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Disueño, o cuando ser diseñador no tenía nada que ver con la moda

  • La historiadora de arte Pepa Bueno rescata un episodio crucial del diseño barcelonés que quedó casi en el olvido
  • El mundo del diseño vivió un sueño en los 70 con un grupo de artistas que trabajaron con libertad, valentía y humor
  • Maestros del Diseño: Alberto Corazón, creador de un mundo simbólico

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Mueble Aladino, de Beth Galí, presentado en Disueño en 1977.
Mueble Aladino, de Beth Galí, presentado en Disueño en 1977.

Acabamos de despedir a Alberto Corazón, uno de los grandes del diseño español y autor de logos icónicos como los de la Biblioteca Nacional, ONCE o Paradores Nacionales. Una vaca sagrada del arte de diseñar como lo es Javier Mariscal. Sus nombres están estrechamente relacionados con el fervor creativo de los años 80 en España, cuando la frase '¿Diseñas o trabajas?' estaba de moda. En aquellos años todo lo que no surgía del diseño no interesaba: muebles, objetos cotidianos, coches, joyas, mobiliario urbano, logos, mascotas para eventos deportivos... España se asomó al mundo de una forma diferente, con una nueva modernidad que le sentaba de maravilla. Pero este furor no fue espontáneo. Ya antes hubo brotes verdes.

Disueño. Cuando el arte y el diseño jugaron a ser lo mismo (1977-1979)

Disueño. Cuando el arte y el diseño jugaron a ser lo mismo (1977-1979)

De ellos habla Pepa Bueno en 'Disueño', Cuando el arte y el diseño jugaron a ser lo mismo. 1977-1979”, un libro 'disueñado' para dar a conocer un episodio muy interesante de la cultura española y más concretamente del arte catalán. Y un viaje a las tres exposiciones que se celebraron en Barcelona en lugar a finales de la década de los años setenta en 1977, 1978 y 1979. Todas enfocadas a dar visibilidad a objetos y prototipos que por sus características no encajaban en los sistemas habituales de producción. "Es un momento muy especial porque tiene que ver con esos momentos posteriores a la dictadura y el inicio de la democracia. Aparecen nuevas tendencias y se abandonan las formas establecidas. El diseño hasta entonces solo tenía sello italiano pero ahora en aquí se empieza a hablar de otra forma de todos esos objetos que nos rodean".

Disueño. Cuando el arte y el diseño jugaron a ser lo mismo (1977-1979)

Tras la Bauhaus solo importa el diseño industrial, lo fabricado en serie prevalece sobre lo manual y sobre lo único, "y es a partir de 1977 cuando se vuelve a pensar que el diseño no es solo lo que sale de una maquina, que también es diseño lo que se hace a mano, lo artesanal". El libro nos conecta con aquellos intrépidos defensores del diseño y pone en valor el trabajo de profesionales como Carles Riart, 'hacedor' de muebles icónicos como la lámpara Colilla, el biombo Opaco, y la Mesa Hara, presentadas en la exposición de 1977, el mueble Arcada, en 1978 y los muebles Catalina y sobre todo la silla Desnuda (1979), de la que se llegó a decir que era la silla más bella jamás diseñada. Todas son piezas especiales que años atrás no hubiesen sido entendidas, piezas hechas con humor y rebeldía, y versionadas después por otros creadores para enfatizar su esencia: son objetos que nos acompañan en la vida.

Disueño. Cuando el arte y el diseño jugaron a ser lo mismo (1977-1979)

Es interesante cómo evoluciona el diseño desde entonces, y también el significado de la propia palabra, el concepto. "A raíz de esos años, el diseño se expande y llega a límites no imaginados. Es cuando aparecen artistas tan conocidos como Philipp Stark, que eran tan famosos como las estrellas del pop", dice Bueno. "Con ellos empieza la democratización del diseño que desemboca en piezas que todos compramos a precios muy asequibles, en Ikea o Habitat".

Disueño. Cuando el arte y el diseño jugaron a ser lo mismo (1977-1979)

La moda, esa esponja que todo lo absorbe, hizo suyo el oficio de diseñar (Mariscal y sus hermanos lanzaron Tráfico de Modas). Tanto, que llegó a secuestrar la palabra y todavía hoy utilizamos diseñador y diseñadora para hablar de creadores que solo hacen diseño de ropa. "Eso es verdad. No es lo mismo, desde luego; pero los procesos son muy parecidos", añade Bueno. Y no esquiva el hecho de que el diseño, y el Disueño, fueron espacios de creación en los que se nota la ausencia de mujeres. Pero esta es otra historia y quizá haga falta otro libro.