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Elecciones Madrid 4M

La barrera del 5%, clave para un Ciudadanos que no quiere acabar como UPyD

  • La mayoría de encuestas señalan que no superará el umbral legal de votos y que puede hacer estériles miles de papeletas
  • Ciudadanos afronta la campaña en un clima de descomposición política y electoral similar al de UPyD en 2015

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¿Cuántos votos hacen falta para conseguir un escaño?

Como si fuera un campeonato deportivo, las elecciones en Madrid del 4M se deciden tanto por la parte alta del escrutinio (si la principal favorita, Isabel Díaz Ayuso, gana con una mayoría tan amplia como se prevé) como por abajo (si los competidores y a la vez posibles aliados en el bloque de la derecha, Vox y sobre todo Ciudadanos, obtienen suficientes votos y se convierten en imprescindibles para que el PP mantenga el gobierno de la Comunidad de Madrid).

La barrera del 5 % de los votos necesarios para entrar en la Asamblea de Madrid será determinante en las elecciones autonómicas del 4M. Se trata del porcentaje mínimo sobre el total de papeletas válidas que se exige para optar a sumar escaños, un instrumento del sistema electoral pensado para evitar la fragmentación parlamentaria y contribuir a la estabilidad política. Otro efecto es que reduce las opciones de siglas con escasa implantación en el territorio y, que en la práctica, ha convertido en estériles decenas y a veces cientos de miles de votos en las urnas.

En la Comunidad de Madrid, el partido más perjudicado por los efectos de este listón electoral ha sido Izquierda Unida, que en 2015 vio como por menos de un punto sus más de 132.000 votos no reportaron ningún escaño a la candidatura del poeta y catedrático Luis García Montero. En el ránking de los partidos más votados que se quedaron sin escaño, aparece también destacado UPyD, en esas mismas elecciones de hace dos legislaturas. Aunque con muchos menos votos, el partido magenta no pudo convertir en escaños ninguna de sus más de 64.000 papeletas.

Un resultado infructuoso solo comparable en la historia a los fracasos del CDS, en 1983 y 1991. El porcentaje de votos le habría garantizado representación en otros parlamentos autonómicos, que aplican una barrera del 3 %, pero no en el de Madrid.

En las próximas elecciones en Madrid, la mayoría de las encuestas sitúan en esa situación a Ciudadanos. ¿Qué tiene en común el partido de Inés Arrimadas y el candidato Edmundo Bal con los anteriores ejemplos? Tanto el Ciudadanos de 2021 como la coalición de IU-Los Verdes o el UPyD de 2015 coinciden en ser partidos en crisis interna y débiles respecto a otras ofertas políticas ideológicamente cercanas y pujantes con las que competían y a las que viraron tanto sus electores como sus cargos.

En 2015, la encuesta preelectoral del CIS asignaba un 5,4 % de los votos y siete escaños a IU, acuciada por la dimisión de quien iba a ser su candidata, Tania Sánchez, el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid y el auge de Podemos. Obtuvo un 4,16 % y se quedó fuera de la Asamblea.

Cs tiene mucho que perder

Pero el colapso que indicaban entonces las encuestas para IU no era tan grande como el que podría sufrir ahora Ciudadanos, que parte en estas elecciones de 26 escaños y un 19,42% de apoyo (más de 625.000 votos en 2019). Y, sobre todo, matiza el profesor de ciencia política en la Universidad Carlos III de Madrid, Lluís Orriols, la formación naranja tiene "mucho menos arraigo" territorial y menos "músculo organizativo" para soportar un "vendaval que puede acabar colapsando la organización" de un partido que encadena debacles electorales: perdió 46 escaños en las elecciones generales, 20 en las elecciones catalanas y ha perdido dos gobiernos, el de Madrid y el de Murcia, por embarcarse en una moción de censura fallida.

Ciudadanos podría repetir la experiencia de UPYD en ese sentido, y el ejemplo más evidente es el papel que vuelve a jugar Toni Cantó. En 2015, el actor valenciano salió del partido de Rosa Díez abogando por la unidad política con Ciudadanos, partido al que se unió y que ahora ha dejado con las mismas críticas a la cúpula que entonces por no asumir "responsabilidades" y buscando la unidad de acción política con otras siglas, en este caso el PP.

Para Orriols, el 'deja vu' de Ciudadanos con UPyD también tiene un revelador indicio en los sondeos. El politólogo explicó en TVE que la misma encuesta preelectoral del CIS que en 2015 no concedía ninguna posibilidad al partido magenta emite en 2021 señales idénticas sobre Ciudadanos. Ambas formaciones que aspiraban al centro político ven huir en masa a sus electores hacia opciones que consideran más viables, a Ciudadanos en el caso de UPyD hace seis años y de Cs al PP en esta ocasión. El CIS estimaba para el partido magenta un 2,5 % de los votos, que casi clavó en las urnas (2,04%). Ahora, la encuesta preelectoral en 2021 proyecta un 4,4 % para Ciudadanos.

La transferencia de voto, clave para los resultados

Votar a un partido viable... y relevante

La idea de viabilidad es clave, y las encuestas son una guía fundamental para el elector que toma su decisión de forma calculada. El denominado 'voto útil': los votantes quieren que su partido obtenga representación y, si intuyen que no la conseguirá, a menudo se van a segundas preferencias para evitar que gobierne quien menos le gusta. Lo que en un escenario político tan polarizado como el de la Comunidad de Madrid ejerce una gran influencia, explica el politólogo Pablo Simón.

"Si Ciudadanos estuviera claramente alejado de ese umbral crítico del 5% no tendría que ser vulnerable al voto estratégico, como de momento le pasa a Vox, que, aunque va a la baja en los sondeos, no está como si pudiera quedar excluido de representación. Pero Ciudadanos sí, tiene toda la discusión vertebrada en torno a si llegará o no al 5% y eso le hace mucho daño, porque su votante es receptivo a la idea de votar a su segunda preferencia, que sería casi siempre el PP, para que no gobiernen los otros. Eso puede acelerar las fugas y terminar haciendo que la encuesta funcione como una especie de profecía autocumplida".

El caso es que una vez que se salva ese listón, no hay partidos más fortalecidos por acumular más votos. El sistema electoral madrileño, en una única circunscripción y con un elevado número de escaños a repartir (136 en estos comicios), es muy proporcional y no sobrerrepresenta a los partidos más votados. Pero para Ciudadanos, el hecho de estar columpiándose en ese umbral es su principal debilidad, y hace que su máximo objetivo sea mantener el grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid para poder ser decisivos y resistir también a nivel nacional.

Y para ello, consideran los politólogos consultados por RTVE.es, el partido de Inés Arrimadas está abocado a una estrategia: "En primer lugar, convencer a sus votantes de que se puede superar ese umbral y de que pueden llegar a estar en la Asamblea de Madrid, y, en segundo, demostrar que pueden ser útiles" tanto para formar mayorías como para condicionar las políticas del gobierno, explica Orriols.

En una campaña plagada de "minas" por las continuas fugas de cargos de Ciudadanos al PP, "lo único que pueden hacer es dar la garantía de que ellos investirían a Díaz Ayuso", añade Simón. Es decir, frenar el voto que se fuga en masa al PP asegurando que Ciudadanos solo apoyará a la candidata 'popular'. Convertir el voto útil en un voto estratégico de coalición, y proponer al partido naranja como un "pivote moderador", "centrista" y un "contrapeso" en la Asamblea de Madrid en una situación en la que no habría una mayoría absoluta.

Estas ideas estarán omnipresentes en el discurso de Ciudadanos y Edmundo Bal: "Si no estamos nosotros, ¿quién va a estar? En un lado va a estar Vox y en el otro, Podemos", decía en una entrevista en televisión hace unos días. Inés Arrimadas remarca una y otra vez que rechaza apoyar al PSOE de Ángel Gabilondo si sumase con Cs y apuesta por reeditar el pacto con Ayuso. El candidato cree que "queda aún partido" que disputar. El desenlace de la competición llega el 4 de mayo.