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El sector cultural perdió casi el 30 % de sus ingresos en 2020 y mira al futuro con preocupación

  • Más de 700.000 familias viven de la industria cultural, un sector históricamente precario y desigual
  • En 2020, solo las salas de conciertos perdieron 120 millones de euros, con 25.000 cancelaciones
  • Ya puedes ver "Cultura en Alerta" en RTVE.es y a las 23.50 en La 2 de TVE

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Cultura en Alerta en Crónicas
Cultura en Alerta en Crónicas

Muchos proclaman que la cultura, con mayúsculas, es un bien de primera necesidad. Pero, a su vez, los trabajadores que viven de ella se quejan de no estar bien tratados; y la realidad demuestra, en ocasiones, que la sociedad no reconoce su valor o tiene una visión diferente de esas personas que, en la mayoría de los casos, disfrutan, y mucho, con lo que hacen en sus trabajos.

Como nos cuenta uno de los integrantes del grupo musical Stay Homas: “… Esto es un curro, igual de legítimo que cualquier otro, con muchísimos años de formación”.

Ésto es un curro, igual de legítimo que cualquier otro, con muchísimos años de formación

Stay Homas, formado por tres jóvenes músicos, nació en una azotea de Barcelona durante el confinamiento.

Durante el confinamiento las noches se llenaron de música que salía de terrazas y balcones

Durante el confinamiento las noches se llenaron de música que salía de terrazas y balcones Crónicas

La cultura perdió en 2020 más del 36 % de sus ingresos

El mundo de la cultura es grande y diverso. A pesar de ello, ningún escenario se ha librado de los límites y el silencio que ha impuesto la pandemia desde marzo del año pasado. Los trabajadores de la cultura, algunos muy acostumbrados al trabajo precario y la inseguridad laboral, han vivido estos meses, en la más absoluta incertidumbre. Algunos especialmente, como los tablaos flamencos, han sufrido por triplicado; porque en sus escenarios se suman cultura, turismo y hostelería. Y muchos de ellos no podrán volver a abrir sus puertas.

El bailaor Jesús Carmona en el Corral de la Morería

El bailaor Jesús Carmona en el Corral de la Morería Crónicas

La industria de la cultura mueve muchos millones en nuestro país. Según los datos del 2019, supone la cuarta fuente de ingresos al Estado. De la cultura dependen más de 700.000 mil familias de manera directa, que en muchos casos no cuentan con ninguna ayuda cuando las cosas vienen mal dadas. Tal vez el flamenco y sus espacios hayan sido los más afectados por el parón; y eso que el año pasado se cumplieron diez desde que la Unesco decidió declararlo Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El flamenco, siendo Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, pues desgraciadamente en España no está valorado como fuera de nuestras fronteras. Y eso al final nos está costando

“El flamenco, siendo Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, pues desgraciadamente en España no está valorado como fuera de nuestras fronteras. Y eso al final nos está costando”, afirma Armando del Rey, desde el Corral de la Morería.

El futuro incierto de la cultura, tras la pandemia

Las artes escénicas, como el teatro, la danza y la música han sido las más perjudicadas durante la pandemia; y aún lo siguen siendo pese a que se han empezado a abrir tímidamente puertas y escenarios. Los creadores insisten en la necesidad de que estos espacios permanezcan abiertos. Desde la Sala Cuarta Pared, Javier García Yagüe habla de su utopía: “Una gran campaña prolongada en el tiempo sobre la necesidad de la cultura, sobre cómo animar a la gente a ir a eventos culturales, y como eso es algo que mejora nuestras vidas.”

Una gran campaña prolongada en el tiempo sobre la necesidad de la cultura, sobre cómo animar a la gente a ir a eventos culturales, y como eso es algo que mejora nuestras vidas

Butacas del teatro La Latina, esperando a su público

Butacas del teatro La Latina, esperando a su público Crónicas

El programa Crónicas, con zapateados, bailes, guitarras y voces sobre distintos escenarios, se aproxima a ese mundo de la cultura, en algún caso casi herida de muerte, de la que nunca podemos ni podremos prescindir, porque la necesitamos -la música, el baile, el teatro, el cine…- para sobrevivir. Paradójicamente, la pandemia nos lo ha demostrado.