Rebajas fiscales para combatir la despoblación en la provincia de Cuenca
- El Valle de Altomira reducirá un 50% los impuestos municipales a las familias con hijos menores de edad
- El nacimiento de tres nuevos bebés da esperanza al municipio para afrontar el reto demográfico
El molesto silencio de las calles de El Valle de Altomira, en La Alcarria conquense, se ha roto con los lloros y el bullicio de tres nuevos habitantes: Iván y las mellizas Susana y Candela. Los tres han nacido en el último año y han sido el aliciente para que el municipio retome sus fuerzas para luchar en la batalla contra la despoblación.
“Hemos decidido formar aquí nuestra familia porque es un lugar tranquilo y los vecinos son una maravilla“
“Me vine hace dos años desde Valencia y ya me quedé. Mi pareja y yo hemos decidido formar aquí nuestra familia porque es un lugar tranquilo y los vecinos son una maravilla”, asegura Verónica Puerta, madre del pequeño Iván. Ella llegó al municipio por motivos laborales: su marido se incorporaba a una cuadrilla de agricultores. No fue el caso de Mariano y Raquel, padres de las mellizas, que nunca han llegado a marcharse del pueblo. “Tenemos la suerte de tener aquí el trabajo, la familia… no lo cambiamos por nada”.
Rebajas fiscales y rehabilitación de apartamentos
Los tres pequeños vecinos han devuelto la confianza a esta localidad distribuida en tres núcleos (Garcinarro, Jabalera y Mazarulleque) que suma 260 habitantes. El Ayuntamiento se propone nuevos incentivos para atraer población. “Hemos aprobado una rebaja fiscal del 50% en las tasas municipales para aquellas familias con hijos menores de edad que se asienten en el municipio”, señala Jesús Plaza, alcalde del municipio. “También se va a dotar a cada uno de los recién nacidos de una paga de 200 euros”.
Además, el Consistorio trabaja en la rehabilitación de edificios antiguos para ofrecer vivienda a bajo alquiler a todo aquel que quiera asentarse en el municipio. “Estamos acondicionando la casa cuartel para ofrecer cinco apartamentos en Garcinarro. Es un proyecto que comenzó en Jabalera con las antiguas escuelas que se han convertido en dos casas. Allí ya hay una familia viviendo”, nos cuenta José Ramón Vicente, concejal del municipio.
Más trabajo: la solución definitiva
Todas son medidas bien recibidas por vecinos y futuros habitantes de la localidad. Sin embargo, parecen ser insuficientes. “Son buenas medidas”, confiesa Verónica, “lo que pasa que, si hubiera más trabajo, vendría más gente joven”.
La Alcarria conquense se nutre de la agricultura y la construcción. Trabajos que parece no atraer a la población más joven. Por eso, los vecinos solo ven una alternativa posible: “sería hacer una fábrica para toda la comarca. Entonces el mercado de trabajo se movería bastante”.
Un halo de esperanza
La bienvenida de los tres bebé, nacidos en 2020, ha llenado de gozo al municipio. Abuelos y vecinos no caben de alegría: “estamos muy contentos de que se hayan quedado a vivir aquí”, dicen los abuelos de Iván. “Por lo menos le vemos todos los días”.
“Supone una inyección de savia a pueblos como este que sufre fuertemente la despoblación“
Para el alcalde del municipio, “supone una inyección de savia a pueblos como este que sufre fuertemente la despoblación”. Y es que la población menor de 14 años en El Valle de Altomira no supera el 15%. Un problema generalizado en la provincia de Cuenca donde, entre 2011 y 2020, se ha perdido más de 16.500 habitantes de los 199.828 residentes en la provincia.
La apertura de una escuela rural, cada vez más cerca
El Valle de Altomira lleva más de 15 años sin escuela. Los seis jóvenes en edad escolar se desplazan cada día a la localidad de Huete, a 15 kilómetros. Una realidad que contrasta con el panorama de hace 50 años cuando eran tantos los niños y niñas en el municipio que tuvieron que abrir una escuela adicional para acoger a los alumnos que no tenían hueco en el colegio oficial.
“La escuela lleva cerrada más de una década y la idea es abrirla con un número algo más importante de niños a los que ahora mismo tenemos”, sostiene el concejal José Ramón Vicente. Una noticia que esperan con ansia en el municipio: “los niños no se tendrían que ir por la mañana temprano en un autobús y comerían en casa, como hacían sus padres cuando estudiaban aquí en el pueblo”, se lamenta una vecina.
Población que demanda servicios, servicios que captan habitantes
Según el alcalde de la localidad, el colegio sería solo uno de los servicios que retomaría su actividad gracias al aumento de población. Otros se reforzarían como, por ejemplo, el servicio de personal de asistencia a domicilio o el de limpieza.
Los dos bares y la pequeña tienda del municipio reciben con los brazos abiertos a los nuevos clientes. “La tienda da vida porque al tener las cosas aquí, no tenemos que desplazarnos a comprar fuera. Es un aliciente para quedarnos aquí”, confiesa un vecino del pueblo. Y es que, más población supone más demanda de servicios y éstos de nuevo atraen a más habitantes. Una rueda sin fin que, aseguran, solo acaba de comenzar.
La pandemia aumenta el padrón de la España Vaciada
Como tantos otros pueblos de la España rural, El Valle de Altomira ha sumado empadronamientos desde que comenzó la pandemia. “Aproximadamente unos 60-70 nuevos empadronados”, indica el alcalde, Jesús Plaza. “Esto es un sanatorio natural, no se vive como en una ciudad masificada”.
El municipio alcarreño no ha registrado ningún caso de coronavirus desde el inicio de la pandemia. Una razón más para apreciar las ventajas del mundo rural.