Feminismo romaní: en la lucha común, pero con personalidad propia
- Las gitanas luchan contra el racismo además de contra el machismo e intentan avanzar sin perder su cultura
- Mujeres gitanas hablan en el programa Objetivo Igualdad de sus vivencias y sus retos
- Ya puedes ver "Hablan las gitanas" en RTVE.es y de madrugada a las 00.45 horas en Canal 24 horas
Lo tienen muy claro, no se echan para atrás. Quieren avanzar y desechan tópicos. No exigen un lugar exclusivo, sino ser parte de los espacios feministas y sociales comunes, con los que comparten reivindicaciones. Eso sí, sin tutelas. Sin renunciar a su origen, a su cultura. En pie de igualdad. Sin convertirse en payas, sin renegar de su pueblo, del que se sienten muy orgullosas. Son una nueva generación dispuesta a dar la batalla por las mujeres y su gente en una sociedad en la que perduran desprecios seculares hacia su pueblo.
Son gitanas y feministas. Feministas romaníes. Con personalidad propia, pero abiertas e identificadas con las reivindicaciones de las mujeres payas, a las que apoyan y de las que esperan apoyo. Estas gitanas están decididas a conquistar los espacios que ya ocupan las mujeres payas. Sin complejos. En pie de igualdad.
Feministas gitanas
Ellas no son “otras”, ellas son “nosotras”. Y a las discriminaciones compartidas, añaden una más: la del desprecio y marginación social que sufren por pertenecer al pueblo gitano. Se calcula que en la Unión Europea viven más de 6 millones de gitanos. Aunque los censos no recogen la etnia en España, se estima que viven unos 750.000, la tercera mayor población gitana de la UE, tras Rumanía y Bulgaria. Además, la media de edad es joven, estimándose que alrededor de un tercio tienen menos de 16 años.
Pese a las campañas e iniciativas de mejora social, la población gitana sigue discriminada y marginada. El informe sobre España del Relator especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Philip Alston, es demoledor. Por ejemplo, en su visita a principios de 2020 a una escuela en la que todo alumnado es gitano, constata que la tasa de abandono escolar es del 75% antes de finalizar la secundaria. La pandemia del COVID-19 ha aumentado esa exclusión.
“El machismo persiste para todas las mujeres, no sólo para las gitanas“
Mª José Jiménez, Sandra Heredia y Sandra Carmona ponen rostro y nombre por derecho propio al feminismo romaní, al feminismo gitano. Y lo tienen muy claro. Sandra Heredia, concejala por “Adelante Sevilla” en el ayuntamiento hispalense, subraya: “El patriarcado es para todas las mujeres, pero la sociedad mayoritaria ya cree que por ser mujeres gitanas sufrimos un machismo mayor del que sufre el resto de la población. Y en un tono un poco así de risa, yo digo: ‘Yo no sabía que el patriarcado se había acabado y solo ha quedado para las gitanas, para las musulmanas, para las afrodescendientes y el resto, no. El resto habéis roto con el patriarcado y nosotras entonces tenemos que cargar con todo ese peso del estigma, de que tú ya me tienes que tratar con una actitud paternalista, porque pobrecita la gitana que es que hay que ayudarla, es que no saben, no saben o no pueden integrarse y tienen que venir de salvadoras’. No, las demás tendrán que ir a nuestro lado, tendremos que luchar juntas porque acabar con el patriarcado nos afecta a todas, pero también tenemos que luchar por reivindicar qué situación de racismo sufrimos nosotras”.
Los servicios sociales no son la solución
Mª José Jiménez, presidenta de “Gitanas Feministas por la Diversidad”, es trabajadora social desde que salió de la Universidad y, como tal, ha recorrido todas las comunidades autónomas y conoce de primera mano los servicios sociales y sus deficiencias a la hora de abordar los problemas de la población gitana. “Las gitanas siempre hemos sido las que hay que educar, las que hay que enseñar, las que hay que llevar de la mano, las que hay que meter en cursitos, en talleres... No tenemos futuro si esto sigue en manos del onegerismo payo y servicios sociales”, indica Jiménez.
“Hay que poner en evidencia el machismo y también el racismo antigitano“
Por ello, desde “Gitanas Feministas por la Diversidad” reivindican una nueva perspectiva, que englobe lo cultural, lo económico, lo social y lo político. Y un nuevo feminismo, desde la perspectiva de las otras, un feminismo romaní, que ponga en evidencia no solo los machismos, sino también el racismo antigitano. Un feminismo romaní no cerrado, sino abierto, ya que, señala Mª José Jiménez: “Solas no lo podemos hacer y nuestras niñas y nuestras adolescentes necesitan este apoyo de ver que la causa gitana importa a otros. Y, hasta que importe a la sociedad mayoritaria, tenemos que buscar alianzas con las racializadas, con las inmigrantes”.
Menos consejos y más respaldo
Sandra Carmona ha constatado ese “paternalismo payo”. En una investigación en la que participó junto con otras mujeres gitanas, a la pregunta de qué mensaje le daría una gitana, las respuestas no fueron mensajes de apoyo, que es lo que esperaban, sino consejos. “Nos encontramos con que todas las personas nos daban una lección, de lo que no teníamos que hacer. Podéis ser mujeres normales, como el resto, nos decían. Ya de por sí para una mujer gitana es difícil salir del contexto familiar, si cuando sale se encuentra eso, esa reacción, ese mensaje... ¿Cómo va a querer seguir más allá? ¿Cómo va a querer mirar a alguien como a una figura aliada que la pueda ayudar?
“Ser una niña gitana es querer ser libre, jugar, estar con su familia y educarse sin cuestionamientos“
Frente a la discriminación, el rechazo y los prejuicios, Carmona ha elegido, como escritora e ilustradora, la vía de la literatura para niños. En su primera obra, "Alma" nos dice que “ser una niña gitana es querer ser libre, querer jugar, querer estar con su familia, querer educarse sin ningún tipo de cuestionamiento. Y ser feminista gitana, es crecer y desarrollarse viendo a tus primas, a tus tías luchando cada día y, a veces en condiciones muy duras, para poder tener una mínima parte o la mitad de la parte de lo que otras muchas mujeres tienen. Y además estaría muy orgullosa, y está muy orgullosa de todas las mujeres gitanas porque tenemos una identidad de resistencia que, fíjate si tiene que ser fuerte, que con todo lo que se ha pasado desde hace 600 años, aquí estamos”.