El dilema de la mina de Borobia: "Esto es el cuento de la lechera"
- Hace seis años los 250 habitantes del pueblo pusieron sus esperanzas en una explotación de magnesita a cielo abierto
- A día de hoy, los vecinos de Borobia no ven en la mina nada más que inconvenientes y promesas incumplidas
O aceptar las grandes promesas económicas a cambio de la destrucción del entorno o languidecer hasta morir de despoblación. Ese es el dilema al que se enfrentan muchos pueblos de la España interior, entre ellos Borobia (Soria).
La primera idea para salvar a Borobia de la extinción se inspiraba en el cielo. Un cielo limpio y profundo sobre un rincón despoblado de Soria. Hace 20 años los jóvenes borobianos pensaron en la observación astronómica como recurso y el ayuntamiento levantó un moderno observatorio que serviría de reclamo turístico. "Un observatorio innovador porque en su momento fue un proyecto pionero en España, fue el primer observatorio dedicado al público en este país", ha afirmado Alberto Jiménez, uno de aquellos jóvenes soñadores hoy responsable de la instalación. "Diecinueve años después sigue funcionando, pero ahora tenemos enfrente otro proyecto, muy agresivo, que juega en contra de todos los valores que atraen al turismo”
Alberto se refiere a la mina. Hace seis años los 250 habitantes de Borobia pusieron sus esperanzas en una explotación de magnesita a cielo abierto. Las promesas eran que habría trabajo, una residencia de ancianos, empresas subsidiarias y reanimación general del pueblo. Los vecinos nos lo confirman: "Decían que iban a poner 500 puestos de trabajo y no hay más que uno en el pueblo". Ni una residencia, ni una piscina para los niños que les dijeron que iban a poner han llegado. "Cuanta menos gente hay, más hacen lo que quieren", lamentan.
Canon económico
El descontento parece generalizado, aunque el actual alcalde, José Javier Gómez, no termina de verlo así. "Hay compromisos de los que se han firmado que se han cumplido muy bien, de hecho hay un canon económico que nos ha permitido contratar gente, que nos ha permitido rehabilitar viviendas, dar becas para estudio a los chicos que van a la escuela. Lo que ocurre es que hay algunos compromisos que quedan por cumplir, el más importante para nosotros es el de construir una fábrica”, ha señalado.
Falta la fábrica, un horno de calcinación del mineral. Para hacerlo, la empresa Magnesitas Sorianas (MAGSOR) solicita ahora derechos mineros sobre más del doble de hectáreas actuales y así poder duplicar la producción de óxido de magnesio.
El director general de la empresa, Javier Creixell, nos enseña la explotación, explica el proyecto y su grado de cumplimiento. “No hay ninguna promesa incumplida. El convenio se cumple a rajatabla. El proyecto se nos está alargando y tenemos la voluntad y las prisas de poner la fábrica en marcha cuanto antes. Una inversión, como es la fábrica, de más de 20 millones de euros de inversión, tiene que tener esos dos pilares de seguridad jurídica y, sobre todo, de reservas. El proyecto se nos está alargando, pero tenemos prisa por poner la fábrica en funcionamiento cuanto antes”, ha añadido.
"El cuento de la lechera"
Mientras se consiguen y no los permisos, los vecinos de Borobia no ven en la mina nada más que inconvenientes. Medio centenar de camiones atraviesan el pueblo cada día transportanto mineral y el pequeño puente de acceso se agrieta cada vez un poco más. El alcalde, que no vive en el pueblo, si no en Soria capital, nos asegura que tramita las protestas de los vecinos, pero el enfado va en aumento.
"Esto es el cuento de la lechera", se irrita el director del observatorio astronómico, Alberto Jiménez, "Aquí las empresas vienen contando lo que la gente quiere oir. Anuncian muchos puestos de trabajo, pero son puestos ficticios. Una vez que tienen el contrato de explotación acuden a las subcontratas y, además, en estos pueblos ya no queda ni población siquiera en edad de trabajar".
En Borobia la empresa promotora es una multinacional francesa que extrae un mineral muy escaso en Europa, magnesita, considerado esencial para la fabricación de acero y fertilizantes. Pero de proyectos agresivos sobre el entorno está llena la España vaciada. Proyectos que ponen a los pueblos ante el gran dilema: O explotar recursos a nivel industrial para salvar la vida o explorar nuevas fórmulas en la batalla contra la despoblación.