Se estanca el proyecto minero de 'tierras raras' en Groenlandia tras el resultado de las elecciones
- El Inuit Ataqatigiit (Comunidad Inuit, IA), opositor a la explotación minera, ha ganado con el 36 % los comicios de este martes
- El proyecto minero prometía cientos de empleos e ingresos fiscales anuales de 200 millones de euros
El triunfo socialista en las elecciones autonómicas parece enterrar el proyecto minero a gran escala que pretende convertir a Groenlandia en el mayor productor occidental de tierras raras. El Inuit Ataqatigiit (Comunidad Inuit, IA), opositor a la explotación minera, ha ganado con el 36 % los comicios de este martes, desbancando al socialdemócrata Siumut, que ha gobernado el resto de legislaturas desde la entrada en vigor de la autonomía en 1979.
Pese a que el proyecto minero de la australiana Greenland Minerals -con capital chino- promete cientos de empleos e ingresos fiscales anuales de 200 millones de euros, ha dividido a la sociedad por los posibles efectos medioambientales de almacenar material radioactivo.
El líder del IA, Múte B. Egede, lo ha querido dejar claro este miércoles: "Dijimos que pararíamos el proyecto de Kuannersuit y los electores han dicho que están en contra. Hay que escuchar al pueblo. No se va a hacer".
¿Sorteará la minería los requisitos del IA?
La postura contraria sobre el proyecto minero ha sido la principal causa del triunfo del IA. "Veo difícil otra salida que no sea el cierre, la población ha hablado claro y el IA ha ganado de forma rotunda", ha dicho a Efe Sara Olsvig, investigadora de la Universidad de Groenlandia y líder de ese partido entre 2014 y 2018.
Sin embargo, desde la aprobación en 2009 de un Estatuto que reconoce su derecho a la autodeterminación, Groenlandia busca una forma de asegurar los ingresos para la independencia, ya que Dinamarca aporta la mitad de su producto interior bruto. La riqueza mineral y petrolera del subsuelo apareció como fuente más evidente, pero las expectativas se desplomaron por la crisis económica y el elevado coste por las dificultades de extracción en un país con el 80 % de su superficie cubierta por hielo -cada vez más deteriorada-.
El proyecto de Greenland Minerals parecía ser la solución. Las tierras raras que se pretendían explotar sirven para producir las baterías eléctricas de los coches o los paneles solares, entre otras cosas. Pero se extraen, ineludiblemente, junto a uranio. El cierre del proyecto, en fase de audiencia pública, no implica el fin de la aventura minera de Groenlandia, dice Ulrik Pram, del Instituto Danés de Estudios Internacionales, quien recuerda que el IA solo se opone a aquellos en los que se extraiga uranio y otros elementos radioactivos como material derivado.
De la misma opinión es Olsvig, que no cree que el cierre ahuyente a las mineras, que aceptaron en 2011 una cláusula que permite retirar un permiso de extracción si una mayoría política lo apoya. El Parlamento groenlandés derogó en 2013 la prohibición de extraer materiales radioactivos como producto derivado por una estrecha mayoría, con el Siumut gobernando, un factor que Olsvig cree ha contribuido a crear "inestabilidad" en la política minera.
Las tierras raras no solo le interesan a Groenlandia
El 80% de la producción mundial de tierras raras está en manos de China. La gran riqueza en este tipo de explotaciones de Groenlandia la convierten en un punto de interés mundial, dada la importancia de estos elementos para la industria electrónica y armamentística, además del interés de Occidente en reducir su dependencia de China.
Un responsable de la empresa minera australiana cree que en Groenlandia se podría extraer "entre el 15 y el 20% de las necesidades de estos metales claves para una transición ecológica mundial", asegurando que el porcentaje de uranio de la isla es muy bajo y no hay nada que temer.
El potencial de Groenlandia y sus más de dos millones de kilómetros cuadrados llamó la atención de Donald Trump, quien llegó a plantear -no de forma oficial- comprársela a Dinamarca. Un planteamiento que los daneses consideraron como "una broma".
El largo camino hacia la independencia
El fin de la explotación minera en Kuannersuit y la correspondiente pérdida de ingresos suponen un freno a la independencia de Dinamarca, opción que defiende la mayoría de partidos, incluido el IA, aunque difieren en cómo y cuándo.
"Ha habido una recalibración. La mayoría quiere ser independiente pero sin perder estándar de vida. En los últimos años ha dominado una retórica para fijar una fecha, pero los electores no piensan en una independencia para mañana, sino en que antes haya desarrollo económico y humano", apunta Pram.
Olsvig cree que se puede impulsar un desarrollo "más sostenible y orgánico", para la minería y otros sectores, que se centre en mejorar elementos del estado de bienestar como la educación.
Los expertos coinciden en que el cambio de Gobierno no afectará a la estrategia hacia el exterior: Groenlandia está abierta a inversiones, da igual su origen. Dinamarca, que al controlar la política exterior debe involucrar a Groenlandia en temas que le afecten, impidió en 2018 la entrada de capital chino para modernizar los aeropuertos de la isla, clave para impulsar el turismo, pero eso no afectará a la próxima apertura de una oficina comercial groenlandesa en Pekín.