Pablo Iglesias, de vicepresidente a candidato por sorpresa para levantar a Unidas Podemos en Madrid
- Iglesias llama a la unidad de la izquierda tras el 4M y seguirá vigilando que se cumpla el acuerdo del Gobierno de coalición
- Especial: Elecciones en Madrid 2021
BIOGRAFÍA:
Lugar y fecha de nacimiento: Madrid, 1978.
Formación: Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas por la UCM, con doctorado en esta última materia. Tiene también un máster en Humanidades por la URJC y un 'Master of Arts in Communication' por la European Graduate School.
Años en política: Fundó Podemos y es su líder desde 2014. Fue eurodiputado entre ese año y 2015, y desde 2016 es diputado en el Congreso. Ha sido vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 entre enero de 2020 y marzo de 2021.
Si algo ha demostrado Pablo Iglesias (Madrid, 1978) es que es impredecible. El líder de Unidas Podemos sorprendió a todos cuando, el pasado 15 de marzo, anunció que abandonaba la Vicepresidencia Segunda del Gobierno para disputarle a Isabel Díaz Ayuso la Presidencia madrileña. Es un candidato que ha hecho ya historia en política, artífice necesario de la ruptura del bipartidismo y del primer gobierno de coalición de la democracia reciente, desde donde su partido ha conseguido algunos logros pese a sus múltiples roces con sus socios socialistas. Ahora, Iglesias cede protagonismo a la ministra de Trabajo y vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, como futura líder de Unidas Podemos y se sumerge en la política madrileña para hacer remontar a su formación, que estuvo al borde hace dos años de no lograr representación en la Asamblea regional.
Es algo inédito ver al líder de un partido nacional bajar un escalón geográfico hacia la política autonómica y más cuando el punto de partida es como vicepresidente segundo del Gobierno, tan solo 14 meses después de su toma de posesión. Iglesias, líder del partido que surgió de la indignación del 15M, había logrado lo que llevaba años intentando conseguir, gobernar con el PSOE y convertirse en vicepresidente. Sin embargo, la pandemia dio un vuelco a todo nada más arrancar el nuevo Ejecutivo y el líder de Unidas Podemos, como responsable de Derechos Sociales y Agenda 2030, tuvo que hacer frente a una crisis que se ha cebado especialmente en las residencias de ancianos, materia que era de su competencia. Precisamente su gestión le ha valido duras críticas de la oposición por supuesta inacción, aunque Iglesias siempre ha defendido haber dotado a las residencias de los recursos necesarios y ha recalcado que la competencia en la gestión la tenían las comunidades autónomas.
Como legado en el Ejecutivo, Iglesias ha logrado aprobar una ley de protección a la infancia y a la adolescencia que ha sido recientemente refrendada en el Congreso con gran respaldo, el real decreto del Ingreso Mínimo Vital y otro de ayudas a asociaciones y fundaciones de acción social. También firmó en enero un plan de choque de Dependencia con los agentes sociales. Sin embargo, se ha ido del Gobierno sin lograr una de sus grandes metas, la regulación de los precios del alquiler, que sigue centrando buena parte de los sonados roces entre PSOE y Unidas Podemos. Su sucesora como ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, seguirá presionando al titular de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, para que lo incluya en la futura Ley de Vivienda.
En estos 14 meses, especialmente tensa ha sido su relación con las vicepresidentas Carmen Calvo y Nadia Calviño. También ha habido roces con los ministros Margarita Robles, José Luis Ábalos, Juan Carlos Campo o José Luis Escrivá en materias como la vivienda, la derogación de la reforma laboral del PP, la reforma de las pensiones o por el aireamiento público de las discrepancias entre los socios de coalición. El propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, le llegó a pedir “bajar los decibelios”, aunque siempre ha destacado que la relación entre ambos es cordial. Y es que Iglesias nunca ha tenido pelos en la lengua y su cargo de vicepresidente no le ha impedido hacer duros reproches al PSOE y apreciaciones como que en España no existe la “normalidad democrática plena”.
Ahora se va a la política madrileña pero seguirá vigilando que se cumpla el acuerdo de coalición, como él mismo ha reconocido. Entretanto, intentará hacer remontar a Unidas Podemos después de que en 2019 Isa Serra se quedara al borde del precipicio, salvada por cinco décimas sobre el umbral del 5% de votos para lograr representación parlamentaria. Las encuestas desde su candidatura han revelado que sí existe cierto “efecto Iglesias”, aunque mucho más sutil que el que provocó el salto del exministro de Sanidad Salvador Illa a las elecciones catalanas del pasado mes de febrero. El CIS preelectoral otorga a Unidas Podemos una estimación del 8,7% de los votos, una subida del 3,2% respecto a las elecciones de hace dos años. Iglesias ya ha advertido de que no hablará mal de los otros partidos de izquierda en campaña, y es que la única opción que tendría de gobernar sería pactando con el PSOE de Ángel Gabilondo y Más Madrid, pero el socialista lo ha descartado por el momento.
Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas y, habiendo sido profesor de esta materia, Iglesias ha protagonizado en el Congreso duros y crispados enfrentamientos con, principalmente, PP y Vox, que ahora se trasladarán al marco de la campaña electoral. Especialmente tensos se prevén con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, de quien ha llegado a decir que su gestión sobre las residencias es “criminal” y que acabará en la “cárcel” por “robar a manos llenas”. Buena parte de sus mensajes van dirigidos en alerta contra un posible gobierno de PP y “la ultraderecha” de Vox, mientras que la candidata del PP a la reelección ha dicho de él que es “puro odio”.
Iglesias, en tres frases:
“El PP del tamayazo y la financiación ilegal, ese mismo que montaba chiringuitos para Abascal, ha degradado la sanidad, la educación y el transporte en la Comunidad de Madrid durante demasiados años. El 4M
"En política uno tiene que saber dónde es más útil. Es importante que todo el mundo entienda una nueva cultura política en la que cada uno está en el puesto que sea más útil y yo ahora soy más útil en la Comunidad de Madrid".
"La obligación de cualquier demócrata es plantar cara a los neonazis. Si luego Vox o Ayuso mandan a sus cachorros para intentar amedrentar a la gente, los madrileños sabrán decir que en España o Madrid no hay sitio para esta gente".
Expectativas electorales:
Pablo Iglesias está lejos en las encuestas de aspirar a presidir la Comunidad de Madrid. El CIS preelectoral sitúa al partido como la cuarta fuerza, por detrás de PP, PSOE y Más Madrid y le otorga una estimación del 8,7% de los votos, que se traducirían en 10 diputados.
El salto de Iglesias a la política madrileña parece que va a garantizar que su formación obtenga representación parlamentaria, algo que logró Isa Serra como candidata en las pasadas elecciones con cierto esfuerzo. Pero aún así sería la última fuerza más votada entre los partidos de izquierda, muy por detrás del PSOE, a quien el CIS otorga 38 diputados y un 25,3% de los votos, y Más Madrid, el partido del que fuera su amigo y compañero de Podemos en otros tiempos, Íñigo Errejón, a quien el CIS otorga el doble de escaños y un 14,8% de los votos. En un aparente empate técnico entre los bloques de izquierda y derecha, el socialista Ángel Gabilondo parece el único con opciones de presidir un Gobierno de los tres partidos de izquierda alternativo al de Ayuso, pero se niega a pactar con Unidas Podemos y con “este” Pablo Iglesias, a quien tilda de “extremista”.