en 1925.

No fue hasta el año 1964 cuando el pontífice y beato Pablo VI eligió para acoger esta ceremonia el Anfiteatro Flavio, símbolo de la persecución de los primeros cristianos en época romana.

El pontífice continuará este sábado los ritos de Semana Santa con la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección celebrará una misa en la plaza de San Pedro del Vaticano y después impartirá la tradicional bendición Urbi et Orbi (A la ciudad y al mundo), sin apenas fieles.