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Coronavirus

El FMI empeora la previsión de déficit para España hasta el 9 % en 2021, el más alto de la UE

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Un trabajador del sector de la construcción en Córdoba
Un trabajador del sector de la construcción en Córdoba

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el impacto de la crisis del coronavirus en las cuentas públicas españolas en 2021 será algo menos lesivo que en el primer año de pandemia, cuando cerró con un déficit público por encima del 11 %, si bien será ocho décimas más elevado que el de sus últimas previsiones y el más alto de la Unión Europea (UE), alejándose aún más del objetivo dibujado para este curso por el Gobierno.

En su informe sobre la fiscalidad global publicado este miércoles, el organismo prevé que España logre reducir su déficit hasta el 9 % este año -después de que la cifra en 2020 casi se cuadruplicase- y hasta el 4,3 % en 2024, año en el que se quedaría estancado hasta 2026. El Fondo también estima que la deuda pública se reducirá con respecto a la anterior proyección en cuatro décimas hasta situarse en el 118,4 %, rebajándose hasta el 116,8 % en 2024, pero de nuevo aumentará a partir de entonces hasta el 118,4 % en 2026. Todo ello en un contexto marcado por la pandemia, cuyos efectos han disparado los gastos y menguado los ingresos, y que también se verá favorecido por el impacto de los fondos europeos.

Las previsiones son más pesimistas que las presentadas este martes sobre la situación macroeconómica global, donde el FMI revisó al alza el Producto Interior Bruto (PIB) español este año hasta el 6,4 % y el 4,7 % para 2022, aunque auguró que el paro seguirá siendo uno de sus principales problemas, al situarse a la cabeza de las grandes economías.

El apoyo fiscal de los gobiernos tras la irrupción de la pandemia, explica el FMI, ha evitado contracciones económicas “más severas y mayores pérdidas de puestos de trabajo”, pero también ha provocado un aumento de los déficits y la deuda a niveles “sin precedentes” en todos los países. Los déficits en 2020 alcanzaron el 11,7 % en las economías avanzadas, el 9,8 % en las de mercados emergentes y el 5,5 % para los países en desarrollo de bajos ingresos. Mientras que el endeudamiento se situó de media en el 120,1 %, en el 64,4 % y en el 49,5 %, respectivamente.

Según el organismo, España cerró 2020 con el mayor agujero en las cuentas públicas desde la Gran Recesión debido al impacto de la pandemia y a la consolidación de la Sareb dentro del sector público: el déficit público ascendió hasta el 11,7 %, cuatro décimas de diferencia con respecto al dato del Gobierno (11,3 %). La cifra se situó por debajo de los niveles medios del G-20 (12,7 %); aunque por encima de los de la zona euro (7,6 %) o países vecinos como Alemania (4,2 %), Italia (9,5 %) o Francia (9,9 %). Mientras que otras grandes economías como Japón o Reino Unido registraron niveles superiores al 12 % y Estados Unidos (EE.UU.) rozó el 16 %.

En el caso de la deuda, según el FMI, la española alcanzó el 117,1 %: muy por encima de la alemana (68,9 %), cerca de la francesa (113,5 %) y lejos de la italiana (155,6 %), la estadounidense (127,1 %) y la japonesa (256,2 %).

Prevé que los déficits se reduzcan en 2021

Ante este contexto, el organismo con sede en Washington pronostica que los déficits fiscales en 2021 se reducirán en la mayoría de los países “a medida que el apoyo relacionado con la pandemia expire o disminuya, los ingresos se recuperen algo y el número de solicitudes de desempleo disminuya”. Y, en la misma línea, que la relación deuda/PIB se estabilice o se reduzca, “aunque seguirá aumentando en unos pocos países debido a factores como el envejecimiento y las necesidades de desarrollo”.

El déficit en las cuentas públicas españolas para este año (9 %), en todo caso, también acabaría peor parado que en las alemanas (5,5 %); francesas (7,2 %); o italianas (8,8 %). A partir de 2024, el Fondo cree que se estancará en el 4,3 % del PIB pese a la recuperación, lejos del tradicional objetivo europeo del 3 %, si bien de momento la Unión Europea mantiene suspendidas las reglas fiscales para 2021 y está por ver si los socios comunitarios retoman los objetivos de déficit en 2022. Por contra, la mayor parte de países europeos ya estarán por debajo del umbral del 3 % de déficit en 2023.

En el caso de la deuda, para este año en España está previsto que cierre en el 118,4 %, una situación cercana a la de las grandes economías avanzadas (122,5 %) si bien se situaría muy por encima del 98,2 % de la zona euro, el 70,3 % de Alemania y algo por encima del 113,5 % de Francia, aunque por debajo del 157,1 % de Italia. En general, las expectativas sobre el endeudamiento público mejorarán durante los próximos ejercicios, apuntan los datos del FMI, rebajándose la ratio hasta el 116,8 % en 2024, pero de nuevo aumentará a partir de entonces hasta el 118,4 % en 2026.

El Congreso aprueba por mayoría absoluta suspender las reglas fiscales por el COVID-19

El Fondo se aleja, de esta manera, de la previsión que calcula el Ejecutivo para 2021. Con vistas a final de este 2021, el Gobierno estima que será capaz de reducir el desequilibrio de las cuentas públicas hasta el 7,7 % del PIB, gracias fundamentalmente al rebote del crecimiento económico. Respecto al endeudamiento, las previsiones del FMI no están muy alejadas de las del Gobierno, que prevé que la deuda pública se reduzca hasta el 117,4 % en 2021. Pero la discrepancia más relevante reside en la tendencia: el Fondo aún la ve al alza este año, mientras que el Ejecutivo ya prevé corregirla más de un punto de PIB durante este ejercicio.

Aboga por mantener las ayudas públicas

No obstante, el organismo insiste en que la incertidumbre sobre las perspectivas fiscales es “inusualmente alta” y todo dependerá, asegura, de “cuándo se controle la pandemia y cómo continuará el apoyo a las políticas públicas”. “El apoyo fiscal debe continuar tanto como sea posible y necesario mientras continúan las vacunaciones, se mejora la capacidad de prueba y otras medidas preventivas y se fortalece la recuperación”, recalca.

A su juicio es “imperativo” garantizar que “los sistemas de atención de la salud cuenten con los recursos adecuados y que se refuerce la cooperación mundial para producir y distribuir vacunas a todos los países a precios asequibles, especialmente porque muchos países de bajos ingresos dependen de subvenciones externas para financiar sus planes de vacunación”. Asimismo, aboga por centrar las medidas de apoyo en los hogares más vulnerables y las empresas viables o sistémicas y en ayudar a los trabajadores a “prepararse” para el nuevo escenario posterior a la COVID-19.

“A medida que la pandemia persiste, los gobiernos deben diseñar políticas que eviten la mala asignación de recursos y limiten el aumento de empresas de baja productividad que dependen de la ayuda del gobierno para sobrevivir”, advierte el organismo, ya que si aumentan las quiebras, “parte de la deuda privada podría migrar al sector público a través de rescates”.

Destaca, además, que una tributación progresiva junto con una mayor movilización de ingresos “tiene un potencial significativo para reducir la desigualdad, especialmente en países donde la tributación y su progresividad son relativamente bajas”, al tiempo que recuerda que, entre los países de la OCDE, solo cuatro (Francia, Noruega, España, Suiza) actualmente recaudan impuestos sobre el patrimonio, lo que representa hasta un 1 % del PIB en ingresos anuales.