La industria textil cerró 2020 con una caída del 40% en ventas y pérdidas de millones de euros
- En Fuente Palmera, Córdoba, el llamado pueblo de las bodas, se distribuían al año 8.000 trajes de novia
- Lo que más se vende ahora son chándales, pijamas y ropa de estar en casa
- Comando Actualidad investiga la nueva realidad a la que se enfrenta el mundo textil en nuestro país
Antes de la Covid-19, nuestro país vestía a una de cada diez novias del mundo. Éramos el segundo país exportador de moda nupcial sólo por detrás de China. Ahora, los ingresos han caído un 90%, según el sector. En Fuente Palmera, Córdoba, el llamado pueblo de las bodas, se distribuían al año 8.000 trajes de novia. Ahora apenas hay gente por la calle más comercial y la mayor parte de las tiendas están cerradas o atienden sólo con cita previa.
Un ejemplo de esta situación es Ana Caraballo, una modista que lleva 21 años cosiendo y ahora está en ERTE. Resiste gracias a los pocos trabajos que van saliendo y a la ayuda de sus hijos. En el almacén de Manuel se acumulan hasta ochocientos trajes de bodas que se han suspendido. La que más vende ahora en la localidad es Lorena. Tiene una tienda con chándales, pijamas y ropa de estar en casa. ¡Quién se lo iba a decir!
Se abre la puerta a una nueva forma de vestir
Y es que la pandemia ha dado un vuelco a nuestro armario y castigado al comercio textil. Con más tiempo en casa y menos celebraciones, el chándal y la ropa interior se han convertido en un refugio. La industria textil cerró 2020 con una caída del 40% en ventas y pérdidas de más de 7.000 millones de euros, lo dicen los empresarios del sector.
Otras estadísticas aseguran que la mitad de los españoles, el 49%, considera que ahora necesita comprar menos ropa que antes. Comerciantes, consumidores, empresarios, diseñadores, fotógrafos, el retrato del sector textil, esta semana en Comando Actualidad.
Nuria Sardá es directora creativa de la firma de moda íntima que nació con su padre, Andrés Sardá, en el 62. Las ventas de ropa interior han bajado un 20%, pero su desplome no ha sido tan acusado como el del sector textil en general. Nuria ha tenido a trabajadores en ERTE y reduce costes haciendo colecciones con menos prendas. “Nos hemos mantenido porque la gente ha apostado por la ropa interior. Estamos pasando un momento de baja autoestima, de ansiedad y la moda íntima hace que, si te sientes bien por dentro, te sientes bien por fuera”.