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Informe Reporteros Sin Fronteras

Libertad de prensa, una vacuna contra la desinformación vetada en tres cuartas partes del planeta

  • El informe de Reporteros Sin Fronteras muestra una creciente dificultad para los periodistas de investigación
  • Destaca que en España persiste la polarización, una clara falta de transparencia y un aumento del odio al periodista

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La pandemia ha deteriorado el periodismo en todo el mundo
La pandemia ha deteriorado el periodismo en todo el mundo

La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que cada año evalúa la situación en 180 países y territorios, muestra que el ejercicio del periodismo -principal vacuna contra el virus de la desinformación- encuentra graves impedimentos en 73 de los 180 Estados del ranking establecido por Reporteros Sin Fronteras, y obstáculos en otros 59, lo que en total supone el 73% de los países evaluados.

"La pandemia ha empeorado claramente la libertad de prensa en todo el mundo", explica a RTVE.es Edith Rodríguez Cachera, vicepresidenta de RSF. El bloqueo del periodismo lo revelan los datos de este ranking, que mide las restricciones de acceso y los impedimentos a la cobertura de la actualidad.

Por causa -o con el pretexto- de la crisis sanitaria, los periodistas se enfrentan a un “cierre de accesos” tanto a las coberturas sobre el terreno como a las fuentes de información. El informe muestra una creciente dificultad para que los periodistas investiguen y divulguen temas delicados, sobre todo en Asia y Oriente Medio, aunque también en Europa.

La pandemia ha servido de pretexto para aprobar leyes más restrictivas

La organización pone como ejemplo a los presidentes Bolsonaro en Brasil y Maduro en Venezuela que han hecho promoción de medicamentos cuya efectividad nunca ha sido probada por la medicina. Afortunadamente, investigaciones como las del medio brasileño Agencia Pública o los detallados artículos que publican los últimos periódicos independientes venezolanos han establecido la veracidad de los hechos.

La pobreza más extrema se abre paso en un Brasil golpeado por la pandemia

"La crisis sanitaria ha servido de pretexto para aprobar leyes más restrictivas y fomentar la falta de trasparencia informativa en países más autoritarios y ha servido para perseguir con mayor impunidad a los profesionales de la información", añade la vicepresidenta de la organización. Además, insiste que ante la viralidad de una desinformación que sobrepasa fronteras, a través de plataformas digitales y redes sociales, el periodismo es el principal garante del debate público basado en una diversidad de hechos establecidos.

En Irán, las autoridades han reforzado su control sobre la información y han multiplicado las condenas a los periodistas para minimizar mejor la cifra de muertes relacionadas con la COVID-19. En Egipto, el poder del presidente Al Sisi prohíbe sin más la publicación de cifras sobre la pandemia que no sean las del Ministerio de Salud.

Principales movimientos en la Clasificación Mundial

Por quinto año consecutivo, Noruega ocupa el primer lugar de la tabla, aunque los medios han señalado una falta de acceso a la información pública sobre la pandemia. Finlandia conserva la segunda posición, mientras que Suecia recupera el tercer puesto, perdido el año pasado ante Dinamarca. La edición 2021 de la Clasificación confirma así que existe cierta forma de “hegemonía nórdica” o, dicho de una forma menos arrolladora, de “modelo nórdico”.

Por su parte, el continente europeo registra un notable deterioro en su indicador de “Agresiones”. En 2021, Alemania ya no forma parte de ese club privado, como consecuencia de que decenas de periodistas han sido agredidos por manifestantes cercanos a movimientos extremistas y conspirativos durante las manifestaciones contra las restricciones sanitarias. Estados Unidos, a pesar de que el último año del mandato de Donald Trump se caracterizó por una cifra récord de ataques (casi 400) y detenciones de periodistas, según el US Press Freedom Tracker.

Brasil, que retrocede cuatro posiciones, entra en la zona roja. El país se incorpora a la parte de la tabla calificada como “difícil”: los insultos, la estigmatización y las humillaciones públicas orquestadas contra los periodistas se han convertido en la marca de fábrica del presidente Bolsonaro, su familia y su círculo cercano. En la zona en rojo también se encuentran la India, México y Rusia, que ha desplegado su aparato represivo para limitar la cobertura mediática de las manifestaciones por el opositor Alexei Navalny.

Los regímenes autoritarios han intensificado su monopolio informativo

China, que sigue llevando a niveles sin precedentes la censura, la vigilancia y la propaganda en internet, se mantiene estable en la zona más crítica de la Clasificación: la que aparece coloreada de negro en el mapa mundial de la libertad de prensa.

Los riesgos de informar de la pandemia de COVID-19 en China

Si bien el deterioro en el indicador de “agresiones” es menor en África, este continente sigue siendo el más violento para los periodistas, en especial porque la pandemia ha disparado el uso de la fuerza para impedir que los periodistas trabajen. En Argelia y Marruecos, una justicia instrumentalizada ayuda a silenciar a los periodistas críticos, mientras que en Oriente Medio, los países más autoritarios –Arabia Saudita, Egipto y Siria- han aprovechado la crisis sanitaria para reafirmar su monopolio informativo y para intensificar las prácticas con las que amordazan a la prensa.

En Tanzania, el presidente John Magufuli llegó a afirmar que el coronavirus era una “conspiración occidental” y que su país lo había erradicado “mediante la oración”. Mientras en Eritrea sigue sin dar la menor información sobre lo que les ha ocurrido a los diez periodistas detenidos hace 20 años, algunos de ellos presos en contenedores en mitad del desierto.

España: polarización creciente y falta de transparencia

La pandemia ha puesto fin en España a tres años de considerable violencia física contra periodistas por parte de la Policía, destaca el informe. Pero también -resalta- de manifestantes, sobre todo en el marco del conflicto en Cataluña y por el auge de la extrema derecha.

"La falta de transparencia se ha hecho sentir durante la pandemia en los bailes de cifras y datos, en ruedas de prensa sin preguntas, sin repreguntas o con selección de periodistas, pero también en la dificultad de la prensa gráfica para retratar la realidad trágica de la pandemia o la llegada de migrantes", argumenta Rodríguez Cachera. Los periodistas han tenido que luchar por cubrir la trágica realidad de los hospitales y las morgues, así como para obtener cifras fiables y coherentes, a menudo calculadas de forma independiente y sin ayuda del gobierno.

El clima de polarización que persiste, y que incluso se intensifica en la vida política y en el posicionamiento de los medios de comunicación desde la llegada al poder de la coalición del PSOE y Unidas Podemos, está erosionando la confianza de la sociedad en los periodistas y refuerza el discurso de odio contra la prensa.

"En cuanto al odio al periodista, es fruto de una polarización política extrema, que contagia a los medios de comunicación, y en él juega un papel fundamental la ultraderecha, que señala, insulta y veta sistemáticamente a medios en sus actos", asegura la vicepresidenta de RSF. VOX insiste en su estrategia de estigmatizar a los periodistas “enemigos”, endurece sus maniobras de acoso en internet y de intimidación, y prohíbe a los periodistas la cobertura de sus eventos.