Iglesias, el líder de la 'nueva política' que no supo ser profeta en su tierra
- Iglesias ha marcado historia en la política: ruptura del bipartidismo, moción de censura y gobierno de coalición
- Tras el fiasco de la izquierda este 4M, dice adiós y deja a Yolanda Díaz el reto de hacer resurgir a la formación
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Pablo Iglesias bien podría ser el personaje de una serie de ficción de enredadas tramas políticas. Siendo profesor en la Universidad Complutense de Madrid, tomó impulso con el movimiento indignado del 15M hace diez años y lo articuló en un partido empezando desde cero. Rompió los esquemas de la política, fue artífice de la caída del bipartidismo y tuvo un papel imprescindible en la moción de censura que derrocó por primera vez a un Gobierno, el de Mariano Rajoy. Con el lema de “Sí se puede”, Iglesias quería “asaltar el cielo” y abrió las puertas del primer Ejecutivo de coalición de la historia reciente de España, pese a las múltiples crisis internas que habían ido debilitando y mermando al partido.
Pero el adelanto electoral en Madrid dio un vuelco a todo. En un giro de guion, Iglesias abandonó la Vicepresidencia Segunda del Gobierno para evitar una debacle de su formación en las autonómicas de Madrid de este martes y lo logró, pero también ha demostrado no ser profeta en su tierra, donde su formación ha quedado en último lugar y muy por detrás del Más Madrid de Mónica García e Íñigo Errejón, que habían rechazado la reunificación del espacio con Podemos. Y si un día Podemos fue Pablo Iglesias y Pablo Iglesias fue Podemos, ahora el líder morado dice adiós y deja encarrillada su sucesión con todas las miradas puestas en Yolanda Díaz, quien previsiblemente deberá afrontar los múltiples retos que el partido tiene por delante.
“Dejo todos mis cargos. Dejo la política entendida como política de partido e institucional”, dijo el martes por la noche tras conocer los resultados de los comicios. La izquierda estaba de luto. Unidas Podemos había sacado tres escaños más que los que logró Isa Serra en 2019 y Más Madrid mejoró en cuatro, pero el PSOE se había hundido en trece diputados, hasta los 24, y las tres fuerzas no alcanzaban siquiera a la mayoría casi absoluta de la ‘popular’ Isabel Díaz Ayuso y menos a la suma de ésta con Vox. La izquierda, noqueada, se había quedado casi sin fuerza para hacer oposición.
Desde que anunció su candidatura, Iglesias había ido advirtiendo de que no seguiría siendo secretario general del partido en 2023, aunque se planteaba seguir en la política madrileña mientras fuera “útil” para el partido. Pero aunque logró superar con holgura el 5% necesario que Unidas Podemos necesitaba para no desaparecer de la Asamblea de Madrid, después de lo que le costó a Serra hacía dos años, la delicada situación en la que ha quedado la izquierda precipitó su decisión, según varios politólogos consultados por RTVE.es.
“Ahora no hay ningún condicionante que le haga quedarse”, considera el experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Jesús Palomar, quien destaca que “ni puede gobernar ni puede ejercer la oposición porque ésta prácticamente no existe”. Pero “él ya estaba yéndose antes del 4M” porque se había dado cuenta de que “era una figura que ya no sumaba, sino que restaba en Unidas Podemos y eso era un problema”. Incluso en el Gobierno de España, dice, “no tenía margen institucional” y estaba “supeditado al PSOE”.
Luces y sombras durante su etapa en el Gobierno
Antes de su breve paso como candidato de Unidas Podemos en Madrid, su gestión como vicepresidente frente a la pandemia ha pasado ligeramente desapercibida frente a los numerosos y sonados enfrentamientos que ha tenido con sus socios del Gobierno. Deja tras de sí una ley de protección a la infancia y a la adolescencia, el real decreto de Ingreso Mínimo Vital y otro de ayudas a las asociaciones y fundaciones de acción social. También firmó en enero un plan de choque de Dependencia con los agentes sociales. Sin embargo, se ha ido del Ejecutivo sin lograr una de sus grandes metas, la de sacarle al PSOE la ansiada regulación de los precios de los alquileres.
Durante la pandemia, Iglesias ha sido el más criticado dentro del Gobierno por parte, sobre todo, de PP y Vox, que le atribuían la total responsabilidad de las elevadas muertes en las residencias de ancianos durante la primera ola. Sin embargo, el entonces vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 insistía en que la gestión de estos centros correspondía a las comunidades autónomas y atacaba, en especial, a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, llamando al Ejecutivo de la Comunidad de Madrid "criminal".
Pero, también, el exvicepresidente ha denunciado un acoso constante por parte de los "cachorros" de la derecha y la "ultraderecha" (por PP y Vox), que ha vivido tanto él como su familia de forma habitual en las puertas de su chalet en Galapagar, un inmueble que también le valió las críticas de esos partidos por haberse convertido en la "casta" que quería combatir. También ha estado en el ojo del huracán, junto con la ministra de Igualdad, Irene Montero, por el caso que investiga si ambos contrataron una asesora como niñera de sus hijos. Y al desgaste que le ha supuesto su exposición en el Ejecutivo, se suman las investigaciones judiciales que se ciernen sobre su partido, especialmente la del llamado 'caso Neurona' por presunta financiación irregular del partido. Sin embargo, varias de las líneas de investigación contra Podemos han sido archivadas.
Una revolución política con éxitos, fracasos y crisis internas
“Iglesias ha marcado una época, más allá de que su figura haya sido odiada y amada”, expone el politólogo Edu Bayón, quien señala que el líder morado “montó y construyó una forma nueva de hacer política que transformó el sistema de partidos en España y que comenzó con su popularidad en los medios de comunicación”. Iglesias había empezado sus andadas mediáticas en La Tuerka y proseguido como colaborador de varios medios de corriente de izquierdas cuando fundó Podemos y se presentó a las europeas de 2014. Aquellas elecciones supusieron un éxito de 5 diputados para una formación recién nacida. Desde entonces, prosigue Bayón, “Iglesias ha sido el protagonista absoluto en todas las contiendas electorales”: cuatro generales y las últimas autonómicas.
Las generales de 2015, a las que también concurría Ciudadanos por primera vez, fueron las que pusieron en evidencia que el bipartidismo había muerto. Iglesias “ha sido un revulsivo en la política española y en la dinámica de partidos”, explica la directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid, Paloma Román Marugán: “Ha modificado los comportamientos, la forma de entender la política y de actuar, ha creado espacios nuevos”. Hasta entonces, nunca antes los politólogos habían tenido tanto trabajo en España, reconoce.
En plena capa caída de Izquierda Unida, y con un PSOE que “se había convertido en un partido tradicional incluso asimilado por el ‘establishment’, Podemos “contribuyó a poner a la izquierda en el mapa y a movilizar a un electorado que estaba totalmente apartado de la política porque no confiaba en los partidos tradicionales de izquierda”, prosigue Marugán.
Aquellas elecciones llevaron a Podemos a su máxima expresión con 69 diputados, 21 menos que el partido liderado por Pedro Sánchez. Por primera vez, un espacio más a la izquierda del Partido Socialista “competía de tú a tú con el PSOE”, expone Bayón. Ya entonces exigía un Gobierno de coalición, algo que parecía imposible y que Pedro Sánchez no estaba dispuesto a aceptar. Pero el “gran error” de Iglesias, prosigue Bayón fue “fiarlo todo al ‘sorpasso’ en la repetición electoral de 2016, cuando el partido morado cayó hasta los 45 diputados.
“Iglesias había llegado diez años antes de lo que le tocaba, antes de que el país estuviera realmente maduro para un gobierno de coalición”, opina Palomar. No solo no había posibilidad de gobernar con el PSOE, sino que la repetición electoral de 2016 supuso el inicio de incesables crisis internas en el partido con sonadas rupturas como la de los anticapitalistas en 2020 y la de Íñigo Errejón en 2019. “Iglesias no ha sabido encajar esas crisis, se ha perdido con su línea dura porque no ha sabido gestionar las corrientes internas. Las ha machacado con un golpe en la mesa en lugar de gestionarlas y asumirlas y eso no ha acabado bien”, añade el politólogo. Desde entonces, su principal meta en todas las elecciones ha sido no perder espacio político.
El nuevo liderazgo y los retos de futuro de Unidas Podemos
En una entrevista reciente en RNE, Iglesias reconocía que, en los siete años de su partido, había pecado de “personalismo” y que ya “hacía falta un estilo diferente para una época y un contexto distintos”. Un estilo de “guante de seda y puño de hierro” que corresponde a la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz: "Tiene una dulzura y una capacidad empática y un estilo de diálogo que yo no tengo, y en política, cuando alguien lo hace mejor que tú, hay que decirlo".
La autoridad de Iglesias en Podemos le ha salido cara y todas esas crisis ya habían puesto sobre el tablero que el suyo no era un liderazgo indiscutible”, expone Marugán. Sin embargo, considera que “no está claro de forma rotunda” que Díaz acabe siendo su sucesora y cree que tiene que “trabajárselo”. A su juicio, no necesariamente Unidas Podemos saldrá ganando con el perfil de “buena gestora” y “carácter conciliador” de Díaz frente al “activismo”, la “confrontación” y “radicalismo” de Iglesias: “Puede ganar pero también perder espacio político porque hay votantes que quieren una izquierda más radical que acabe con las medias tintas”.
Aun así, Bayón considera que es “acertado” cómo está gestionando Iglesias la sucesión y cree que, precisamente, el “reto” que tiene Unidas Podemos por delante será “consolidar el nuevo liderazgo, renovar la formación nacional y dotarse de una estructura de partido más fuerte en todo el territorio nacional”.
Por su parte, Palomar cree que “el reto de Unidas Podemos” con Yolanda Díaz al frente “será volver a los orígenes”, cuando el partido “lograba ilusionar a la izquierda, incluso a la que votaba al PSOE”. “Unidas Podemos tiene dos años antes de cualquier escenario electoral importante para rearmarse, e incluso para poder equivocarse y superarlo”, considera. Pero cree que en este tiempo los escenarios son abiertos. No descarta que, una vez estabilizada la crisis del coronavirus, Unidas Podemos decida en el futuro abandonar la coalición de Gobierno para dar apoyo externo al PSOE para tener de nuevo “más discurso y más capacidad de visibilidad” ante unas nuevas elecciones, aunque depende, dice, del éxito de Yolanda Díaz en el Ejecutivo.
Por otra parte, tampoco descarta la posibilidad de que Más País vuelva a Unidas Podemos y Errejón como un “hijo pródigo”. “Errejón sigue siendo muy querido en las filas de Podemos y ha salido muy reforzado en Madrid, donde no aspiraba a más de lo que ha sacado. Pero lo que le falta al partido es presencia fuera de Madrid, y quien tiene estructura en el resto del territorio es Unidas Podemos”, señala. Iglesias ya intentó converger con Más Madrid este 4M, pero la jugada no le salió como quería por el rechazo de la candidata de esa formación, Mónica García.
Respecto a Iglesias, está por ver si es definitiva o no su intención de abandonar la política, o si volverá a dar clases en la universidad. No hay más certeza que la despedida de Iglesias citando un tema, El necio, del cantautor cubano Silvio Rodríguez: “No sé lo que es el destino. Caminando, fui lo que fui. Hasta siempre”.