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La capital de Cantabria y el corazón de la Vega de Pas, unidos por un carril bici

  • La inauguración, a principios de año, del tramo Sarón-Obregón, permite ya recorrer los 50 kilómetros que separan Santander de Ontaneda por una vía segura
  • Además de ocio saludable, hay quien ha encontrado el argumento para emprender un nuevo negocio

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La Vía Verde del Pas, un paraiso en plena naturaleza

La movilidad sostenible y saludable es uno de los ejes de acción contra el cambio climático. En esa línea, Cantabria suma kilómetros de carriles biciEl que une Santander con Ontaneda es el que consigue enhebrar más núcleos urbanos. Son casi 50 kilómetros ininterrumpidos, entre la capital y el corazón de la Vega de Pas, que pueden hacerse en bici, caminando, en patines….

Buena parte de los kilómetros de esta vía coinciden con el antiguo trazado del ferrocarril y muchos de ellos, también, junto al río Pas. En general, el escenario por el que transcurre es un espectáculo natural. Desde el principio o desenlace de la ruta en el Parque de Alceda, con especies arbóreas plantadas en 1902,  hasta paradas de especial interés como el Puente de Hierro antes de llegar a Santiurde de Toranzo, donde una vez llegamos, aparece el acueducto construido en 1885. Ciento treinta y seis años después,  Antonio Ponce, con 78 años, desayuna y escucha la radio a su lado, en su descanso de los 60 kilómetros que hace cada día. “Hay que coger energía, que uno ya es muy mayor”, nos dice.

La tranquilidad, el aire, el pueblo, el campo...esto ahora vale millones

La pandemia ha restado los turistas que, sobre todo en familia, solían transitar la Vía Verde del Pas, pero ha multiplicado la presencia de cántabros. “Más bicis, más familias, …de todo” nos dice Gregorio, que cada mañana pasea desde Puente Viesgo, pero “está bien y anima mucho ver a la gente vete y ven” afirma Fernando, un veterano ganadero de la zona que solo pasea en festivo. La tranquilidad, el aire, el pueblo, el campo.. “esto ahora vale millones” dice sin parar de caminar, Fermín, que tiene una casita cerca de Villasebil a la que ha vuelto los fines de semana, desde la capital, desde que el virus lo permite.

Una razón para emprender

Pero esta senda segura esconde algo más que un ocio saludable en contacto con un privilegio de la Naturaleza. En Puente Viesgo, junto a la pasarela de madera sobre el Pas, Juan Manual Díez acaba de estrenar un negocio de alquiler de bicicletas, triciclos y vehículos sin motor,  que simulan karts, para los más pequeños. “En mi caso tuvo que ver más el Brexit , que fue otra pandemia, digamos, económica”. Vivía en Madrid y trabajaba on line,  pero las circunstancias le han traído a Puente Viesgo, con su mujer y su hija, Clara. “Me pareció que faltaba este servicio” para quien no tenga bici o pocas ganas de cargar con las de toda la familia en el coche.

El tiempo ha acompañado y ha empezado con buen pie. Jaime pensaba caminar por la vía, pero al ver que se pueden alquilar bicicletas, se ha animado y continúa la ruta sobre ruedas. Poco después, aparece Tis Gorgot,  una catalana que se instaló en la zona hace cinco meses y que había visto en un bar un anuncio del nuevo alquiler de bicis. “Hace diez años que no me subo en una bicicleta”, le dice a Juanma, como buscando el empujoncillo que le falta para volver a montar. Pocos minutos después, con el dueño del negocio muy cerca, aunque no lo ha necesitado, con su mochila a la espalda, Tis avanza sobre la bicicleta de paseo, reluciente, en sentido Ontaneda, acompañada del sonido de las aguas del Pas. “Y si me gusta y me paso de la hora, ¿puedo pagarte el resto del alquiler después?”…

Y así, entre bicicletas, caminantes y algún niño sobre patines,  transcurren los días del carril bici que, desde comienzos de este año, une Santander con Alceda,  por una senda segura e ininterrumplida, aprovechando una vía férrea que se construyó entre Astillero y Ontaneda en 1898,  sin mucho éxito por ser de vía estrecha.