Cabo de Palos: la tumba submarina del "Titanic" del Mediterráneo
- La localidad murciana de Cabo de Palos se ha convertido en una de las mecas del buceo en España
- En su lecho marino pueden encontrarse multitud de pecios hundidos, así como una amplia biodiversidad marina
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A lo largo de los siglos fueron muchas las embarcaciones que atravesaron el estrecho de Gibraltar. Ya fuese en una dirección o en otra, el contraste entre el hostil Atlántico y la balsa de aceite que era el Mediterráneo provocaba que la mayoría afrontase las travesías en el mar de manera muy diferente en un lado y en el otro. A comienzos del siglo XX, con la tecnología marítima ya bastante avanzada, navegar por el Mediterráneo se había convertido en un juego de niños.
Una de estas embarcaciones fue el trasatlántico italiano SS Sirio, que zarpó de Génova el 2 de agosto de 1906 con destino a Brasil, Uruguay y Argentina. Su capitán Giussepe Piccone, trazó el inicio de la ruta bordeando la costa azul francesa para después hacer escala en Barcelona y continuar bordeando la costa española hasta Gibraltar. Nunca llegó al estrecho.
El 4 de agosto de ese mismo año el SS Sirio realizaba su aproximación final al estrecho. La última maniobra que debía realizar para adentrarse en el Mar de Alborán tenía lugar en el Cabo de Palos, un ligero cambio de rumbo que le permitiese seguir bordeando la línea de costa en dirección sur-oeste. A su llegada a este lugar, los dos faros de la localidad (uno situado en el propio cabo y otro en las Islas Hormigas, a cuatro kilómetros mar adentro) le recibieron indicándole la peligrosidad del relieve marino circundante. Piccone decidió pasar entre ellos. Esa sería su última decisión como capitán.
Un diente de sierra sumergido
Lo que Piccone ignoraba, o simplemente no recordó en aquella ocasión, es que el lecho marino de Cabo de Palos era tremendamente hostil para las embarcaciones de gran eslora, es decir, de larga longitud. “El Cabo de Palos es la punta de la Cordillera Bética que se sumerge debajo del agua, lo que nos deja un reguero de agujas rocosas, como un diente de sierra, que va sumergiéndose poco a poco en el agua” nos dice Miguel Ángel García Gallego, director del Centro de Visitantes de Cabo de Palos. “En otro tiempo todas las agujas rocosas que hoy están sumergidas estaban fuera del agua, algunas de ellas siguen estando a apenas 3 o 4 metros de la superficie”, añade García Gallego. Fue en una de estas agujas donde el SS Sirio rasgó su casco provocando su hundimiento.
“Nadie se imaginaba las trampas sumergidas que suponían los bajos de la zona, lo sabían, pero a veces los menospreciaban. Es un hecho que los menospreciaban“
“Cabo de Palos es un verdadero cementerio de barcos hundidos, desde los primeros naufragios del 1800 hasta la época de una tecnología de navegación mucho más sofisticada. Nadie se imaginaba las trampas sumergidas que suponían los bajos de la zona, lo sabían, pero a veces los menospreciaban. Es un hecho que los menospreciaban”, añade García Gallego.
Cabus Paludis / Agua Estancada
Sin embargo, el SS Sirio no fue, ni mucho menos, la primera embarcación en subestimar el relieve oceánico de Cabo de Palos. Tal y como atestiguan dos pecios datados del siglo VII a.C. descubiertos en 1988 y 1994 en los entornos marítimos de Mazarrón, los fenicios fueron los primeros en llegar a estas tierras. “Venían por la zona para la recolecta de coral y de lacras, que utilizaban tanto para hacer el color púrpura como para hilo dorado, distintivos de la realeza de la época”, nos cuenta Sergio González, gerente de servicios turísticos de la localidad.
Sin embargo, el origen del nombre es posterior y se le debe al historiador romano Plinio el Viejo, que puso nombre al cabo y al pueblo que posteriormente se edificaría sobre él. “Lo llamó Cabus Paludis, pero realmente Paludis lo que significa es "agua estancada" o "agua remansada" o "laguna", que hace referencia al Mar Menor, que dista apenas un par de kilómetros desde aquí”, nos explica González.
¡Moros en la costa!
A pesar del origen milenario del nombre, no fue hasta 1578 cuando se construyó sobre el cabo la primera edificación permanente que, de algún modo, perdura hasta nuestros días. Fue la torre vigía de San Antonio, de planta hexagonal, que fue edificada para proteger a las poblaciones cercanas de los constantes ataques de piratas berberiscos que por aquella época asolaban la costa levantina. Esta estructura acabaría formando parte de un sistema de torres vigía que se extendería por toda la costa y su función, además de claramente ofensiva, era de refugio. En caso de ataque, las poblaciones cercanas debían correr a cobijarse tras los muros, donde una reducida guarnición defendería al pueblo a golpe de mosquete.
Sin embargo, con el tiempo la torre fue cayendo en desuso hasta su posterior desocupación, por lo que en 1862 se le decidió buscar un nuevo uso. Utilizando los propios sillares de la torre y conservando la fuerte cimentación realizada por el anterior arquitecto se erigió el actual faro de la localidad. Con 51 metros de altura (81 desde el nivel del mar), esta gigantesca mole cuenta con 269 escalones hasta alcanzar su linterna. Una potente fuente de luz que, no obstante, no siempre ha sido suficiente para evitar los naufragios.
Pescar menos, pescar mejor
Cabo de Palos ha sido, tradicionalmente y antes de convertirse en una de las principales atracciones turísticas del Mar Menor, un pueblo pesquero. Si bien es cierto que la degradación de su entorno marítimo cercano le ha obligado a adaptar sus artes pesqueras. O más bien, a no mutarlas ni un ápice, porque los pescadores de Cabo de Palos siguen pescando con técnicas tradicionales como el boliche, la moruna o la red de trasmallo. Actualmente quedan 3 o 4 barcos, 3 o 4 familias. "Yo empecé a pescar con mi padre y mi padre con mi abuelo”, nos cuenta Isidoro de la Orden, uno de los últimos pescadores tradicionales del Levante.
Lo hacen por tradición, pero también por normativa, dado que el entorno marítimo de Cabo de Palos y las Islas Hormigas están protegidos como reserva Marina de interés pesquero desde 1995. 19 kilómetros2 donde la Universidad de Murcia lleva años realizando sus estudios. “Las poblaciones de peces depredadores en la reserva marina son especialmente altas”, nos explica Irene Rojo, investigadora de la Uiversidad de Murcia, algo que achaca al escaso impacto que las pesca tiene sobre las poblaciones de alevines y peces de escaso tamaño.
““Las reservas marinas son el futuro de las embarcaciones de artes menores”“
“La reservas marinas son el futuro de las embarcaciones de artes menores”, nos dice Bartolo Navarro, patrón de la Cofradía Pesquera de Cartagena. “La contaminación y el cambio climático, que, aunque mucha gente no lo cree nosotros ya lo estamos notando en la puesta de huevos de algunas especies en concreto que se van atrasando, acabarán provocando que el modelo de reserva marina sea el único viable de aquí a unos años”, sentencia Navarro.
Patrimonio sumergido
Esta conjunción de circunstancias excepcionales (los barcos hundidos, la reserva marina, el relieve oceánico particular) han provocado que Cabo de Palos se haya convertido poco a poco en una de las mecas del buceo en España.
“Tenemos una gran parte de la historia que está sumergida“
No sin razón en la localidad existen hasta seis empresas de buceo que ofertan a los turistas internarse en las entrañas metálicas de los pecios y recorrer las inmensas praderas de algas posidonias que se extienden alrededor de los arrecifes. "Es una zona en la que encontramos muchos paisajes submarinos diferentes donde además tenemos una gran parte de la historia que está sumergida. Y tener todos esos puntos de buceo de alto valor y de alto interés a apenas cinco minutos del puerto es un conjunto de circunstancias que es muy complicado de encontrar en otras zonas", dice Amelia Cánovas, oceanógrafa e instructora de buceo de la localidad.