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Cinco mil cántabros conviven con el párkinson

  • La psicóloga de la Asociación Cántabra de Parkinson señala que, con apoyo, pueden hacer vida normal
  • Nuria de la Arena confirma que las restricciones de la pandemia han contribuido a empeorar el estado de estos pacientes

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Con apoyo, los enfermos de Parkinson pueden hacer una vida normal

El pasado domingo se celebró el Dia Mundial del Parkinson. Una enfermedad degenerativa crónica, que afecta a unos 5.000 cántabros, y que todos relacionamos de inmediato con temblores, pero que tiene mucha más sintomatología. Estos pacientes sufren problemas motores generalizados, que afectan a la marcha o incluso al habla. Las consecuencias de la pandemia, confinamiento y restricciones en el contacto social, han contribuido a deteriorar más a estos pacientes, que necesitan hacer ejercicio todos los días, y se benefician de la actividad en una serie de talleres que ahora tienen suspendidos.

Entrevista completa:

Encuentros. Con Nuria de la Arena Escuchar ahora

El párkinson no mata. Es una enfermedad crónica que impone una serie de limitaciones contra las que el paciente tiene que luchar cada día. Como explica la psicóloga de la Asociación Cántabra de Parkinson, Nuria de la Arena, “es un trastorno motor, que provoca lentitud, pérdida de los movimientos espontáneos, rigidez, y el conocido temblor. Es una enfermedad progresiva a lo largo del tiempo. Afortunadamente, con las terapias existentes hoy en día, farmacológicas y de otros tipos, el deterioro es mucho más lento. Además, no hay un único tipo de párkinson, existen diferentes tipos con sintomatología diversa”.

Aunque es cierto que la enfermedad limita, nosotros tenemos usuarios que van en bicicleta y hacen hasta 20 kilómetros

A esas terapias se debe unir la atención diaria, y el ejercicio para luchar contra la enfermedad. Por eso, las consecuencias de la pandemia, las restricciones y el confinamiento, han sido perjudiciales para estos enfermos. “ha sido negativo para todos, pero especialmente para la gente mayor. El párkinson se combate siempre con movimiento” señala De la Arena, “y al estar limitados, en casa y no poder acceder a los talleres que están acostumbrados, ha resultado perjudicial. De un modo u otro, han ido ya movilizándose y en la actualidad el mayor problema que tenemos es no poder reunirnos para los diversos talleres”.

A pesar de las limitaciones, con la terapia correspondiente y el apoyo de asociaciones como la cántabra, los afectados por párkinson pueden hacer una vida normal. Nuria cuenta cómo “aunque es cierto que limita la enfermedad, nosotros tenemos usuarios que van en bicicleta y hacen hasta 20 kilómetros. Hay muchos casos como este. Hay que formar e informar a la sociedad de que son personas que se pueden desenvolver perfectamente”.

Precisamente en esa faceta, la concienciación de la sociedad en relación con esta enfermedad insiste Nuria de la Arena. “Que la sociedad se implique y conozca un poco más la enfermedad. Que no tenga tanto mito al respecto, y comprenda a estos pacientes. Es necesario crear una conciencia social y una educación emocional para ayudar a estos pacientes”.

También pide a las diferentes administraciones apoyo para asociaciones como la cántabra, destinadas a ayudar a los enfermos de párkinson de forma totalmente altruista. De hecho, todos los profesionales que prestan sus servicios en la Asociación Cántabra de Parkinson, lo hacen en régimen de voluntariado.