Najat el Hachmi: "Cuando negamos la carga de un símbolo como el pañuelo, tiramos tierra sobre la lucha de las mujeres"
- El programa Objetivo Igualdad entrevista a la ganadora del Premio Nadal por su novela "El lunes nos querrán"
- La escritora denuncia que las activistas que defienden la libertad frente a la imposición del velo son perseguidas en las redes sociales
- Objetivo Igualdad está ya disponible en rtve.es y RTVE.es y se emite esta noche a las 00.30h en el Canal 24 horas
“A las valientes que se salieron del camino recto para ser libres. Aunque doliera”
Una dedicatoria, un reconocimiento, una declaración, una confesión, un retrato... También podría valer como autorretrato de Najat el Hachmi, la autora de esta dedicatoria, que encabeza su última novela, “El lunes nos querrán” (Premio Nadal 2021). Una obra que la hija de Muh, Naíma, su protagonista, presenta así: "el relato que nos provocó la auténtica emancipación. También el de la soledad más absoluta y del desarraigo más descarnado”.
Sobreponerse al miedo y las barreras
La lucha de Naíma y también de la propia Najat quien, nacida en Beni Sidel, en la región marroquí de Nador, llegó a los 8 años a Vic (Barcelona) donde ya trabajaba su padre. Y allí empezó a descubrir que las mujeres podían ser más libres y allí comenzó su lucha por romper las barreras tradicionales. “Yo tenía que sobreponerme al miedo y a las barreras que me han ido imponiendo por el hecho de ser mujer y ser de origen migrante. Y me he visto en la necesidad de hacerlo para poder sobrevivir y para poder vivir la vida como yo la quería vivir”, nos dice Najat el Hachmi.
Considera además que la migración, pese a la las dificultades y barreras que implica, también ayuda en la lucha por la igualdad, ya que “para las mujeres que procedemos de ese entorno rural del norte de Marruecos, la migración supuso un atajo muy importante hacia la igualdad por razones muy básicas como, por ejemplo, la igualdad a nivel de leyes”.
“Tenía que sobreponerme al miedo y a las barreras que me han ido imponiendo por ser mujer y migrante“
Además, el ser partícipe de dos realidades distintas y la escritura la han ayudado a encontrar elementos comunes y tener una mirada más global. Así, subraya: “el conocer el proceso vivido por las mujeres en la sociedad española a lo largo del XX, me permite entender muchas situaciones que aún perduran en sociedades como la marroquí.”
Y de ahí su compromiso feminista y su empeño en desmontar los tópicos que pesan sobre las mujeres musulmanas, expresados en sus novelas y, en particular, en su ensayo “Siempre han hablado por nosotras” (2019), en el que equipara feminismo a libertad, ya que ninguno de los dos “será elegir la sumisión, la discriminación, un orden natural según el cual he de resignarme a ser un sucedáneo”.
Hiyab, niqab… banderas del fundamentalismo islamista
Poco a poco se han logrado avances en la situación y derechos de las mujeres, pero nada asegurado, en particular para las mujeres musulmanas. Prueba de ello es, por ejemplo, la retirada de Turquía del Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha de la violencia contra las mujeres, más conocido como Convenio de Estambul. Un convenio que, ironías de la historia, se firmó en esta ciudad en 2011, cuanto Turquía acogió la gran convención por los derechos de las mujeres. Las razones de la retirada, según un tuit del vicepresidente turco, Fuat Oktay, es que Turquía no necesita “imitar a los demás” para proteger los derechos de las mujeres y que “la solución está en nuestras propias costumbres y tradiciones”.
Según Najat el Hachmi, esta decisión, además de una carga política, religiosa y moral: "Tiene una carga de discriminación innegable para las mujeres. Pretende frenar los avances y vendernos además la idea de que nosotras, como mujeres, tenemos que aceptar esa identidad del sometimiento al poder del patriarcado”.
“La forma como vestían mis abuelas en el Rif no tiene nada que ver con la propuesta de los fundamentalistas“
Y como símbolo de esta ofensiva islamista, la expansión de las distintas modalidades del velo islámico, incluso en lugares donde hasta ahora no se usaba o ya había desaparecido. Najat el Hachmi subraya que “la forma como vestían mis abuelas en mi pueblo del Rif no tiene nada que ver con la propuesta de los fundamentalistas, que es este hiyab, que tapa mucho más el cabello, o incluso cosas aún más extremas como el niqab, que tapa parte del rostro. Eso no ha formado nunca parte de nuestra tradición cultural, así que no estamos volviendo a ninguna identidad”. Y añade: “Cuando negamos la carga tan tremenda que tiene un símbolo como el pañuelo, estamos tirando tierra sobre la lucha de las mujeres que están pagando un precio muy caro para oponerse, para no someterse a esa norma”.
Las redes, nuevo instrumento islamista
Najat el Hachmi señala como principales instrumentos de esta ofensiva fundamentalista a los medios de comunicación y, en particular, a las redes sociales. Por un lado, los medios de comunicación tradicionales: “Han decidido en los últimos años que las musulmanas son aquellas que llevan el pañuelo. Una chica joven que quiere entender su identidad llegará a la conclusión que la única forma de ser musulmana es esa”.
Por ejemplo, en el Parlamento catalán hay dos mujeres de origen marroquí, Najat Driouech, de ERC, y Saloua Laouaji Faridi, de JxCat. Ambas son muy competentes y formadas. Sin embargo, la primera lleva pañuelo y la segunda, no. La primera ha sido entrevistada muchas veces y es muy conocida; la segunda, no.
“Muchas chicas activas en redes y contrarias al discurso fundamentalista están solas y son perseguidas“
Pero hoy las redes sociales son la gran vía de difusión de los discursos fundamentalistas y ahí, subraya Najat se está perdiendo la batalla "Hay organizaciones con gran capacidad de penetración con ese tipo de mensajes. Y los mensajes de muchas jóvenes yihadistas tienen un impacto muy importante”. Frente a ellas, Najat, resalta: “las mujeres que estamos luchando contra todo eso no tenemos poder. Muchas chicas activas en redes y contrarias al discurso fundamentalista, lo hacen a título personal y sufren un desgaste muy importante, ya que reciben constantemente insultos, amenazas, acoso, persecución en redes. Y, claro, se sienten completamente abandonadas”.
Estas mujeres, que reclaman sus derechos y un nuevo lugar, precisan de apoyos, frente a las corrientes integristas que recortan sus derechos, sus vidas. Las suyas y las nuestras.
Mientras tanto, el principio de la novela de Najat el Hachmi deja claro su fin:
"No pararemos. Correremos por caminos de polvo y fango, saltaremos hasta tocar el techo de nuestras habitaciones, venceremos el hambre que atenaza nuestros vientres, dominaremos nuestros instintitos más primarios. Seremos fuertes: nuestra voluntad será de hierro. El lunes empezaremos una nueva vida, seremos como tenemos que ser y no como somos”.