'Medea a la deriva', el sorprendente regreso de Fermín Solís a la novela gráfica
- El autor de Buñuel en el laberinto de las tortugas narra el tormento del mítico personaje
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En 2008 Fermín Solís (Madroñera, 1972) triunfó con la novela gráfica Buñuel en el laberinto de las tortugas, que fue finalista al Premio Nacional de Cómic. Y en 2018, Salvador Simó llevaría la historia al cine en una película ganadora del Goya y del Premio del Cine Europeo a la mejor cinta de animación. Pero tras Mi organismo en obras (2011), Fermín decidió centrarse en el cómic infantil. Hasta ahora, que publica Medea a la deriva (Reservoir Books), una sorprendente novela gráfica protagonizada por uno de los grandes mitos de la literatura y el teatro.
En el cómic Medea, acosada por dioses y hombres, vaga a la deriva a bordo de un iceberg y se ha vuelto inmortal, lo que la lleva a repasar su vida en un emocionante soliloquio. Fermín nos comenta por qué le gusta tanto este personaje mitológico: “Me fascina desde pequeño, cuando la descubrí, un sábado por la tarde, en la película de Jasón y los argonautas. Me enamoré de ella y luego me la he vuelto a encontrar a lo largo de mi vida, y siempre me ha parecido un personaje muy atractivo”.
“Es una mujer llena de matices -continúa-, como esa contradicción de matar a sus hijos por amor (para vengar la infidelidad de su marido, Jasón). También me la encontré en una de las primeras películas de Lars Von Trier (Medea, 1988), y volvió a resurgir mi pasión por ella. Siempre ha estado ahí”.
“Lo que pretendía –asegura Fermín- era descubrir qué pasó con esa Medea que cae en el olvido tras matar a sus hijos. Por eso dibujo una Medea anciana, que tiene poco que ver físicamente con la tragedia de Eurípides (431 a. C.), porque han pasado muchos años. Y aparece en este bloque de hielo sin saber cómo ha llegado o por qué está ahí. Tampoco tiene mucho que ver con la Medea de Jasón y los argonautas. Es un personaje más maduro que está casi al final de sus días”.
Y es que todos conocemos las hazañas de Jasón, pero casi siempre olvidamos que muchas no las habría realizado sin la imprescindible ayuda de Medea. “Ella -nos cuenta Fermín- ayuda a Jasón a robar el vellocino de oro por amor, aunque para ello tenga que traicionar a su reino, a su hermano y a su padre. Y luego Jasón se casa con ella y tiene hijos, pero enseguida la abandona por otra mujer. Lo malo es que esas cosas, que parecen de tragedia griega, siguen pasando y hay padres y madres que incluso matan a sus hijos por despecho”.
Fermín Solís no quiere darnos muchos datos sobre por qué Medea vaga a la deriva en un bloque de hielo: “Al igual que hice en Buñuel -asegura- aquí he querido salirme de mi zona de confort e intentar hacer algo distinto. Y me gustaría que fuese el lector el que saque sus propias conclusiones. Hay muchas metáforas en el libro sobre las me gustaría que los lectores reflexionaran y saquen sus propias conclusiones”.
“Por ejemplo que el lector piense qué es realmente ese témpano de hielo: ¿es el limbo? ¿Es una cárcel? ¿Una fantasía? ¿Una ensoñación de una actriz que ha interpretado a Medea y se ha vuelto loca?... me gustaría que cada lector decida quién es esa Medea y qué hace ahí. Me parece muy bonito cuando un lector me da su interpretación personal. Incluso con cosas que ni yo había pensado. Por ejemplo, me han llegado a decir que el cómic va sobre el deshielo y el calentamiento global. No estaba en mi mente pero…”.
Reivindicando el protagonismo de la mujer
Otra de las cosas que reivindica Fermín es un mayor protagonismo de la mujer en todos los ámbitos: “Siempre me han apasionado los personajes femeninos y quería que Medea fuera la protagonista absoluta del cómic. Y que fuera un personaje con mucha fuerza. También hay otros temas recurrentes en mi obra como la soledad y el aislamiento”.
Fermín nos muestra su cuaderno de anotaciones en el que descubrimos que esta novela gráfica empezó a gestarse ¡en 2008! “Cuando promocionaba Buñuel, en esa época, en julio de 2008, recorté esta noticia que contaba cómo se había desprendido un bloque de hielo en el Ártico, con un grupo de científicos a los que no localizaban y que iban a morir ahogados. Eso me dio la idea para aislar allí a Medea y que fuera un monólogo. Solo he tardado 13 años en completarlo” (Ríe).
Una historia dramática en la que, sin embargo, no falta el sentido del humor. “Siempre me gusta meter algo de humor –confiesa Fermín- Aunque sea humor negro. En Buñuel, por ejemplo, había mucho humor negro. Y aquí hay un momento en el que aparece un albatros al que Medea usará para hacer un hechizo del que el pobre bicho sale malparado. Pero no os voy a contar más”.
Un desafío gráfico y narrativo
Tener un solo personaje que recita un monólogo en un único escenario funciona en el teatro, pero es muy difícil trasladarlo al cómic. “Ha sido complicado -confiesa-, porque solo tenía un personaje, en un escenario blanco y vacío, y rodeado por un inmenso mar. Pero no he querido meter flashbacks, ensoñaciones, personajes ficticios con los que hablar… ni siquiera he explicado quién es Medea, el lector que quiera saber más sobre ella que lea un libro o vea una película. Pero solo quería un monólogo teatral y ha sido complicado sacarlo adelante”.
Otro desafío ha sido mantener el mismo estilo durante estos diez años. “Trabajé en la novela intermitentemente durante años, hasta que me decidí a acabarla. Lo más difícil fue intentar dibujar como cuando la empecé, porque ya tenía terminadas ochenta páginas cuando decidí retomarla. Mantener esa línea gráfica fue más complicado que escribir la historia”.
Pero… ¿Cómo define ese estilo? “En Medea uso el pincel, la línea clara, como la de Max, de Yves Chaland y esos dibujantes que me gustan… Pero también quise utilizar ese vacío de colores, usando solo tres: un degradado de azul, el blanco, el negro y el rojo para destacar algunos momentos de tensión”.
Sus proyectos: cómic, cine, novela y teatro
Lo curioso es que la historia de este cómic volverá a sus orígenes. “Está en proceso de adaptación a una obra de teatro -confiesa Fermín-. En Cáceres hay una compañía que se llama Maltravieso Teatro, que dirige Isidro Timón. Me pidió el guion para ver si se podía adaptar. Y la obra se presentará en el Festival de Teatro de Mérida, en una de las secciones alternativas. También estamos viendo la posibilidad de rodar un corto. Hay que aprovechar el tirón que nos da el éxito de Buñuel en el laberinto de las tortugas”.
Además, Fermín acaba de publicar otros dos cómics. “Se junta todo porque muchos de estos proyectos tenían que haber salido en 2020 -asegura-. A principios de año salió La belleza de las jirafas y otras historias. Antología 2000-2020 (Editora Regional de Extremadura), que recoge mis obras cortas que estaban desperdigadas en fanzines y revistas. Y luego salió La tribu Chatarra (Beascoa), un cómic infantil que homenajea a los superhéroes, de los que sigo siendo muy fan. Es un grupo de chavales que vive en un mundo compuesto completamente de restos de basura. Y, aunque no tienen superpoderes, intentan huir de allí fabricando un dirigible reciclando basura. Está funcionando muy bien y en junio sale el segundo número. Estoy muy contento con esta serie”.
Pero, como vemos, tras diez años dedicado casi exclusivamente al cómic infantil, Fermín Solís quiere hacer otras cosas: “Me encanta hacer cómics para niños como Astro-Ratón o La tribu chatarra que, además, me permiten dibujar mi género preferido que es la ciencia ficción. Pero tenía una espina clavada desde hace muchos años que es escribir una novela (sin dibujos). Y por fin la he terminado y saldrá a finales de año”.
“Es una idea que tenía desde hace un montón de años –añade-, sobre un chico que es hijo del embajador norteamericano en España. Y está ambientada en el momento en el que cae el muro de Berlín. El chico se irá a Berlín para ver lo que está pasando. Un viaje que le cambiará la vida. Está narrado en forma de diario”.
“Además –añade- tendré que hacer una tercera novela gráfica para adultos, tras Buñuel y Medea; y no tardaré diez años porque tengo un contrato que tengo que cumplir (ríe). Creo que volveré a mis inicios, a mis primeros cómics cotidianos inspirados en la Nouvelle Vage francesa y a eso que me gustaba tanto del cine europeo independiente. Será una historia cotidiana protagonizada por una mujer que se retira a un pequeño pueblo y allí intentará dar charlas sobre feminismo, para que las mujeres de ese pueblo, que son mayores y viven en un ambiente muy machista, se revuelvan. Será una historia sencilla con mucho humor”.
Cómic, cine, teatro o novela… cualquier excusa es buena para disfrutar del talento de Fermín Solís.