El cinturón rojo ahora es azul, el efecto 'Mónica García' y una participación histórica: siete claves del 4M
- El bloque de derecha cosecha unos resultados que no se veían desde 2011 en unas elecciones con participación récord
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Tras el 4M, el mapa de Madrid parece otro. Concretamente, vuelve a parecerse al que dibujaron las elecciones autonómicas de 2011, cuando el PP fue la primera fuerza en todos los municipios salvo cinco. La candidatura de Isabel Díaz Ayuso ha ganado en esta ocasión en 176 de los 179 municipios madrileños y en los 21 distritos de la capital.
Las urnas han dejado una Asamblea dominada por el bloque de derecha gracias al empuje de Isabel Díaz Ayuso, que ha conseguido ella sola siete escaños más que toda la izquierda: 65 frente a los 58 que suman Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos.
En la nueva legislatura, Mónica García liderará la oposición, aunque la efervescencia que le auguraban las encuestas a Más Madrid no ha servido para compensar la caída del PSOE. El equilibrio de bloques en la Comunidad de Madrid se vence, una vez más, hacia la derecha.
1. El bloque Ayuso ganó a todos los demás
La repetición de las elecciones ha supuesto un vuelco para el PP en Madrid. El objetivo de quitarse a Ciudadanos del Gobierno le ha servido además a Ayuso para revalidarse en el cargo con 65 escaños -35 más que en 2019- y elevar la hegemonía de la derecha a cotas propias de hace una década, cuando gobernaba Esperanza Aguirre y el mapa de la Comunidad de Madrid era tan azul como el que sale de estas urnas.
Ayuso ha sacado más escaños que toda la izquierda y la derecha ha sido el bloque ganador en 159 de los 179 municipios de la región. La candidata a la reelección ha pasado de liderar el peor resultado de la historia de los 'populares', con el 22,2% de los votos en la pasada legislatura, a cosechar uno de los mayores apoyos con el 44,7%. Los 65 escaños que tendrá en la legislatura no le dan la mayoría absoluta, pero le permiten soñar con un Gobierno en solitario.
Con estos resultados, Ayuso tiene garantizada la investidura como presidenta en segunda votación, cuando le basta con una mayoría simple. Aunque después dependería de otro partido, previsiblemente Vox, para sacar adelante sus políticas durante los dos próximos años.
2. Participación histórica... en beneficio de la derecha
Las expectativas de la izquierda estaban puestas en el aumento de la participación. Sin embargo, había dudas de que una mayor participación equivaliese a una movilización del voto de izquierda, y el resultado de estas elecciones deja claro que ambos fenómenos no van unidos.
La cita electoral en la Comunidad de Madrid cierra con una participación histórica: un 76,25 % del electorado madrileño, a falta de contabilizar el voto extranjero. El dato supera incluso al de 1995, el año de inicio de los gobiernos del PP y hasta la fecha la cifra de participación más alta, con un 70,39 %.
Ningún municipio ha registrado una participación por debajo del 60 %. El récord lo han conseguido en Madarcos, donde han votado 43 de los 47 habitantes censados (un 91,5 %). Entre los municipios de 10.000 habitantes, Boadilla del Monte es el que registra una mayor participación: más del 85 %.
Y en la capital la tendencia ha sido la misma: más participación y también más voto al bloque de derecha.
3. 'Sorpasso' en la izquierda: Más Madrid, líder de la oposición
La jugada le ha salido bien a Mónica García. Rechazó ir con Pablo Iglesias en una candidatura conjunta y la formación que nació como una escisión de Podemos es quien ha logrado lo que Pablo Iglesias no pudo: ser la primera fuerza en el bloque de la izquierda, aunque por un estrecho margen de 4.000 votos respecto al PSOE.
Aunque parecía difícil superar la visibilidad que tenía en 2019 la dupla electoral de Más Madrid, con la exalcaldesa Manuela Carmena buscando la reelección e Íñigo Errejón como candidato en la Comunidad, García se ha dado a conocer como la más destacada oposición a Ayuso y ha obtenido una clara ganancia: de 20 a 24 escaños, del 14,69 % al 16,97 % del escrutinio y de 475.000 votos a casi 615.000.
Más Madrid es segunda fuerza en 66 municipios (un tercio del total) y en 18 de los 21 distritos de la capital. En casi la mitad de los municipios (83 de 179) el partido regionalista ha quedado por delante del PSOE. Ha sido segunda fuerza en la ciudad de Madrid y en otras poblaciones como Rivas-Vaciamadrid, Valdemoro, Pinto, Colmenar Viejo y Tres Cantos.
4. El PSOE pierde tres de cada diez votos
El ascenso de Más Madrid se fundamenta en la caída del PSOE. En la tercera vez que se presenta como candidato, Ángel Gabilondo ha cosechado el peor resultado histórico para los socialistas en las elecciones a la Comunidad de Madrid. Ha perdido a tres de cada diez votantes de 2019, al caer de 884.000 votos a 610.000; del 27,3 % de los votos al 16,8 %; y de 37 escaños a 24, los mismos que Más Madrid. Es el único partido del bloque de izquierda que empeora su resultado, y lo hace con estrépito.
El resultado es inferior incluso al que obtuvo en 2011 la candidatura de Tomás Gómez en las elecciones de mayo de 2011, que tuvieron lugar días después de que el movimiento 15M tomara la Puerta del Sol y otras muchas plazas españolas, con España en plena crisis y bipartidismo en solfa. A punto de cumplirse el décimo aniversario de aquello, el PSOE vuelve a vivir una crisis de identidad y liderazgo.
Y aunque el PSOE sigue siendo la primera fuerza de izquierda en las poblaciones del cinturón sur de Madrid (Alcorcón, Fuenlabrada, Leganés, Móstoles, Parla), ya no es la más votada, superada -como en toda la región- por un PP arrasador. No es el partido más votado en casi ningún lugar. Solo en dos pequeños municipios, El Atazar y Fuentidueña de Tajo, donde ha sumado en total 432 votos. Dos anecdóticas manchas rojas en un mapa azul, cuando en las elecciones de hace dos años el PSOE fue el partido más votado en 109 municipios, el 60% del total.
5. Podemos y Vox, el choque apenas les trajo rédito electoral
Las elecciones, crispadas por el enfrentamiento entre Vox y Unidas Podemos a causa de las amenazas recibidas por Pablo Iglesias, han traído efectos similares para ambos: una mejoría relativa de los resultados, y también una relativa irrelevancia.
Iglesias ha logrado que su partido siga vivo en la Asamblea de Madrid, pero ha quedado muy lejos del objetivo que le impulsó a dejar de ser vicepresidente del Gobierno. Con el 7,2 % de los votos y 261.000 papeletas, el crecimiento en escaños (de siete a diez) de Unidas Podemos no ha impedido que sus siglas queden de nuevo por detrás de Vox, el partido que le motivó a dar el salto desde Moncloa para doblegar a la derecha en Madrid. Pero ni siquiera ha sido capaz de aventajarle en municipios tradicionalmente de izquierdas como Alcorcón, Fuenlabrada y Móstoles, donde los votantes han preferido a Más Madrid.
El exvicepresidente ha visto caer los votos de su partido en 33 municipios y, en el conjunto, se ha visto ampliamente doblado en votos y escaños por Mónica García, la candidata del partido de Íñigo Errejón. Tras su arriesgada apuesta, Podemos -ya sin Iglesias, que abandona la política- queda relegado a actor de reparto en la Comunidad de Madrid, donde había despegado su proyecto político de confluencias a la izquierda del PSOE.
Por su parte, Vox ha obtenido más recompensa política de la que le dan los números. Apenas un 0,25 % más de voto le procura un escaño extra, de 12 a 13. Y, sobre todo, con la desaparición de Ciudadanos del tablero, es el único partido que puede condicionar desde el bloque de la derecha al gobierno de Ayuso.
El éxito desbordante de la candidata del PP no les ha permitido crecer más, aunque han cosechado 43.000 votos más que en las últimas elecciones autonómicas. Tampoco han conseguido sobresalir en el conocido como “cinturón rojo”, que ha preferido a Díaz Ayuso.
6. Ciudadanos lo pierde todo
Edmundo Bal pierde los 26 diputados de Ciudadanos en 2019 al quedarse con un 3,57 % de los votos, por debajo del 5 % necesario para entrar en el reparto de escaños. Con 500.000 votos menos, desaparece de la Asamblea de Madrid la que fue tercera fuerza política y socio de gobierno en la Comunidad.
Ganador hace dos años en nueve municipios y segunda opción en otros muchos por detrás del PP, se ve ahora superado por Vox. Bal ha perdido por completo el duelo con Rocío Monasterio, frente a la que se postulaba como la opción en la que apoyar un gobierno conservador.
Ciudadanos ha perdido el 80% de sus votos, como ya le pasó en las elecciones catalanas de febrero, pero en lugar de reducir su representación, el umbral electoral le deja directamente fuera de la Asamblea. Sus casi 130.000 papeletas no han servido de nada, un desperdicio de apoyos que le equipara con la Izquierda Unida de 2015 y le eleva al 'top' de partidos con más votos estériles de la historia de las elecciones madrileñas.
7. El CIS falló los pronósticos a favor de la izquierda
Los resultados de las elecciones en la Comunidad de Madrid han puesto de evidencia el sesgo a la izquierda -a la postre, erróneo- de la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que aunque se presentó el pasado 22 de abril y no pudo actualizarse después, ya era divergente de casi todos los demás.
El centro que preside el exdirigente socialista José Félix Tezanos se ha desviado para PP y PSOE: ocho puntos porcentuales en contra de los 'populares' y casi siete de más para los socialistas. La 'cocina' de escaños también ha calculado diez más para el PSOE y diez menos para el PP.
En comparación, el promedio de encuestas de RTVE -actualizado hasta el miércoles pasado, último día permitido por la ley para difundir encuestas- y, obviamente, el sondeo de GAD3 para RTVE dado a conocer al cierre de los colegios electorales, han estado más cerca del resultado real.
Los resultados de los demás partidos sí estarían en línea con lo pronosticado por el CIS, aunque Unidas Podemos ha quedado por debajo de lo que se le estimaba (10 diputados y un 7,36% frente a la previsión de 11-13 diputados y un 8,4%), y Vox ha obtenido algo más de lo esperado: 13 diputados y un 9,14%, mejor que la horquilla de 11-13 escaños y el 8,2% que se le atribuía. A Ciudadanos le situó fuera de la Asamblea, pero con un porcentaje más cercano al 5 % que el que ha sacado finalmente.